La Multinacional Católica del Rezo es una empresa, como otra cualquiera, que busca cuenta de resultados. También y por supuesto, resultados monetarios para sustentar a sus pastores.
Es tal la envergadura del sistema burocrático que sustenta el negocio, que la única solución posible que tienen en estos momentos de declive es huir hacia delante, haciendo lo mismo para pretendidamente conseguir lo mismo.
La diferencia con el resto de las empresas “humanas” es que se nutre a sí misma del engaño:
• persigue objetivos falsos o falseados: consuelos y promesas sin sustento real;
• huyen de la cooperación fructífera con los hombres en una endogamia delirante;
• los productos que elabora no redundan en beneficio efectivo de nadie;
• el diagnóstico de los enfermos –así llamados “pecadores”— y de los males que pretende curar es equivocado;
• la terapia y los remedios aplicados no tienen otro sustento más que el conjuro verbal o gestual;
• no hay posibilidad alguna de desarrollo porque las posibles innovaciones –Investigación y Desarrollo-- se reducen a revolver en las palabras eternas eternamente repetidas;
• cuando encuentran algo novedoso se topan con otras áreas de la ciencia –otras empresas— que resuelven mejor y de manera más eficaz los problemas...
¿Qué les queda? Sencillamente DESAPARECER. Su ciclo vital ha terminado. Si algo supusieron en siglos pasados, hoy son un quiste social que trata de justificarse a sí mismo como “bien”.
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