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martes, 5 de julio de 2011

Presidencia de EU, en la mira de políticos mormones

El poder político que está ganando la Iglesia mormona se hace más evidente con el anuncio de dos republicanos de votos de esa religión, Mitt Romney (foto) y Jon Huntsman, de participar en la contienda por la candidatura presidencial de EU

UTAH. Misioneros mormones escriben cartas para sus hogares, mientras lavan su ropa en un Centro de Entrenamiento para Misioneros Mormones (Foto: ARCHIVO AP )

Jaime Hernández/Corresponsal | El Univesal

WASHINGTON.— El ingreso de dos republicanos mormones devotos, Mitt Romney y Jon Huntsman, a la contienda por la presidencia de Estados Unidos, ha vuelto a despertar las esperanzas de quienes forman parte de la poderosa Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días y la desconfianza de una base cristiana que nunca ha visto con buenos ojos a la comunidad mormona.

Con ello en mente, la quinta religión en importancia en Estados Unidos ha lanzado una ambiciosa campaña publicitaria a través de espectaculares en ciudades como Nueva York o en la omnipresente red de internet, a fin de mostrar el rostro más amable y menos conocido de una religión que se ha instalado en el centro del poder económico y político en Estados Unidos.

La campaña publicitaria emprendida por la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días tiene como fin alejar los viejos estigmas de una religión a la que la mayoría de los estadounidenses considera como una forma de “hermandad secreta”, como una religión en “extremo militante” y con una agenda que va “más allá de la fe y la compasión” que dicen practicar.

Con más de 6 millones de seguidores en Estados Unidos, la Iglesia mormona es hoy una de las más dinámicas, influyentes y expansivas. Su poder político en el Capitolio, donde al menos 15 congresistas son devotos del profeta Joseph Smith, es hoy más patente que nunca.

Harry Reid, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, es uno de los mormones con mayor peso político y su sola presencia en uno de los más influyentes escaños en el Capitolio es muestra de los cambios de fondo que ha experimentado la demografía religiosa de Estados Unidos en el último cuarto de siglo.

La campaña a favor de alejar los temores y prejuicios que han acompañado a la única religión “made in USA”, ha rehuido, sin embargo, cualquier forma de proselitismo político. En su lugar, la campaña que se proyectará a nivel nacional hacia fines de este verano, es un compendio de testimonios directos recogidos de entre los miles de seguidores del libro del profeta que provienen de los más diversos enclaves demográficos.

Cosa del pasado

La imagen del hombre blanco, aislado en el estado de Utah junto con una corte de varias mujeres y decenas de hijos y alejado de tentaciones como el alcohol y el tabaco, es hoy cosa del pasado. En su lugar, el rostro del nuevo mormón en Estados Unidos es multirracial y sus orígenes tan diversos como sofisticados. Al igual que sus hábitos, su militancia política sigue siendo tan discreta como sigilosa. Todo con el fin de dejar atrás el viejo estigma que marcó a la Iglesia que fundó Joseph Smith, profeta y piedra de toque de una religión de tumultuoso pasado.

Precisamente, el hecho de que por primer vez en su historia dos distinguidos miembros de la Iglesia mormona hayan declarado su intención de contender por la presidencia de Estados Unidos, ha obligado a los máximos dirigentes de esta religión a distanciarse del proceso electoral, con objeto de no afectar las posibilidades de sus candidatos de llegar a la Casa Blanca.

Las razones de este repliegue táctico están en relación directa con el nivel de recelo y desconfianza que todavía experimentan la mayoría de los electores en Estados Unidos hacia quienes comulgan con la fe mormona. De acuerdo con la más reciente encuesta de Gallup, aproximadamente uno de cada cinco republicanos (18%) no votaría por un candidato mormón.

Casi la misma proporción entre los independientes jamás votaría por un miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días para la presidencia y hasta un 27% de los electores demócratas se opondrían a la idea de tener un líder mormón en el despacho oval de la Casa Blanca.

Con estas encuestas en la mano, el presidente de la Iglesia mormona, Thomas S. Monson, ha dirigido esta misma semana una carta a todas sus congregaciones para ordenar a todos sus líderes abstenerse de participar en el proceso electoral o respaldar abiertamente las aspiraciones presidenciales del ex gobernador de Utah, John Huntsman, o del ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney.

“Todos los líderes (de la Iglesia) de tiempo y con responsabilidades, lo mismo que sus esposas, deberán abstenerse de participar en las campañas políticas o en actos para recabar fondos para respaldar candidaturas o realizar contribuciones”, advirtió Monson en una carta en la que ha dejado en claro que la Iglesia hará honor a una política de “neutralidad”.

La decisión de desmarcarse de una campaña en la que dos mormones se disputan la nominación presidencial del Partido Republicano, ha sido entendida como la urgente necesidad de la Iglesia de eliminar cualquier atisbo de cruzada religiosa mormona a una contienda política en la que tanto Romney como Huntsman se disputarán el apoyo de una base republicana, y quizá demócrata, en la que la inmensa mayoría milita en las filas del cristianismo, del evangelismo o el catolicismo.

Sabia decisión

Para la mayoría de los estrategas del Partido Republicano, que conocen la fuerza de las bases cristianas y evangelistas en el arranque de toda contienda por la presidencia, la decisión de la Iglesia mormona de desmarcarse ha sido una “sabia medida” para no afectar las oportunidades tanto de Romney como de Huntsman en los caucus de Iowa o en las primarias de New Hampshire, que tendrán lugar a comienzos del 2012.

“Durante las elecciones primarias, casi la mitad del electorado republicano es evangélico”, aseguró el analista David Paul Kuhn, para poner en perspectiva las dificultades que ya experimentó la candidatura de Mitt Romney a la nominación republicana en el 2008 —cuando fue derrotado en Iowa por el ex gobernador de Arkansas, Mike Huckabee—, y que podrían repetirse en el 2012, en caso de que las reservas y recelos de los cristianos y evangélicos hacia dos candidatos mormones se convierten en el principal obstáculo en su intento de llegar a la presidencia de Estados Unidos.

(vía eluniversal.com.mx)

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