En la tierra de Muhammad, Arabia Saudita, está prohibida cualquier religión que no sea la musulmana, y la edificación de iglesias, sinagogas, y cualquier otro templo religiosos que no sea musulmán sunnnita. Los trabajadores cristianos extranjeros que viven en el país se arriesgan con la cárcel si se les encuentra en el “delito in fraganti” de rezar, o de llevar objetos cristianos o leer o poseer la Biblia. Los que abandonan el Islam y se convierten al cristianismo son decapitados, y los trabajadores cristianos que han emigrado al país son encarcelados si rezan o leen la Biblia en sus casas.
Recientemente han sido detenidos treinta y cinco cristianos por el “delito” de rezar en sus casas y han sido calificados de “infieles”, “animales” y “partidarios de los EEUU”.
Arabia Saudita alienta el islamoterrorismo e invierte sumas ingentes de dinero en financiar madrassas, escuelas coránicas, en las que se adoctrina a los niños en el odio al “infiel”, en la edificación de mezquitas en Occidente y financia diversos grupos islamoterroristas como los que “operan” en Nigeria, Somalia, Egipto, y la Autoridad Palestina.
Arabia Saudita no es objeto de crítica en Occidente ya que es uno de los mayores productores de petróleo.
(vía religionenlibertad.com)
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