Alude a los penosos asaltos a las capillas universitarias en varias ciudades y advierte a María Jesús Figa contra «las formas sofisticadas de hostilidad contra la fe»
Juan Vicente Boo / Corresponsal en el vaticano
Benedicto XVI ha deplorado con vigor ante la nueva embajadora de España, Maria Jesús Figa, «la indiferencia ante episodios de clara profanación» así como «la denigración, la burla y la discriminación» ante la sensibilidad religiosa, todo ello dentro de «formas, a menudo sofisticadas, de hostilidad contra la fe». Era una referencia clara a los penosos asaltos a las capillas universitarias en varias ciudades, y el mensaje del Papa fue contundente: tolerar esa hostilidad o esas profanaciones «viola el derecho fundamental a la libertad religiosa inherente a la dignidad de la persona humana».
En su discurso al recibir el sábado las cartas credenciales de la nueva embajadora, el Papa salió directamente al paso de una línea oficial que «tiende a considerar la religión como un factor socialmente insignificante, e incluso molesto». El Santo Padre citó un párrafo de su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2011 en el que denunciaba formas sofisticadas de hostilidad contra la fe que «se expresan a veces renegando de la historia y de los símbolos religiosos, en los que se refleja la identidad y la cultura de la mayoría de los ciudadanos».
Con la misma claridad, Benedicto XVI aplaudió la actitud positiva del Gobierno ante la próxima Jornada Mundial de la Juventud, elogiando explícitamente «la disponibilidad, cooperación y ayuda generosa que tanto el Gobierno de la Nación como las autoridades autonómicas y locales están dispensando para el mejor éxito de una iniciativa que atraerá la atención de todo el mundo y mostrara una vez más la grandeza de corazón y de espíritu de los españoles».
«Desánimo y frustración»
Sintiéndose casi como un ciudadano mas, el Papa manifestó su inquietud por «la situación de gran dificultad económica internacional que atenaza también a España, con resultados verdaderamente preocupantes, sobre todo en el campo del desempleo, que provoca desánimo y frustración especialmente en los jóvenes y las familias menos favorecidas». En ese terreno elogió «la benemérita actuación que las instituciones católicas están llevando a cabo para acudir con presteza en ayuda de los más menesterosos».
Pero el núcleo de su mensaje consistía en la separación de campos, abogando por «unas relaciones diplomáticas entre España y la Santa Sede que procuren fomentar siempre, con mutuo respeto y colaboración, dentro de la autonomía legítima de sus respectivos campos, todo aquello que suscite el bien de las personas y el desarrollo auténtico de sus derechos y libertades, que incluye la expresión de su fe y de su conciencia, tanto en la esfera pública como en la privada».
La insistencia del Papa en este derecho llevó a la Radio Vaticana a comenzar sus servicios informativos indicando que «el respeto a la libertad religiosa y a la Iglesia católica en particular, la defensa de la familia y de una formación de los jóvenes que no margine los valores de la fe, han sido los contenidos principales del discurso».
Cuatro «derechos fundamentales»
El texto entregado por Benedicto XVI a la nueva embajadora incluye, además de los extenso párrafos dedicados al respeto de la libertad religiosa, una lista de otros cuatro «derechos fundamentales». Se trata del «derecho a la vida desde su comienzo a su término natural», la «protección y ayuda a la familia», las «medidas económicas, sociales y jurídicas para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y formen una familia tengan el apoyo necesario», y «una educación que integre los valores morales y religiosos según las convicciones de los padres», sea cual sea su religión. Eso incluye «la enseñanza de la religión en todos los centros para quienes la elijan, como esta preceptuado en el propio ordenamiento jurídico».
La embajadora María Jesús Figa, primera mujer española en ocupar el cargo -en el que sustituye a Francisco Vázquez, que concluyó su misión ante el Vaticano el 14 de abril-, felicitó al Papa por su 84 cumpleaños en nombre de los Reyes, del presidente del Gobierno y de «millones de españoles que le aprecian», e incluyó en su discurso una simpática felicitación en castellano, catalán, gallego, vasco y latín. El texto entregado a Benedicto XVI recuerda las «raíces cristianas» de España así como el principio de «laicidad positiva». Figa aseguró también que «el Gobierno de España mantendrá su actitud de colaboración con la Iglesia católica en todos los terrenos que redunden en beneficio de todos los ciudadanos, y estará siempre abierto a un dialogo positivo para resolver los problemas que puedan surgir ante los cambios de nuestra sociedad».
(vía www.abc.es)
Nota de ateorizar: Hasta el más mínimo comentario es una ofensa para Ratzinger. Que nos pregunte a nosotros nuestra opinión para que vea lo que es ser “ofensivo”.
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