Albert Einstein
Peter Higgs ha saltado a las portadas de la prensa mundial gracias al descubrimiento del bosón que lleva su nombre. A esa partícula se le ha puesto el sobrenombre de “la partícula de Dios”. Un apodo llamativo y que nada tiene que ver con la física, sino más bien con la búsqueda fácil de un titular llamativo.
Cuando alguien se convierte en una autoridad en un campo del saber se le pregunta por todo, incluso por temas que nada tienen que ver con su disciplina. El caso más llamativo de esto es quizás el de Albert Einstein, al que se cita a diestro y siniestro en casi cualquier asunto. Estoy convencido de que muchas frases que se le atribuyen seguramente ni son suyas o han sido sacadas de contexto. Einstein mantuvo, además, una confusa posición en temas religiosos. En algunos casos parece ser teísta o panteísta y en otros se decanta por el ateísmo. Por ejemplo, hace poco se subastó una carta donde decía que "la palabra Dios para mí no es más que la expresión y el producto de la debilidad humana y la Biblia una colección de honorables pero primitivas leyendas".
Por desgracia Peter Higgs ha decidido sumarse a la nómina de científicos que opinan de lo humano y de lo divino con unas declaraciones donde dice que la ciencia y la religión "pueden ser compatibles, con tal de que uno no sea dogmático". La mayoría de las religiones sostienen creencias, como la resurrección, que contradicen todo lo que los científicos han descubierto a lo largo de muchos siglos de trabajo y esfuerzo. La ciencia y la religión son incompatibles porque la primera se basa en la razón, en un método científico basado en datos empíricos y en teorías que pueden ser falsadas. La religión, en cambio, se aferra a creencias que no pueden ser demostradas de manera objetiva. Es cierto que grandes científicos pueden ser creyentes. Esas son contradicciones que se dan en muchas personas. En sus laboratorios aplican un método de investigación que invalidaría esas creencias religiosas y después se dedican a adorar a un Dios del que no poseen ninguna evidencia científica.
Me parecen también desafortunadas sus críticas a Richard Dawkins: "No estoy en contra de la gente religiosa, salvo que se comporten como fanáticos extremistas. El problema de Dawkins es que concentra todos sus ataques contra los fundamentalistas, pero evidentemente no todos los creyentes lo son. En ese sentido, creo que a veces es el propio Dawkins quien acaba adoptando una postura fundamentalista, en el extremo opuesto". Le diré al señor Higgs que yo tampoco estoy en contra de las personas religiosas y no creo que Dawkins lo esté. Aquí de lo que se trata es de la verdad o de la mentira de las creencias religiosas y de las consecuencias que tienen ese tipo de ideas. Casi todos rechazamos el fanatismo, pero eso no quiere decir que los creyentes más moderados estén en lo cierto. Luchar contra el fundamentalismo apelando a la razón no es caer en lo que se critica, sino hacer una contribución valiosa al progreso de la humanidad.
(vía robertoaugustoblog.com)
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