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martes, 11 de junio de 2013

Unos rebeldes sirios ejecutan a un adolescente de 15 años por blasfemia

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Sirios celebran la toma de Qusair por parte del Gobierno en una concentración celebrada el 9 de junio. - (AFP)

Mientras las tropas leales al Ejército de Bachar El Asad avanzan en la guerra siria y recuperando terreno frente a las milicias rebeldes, estas caen cada vez más en una profunda división, entre las facciones moderadas, mayoritarias, y los grupos islamistas, que, según denunció un fiable grupo opositor, el domingo mataron a un joven vendedor de café de 15 años en plena calle tras acusarle de blasfemia y herejía en Alepo. Esa ciudad es un bastión rebelde, sobre el que las fuerzas del régimen planean ahora una inminente ofensiva, después de la exitosa toma de Qusair, una ciudad que cayó la semana pasada.

Mohamed Qataa, el adolescente muerto en Alepo, fue detenido el sábado por integrantes del grupo Estado Islámico de Irak y el Levante, creado hace dos meses por yihadistas sirios y extranjeros previamente afiliados al Frente Al Nusra. Tras someterle a latigazos, le devolvieron al puesto de café donde trabajaba, en las calles de la ciudad, para ejecutarle de dos disparos, en la mandíbula y el cuello. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos distribuyó ayer fotografías e imágenes de vídeo que mostraban el cadáver, junto a un informe sobre los hechos que llevaron a este ajusticiamiento, que se produjo mientras los padres del muchacho se hallaban presentes.

El supuesto delito por el que se condenó al joven Qataa a muerte fue decir, en plena calle: “Aunque descendiera el profeta Mahoma, no me convertiré en creyente”. Pronunció en el lugar equivocado las palabras equivocadas. Los milicianos islamistas que le oyeron de pasada decidieron su condena a muerte, según el informe facilitado por el Observatorio. Uno de esos yihadistas dijo, a aquellos que presenciaron la ejecución: “Generosos ciudadanos de Alepo, no creer en dios es politeísmo, y maldecir al profeta es politeísmo. El que lo maldiga una sola vez será condenado de este mismo modo”.

El líder de Al Qaeda invalida la fusión entre sus filiales en Irak y Siria, para evitar divisiones y defecciones

El régimen de Damasco busca ahora que Alepo se convierta en el siguiente Qusair, que cayó tras casi tres semanas de ofensiva. Varios grupos observadores afiliados a la oposición han advertido en los pasados días de que miles de milicianos del grupo libanés Hezbolá se han reunido en las inmediaciones de esa localidad para participar en una ofensiva coordinada con el Ejército oficial sirio. La inteligencia occidental da por sentado que la toma de Qusair se produjo gracias a la injerencia de esos milicianos libaneses, que quieren apuntalar a El Asad en el poder, para no perder un nexo crucial en el eje que les une a Irán, su principal patrón y suministrador de armamento.

Si hasta hace poco muchos oficiales y analistas de inteligencia consideraban que la caída de El Asad era inevitable, una cuestión de tiempo, hoy es para la mayoría de ellos solo una posibilidad. El ministro de Asuntos Estratégicos de Israel, Yuval Steinitz, dijo ayer en una conferencia de prensa que “puede darse el caso de que al final, El Asad, con un fuerte respaldo de Irán y de Hezbolá, acabe ganando el control”. Añadió que no sólo es posible que el Gobierno sirio “sobreviva, sino también que gane terreno”, en referencia a inminentes ofensivas como la de Alepo.

El Ejército de El Asad prepara una gran ofensiva para recapturar Alepo, en la que participará también la milicia libanesa Hezbolá

Alepo es, además, el centro de operaciones del Frente Al Nusra, la milicia islamista que recientemente ha vivido un complejo conato de fusión con la división iraquí de Al Qaeda. En abril, Abú Bakr al Bagdadí, líder de ese último grupo, bautizado como Estado Islámico de Irak, anunció su fusión con Al Nusra y la creación de un nuevo híbrido entre ambos, el Estado Islámico de Irak y el Levante, cuyos integrantes mataron el domingo al adolescente de 15 años. Aquel anuncio de fusión se produjo sin consultar con el líder sirio de Al Nusra, Abú Mohamed al Golani, algo que ocasionó desacuerdos sobre el terreno y defecciones.

Finalmente, el líder de Al Qaeda, Ayman Al Zawahiri, tuvo que intervenir directamente, con una misiva enviada desde Afganistán en mayo e interceptada por la inteligencia norteamericana. “Los partidarios de la yihad quedaron consternados por la disputa ocurrida en los medios entre nuestros queridos hermanos de el Estado Islámico de Irak y el Frente Al Nusra”, dijo Al Zawahiri. Añadió que fue “equivocado” unir a ambos grupos y que Al Nusra es una “entidad independiente bajo el mando general de Al Qaeda”, y que debe operar de forma autónoma.

(vía internacional.elpais.com)

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