Santiago (Notimex).- En Chile operan unas 340 sectas, de las cuales 80 serían “destructivas”, por lo que implicarían un riesgo para la integridad de sus adeptos, denunció hoy el experto en el tema, Humberto Lagos.
El profesional, que es doctor en Sociología por la Universidad Católica de Lovaina, dijo a Notimex que estas agrupaciones existen en el país “desde la Colonia”, aunque cada cierto tiempo saltan a la opinión pública como protagonistas de escándalos o crímenes.
El más reciente caso, que causó conmoción en Chile, fue protagonizado por un pequeño grupo de jóvenes de clase media, que bajo el liderazgo de Ramón Castillo Gaete asesinó a un bebé recién nacido por considerarlo el “Anticristo”.
Lagos explicó que la llamada “secta de Colliguay” tenía carácter destructivo y su líder, que se hacía llamar “Antares de la Luz”, ejercía control absoluto sobre sus seguidores, en su mayoría mujeres, a las que sometía a toda clase de vejámenes sexuales.
El sociólogo, que se ha especializado en la investigación del funcionamiento y estructura de las sectas en Chile, explicó que muchas de estas agrupaciones “destructivas” se camuflan como grupos de “autoayuda” o de “sanidad interior”.
Advirtió que “el problema es que sólo se pueden perseguir en el caso de que cometan algún delito flagrante”, como fue el caso de la secta que lideraba Castillo Gaete, quien tras conocerse el infanticidio huyó a la localidad peruana de Cusco, donde se suicidó.
Lagos recordó que el propio “Antares de la Luz” dictaba desde el año 2007 conferencias sobre “meditación y relajación”, orientadas a las personas en busca de la “paz interior” o de “sanación y autoconocimiento”.
Explicó que tras una etapa inicial de formación, “viene la etapa de incorporación al grupo sectario, donde el gurú ejerce su dominio sobre la voluntad de sus integrantes, que incluye sacrificios de animales y hasta castigos físicos”.
“El proceso de incorporación a la secta sigue con sesiones con diversos alucinógenos, entre ellas ayahuasca, y la destrucción de los lazos afectivos, provocando el desapego emocional”, agregó Lagos.
La alarma pública causada por esos hechos en la sociedad chilena llevó a la Policía de Investigaciones a crear una unidad especializada para perseguir la actividad de las sectas, en cuanto traspasen los límites de la legalidad.
Se trata del Grupo de Análisis e Intervención Antisectas (GAIA), que es encabezado por el subprefecto Miguel Ampuero y que inició sus labores luego de recibir conferencias de Lagos y el también experto, David Muñoz.
Los conocimientos adquiridos por los integrantes del grupo policial serán trasmitidos al resto de la institución, ya que se trata de un desafío nacional e internacional.
Por ahora, la labor del GAIA está centrada en la investigación de tres sectas detectadas en Chile y en la presencia de otros dos grupos de carácter internacional, que operan en gran parte de Sudamérica.
(vía rotativo.com.mx, gracias a @mapepecl)
El profesional, que es doctor en Sociología por la Universidad Católica de Lovaina, dijo a Notimex que estas agrupaciones existen en el país “desde la Colonia”, aunque cada cierto tiempo saltan a la opinión pública como protagonistas de escándalos o crímenes.
El más reciente caso, que causó conmoción en Chile, fue protagonizado por un pequeño grupo de jóvenes de clase media, que bajo el liderazgo de Ramón Castillo Gaete asesinó a un bebé recién nacido por considerarlo el “Anticristo”.
Lagos explicó que la llamada “secta de Colliguay” tenía carácter destructivo y su líder, que se hacía llamar “Antares de la Luz”, ejercía control absoluto sobre sus seguidores, en su mayoría mujeres, a las que sometía a toda clase de vejámenes sexuales.
El sociólogo, que se ha especializado en la investigación del funcionamiento y estructura de las sectas en Chile, explicó que muchas de estas agrupaciones “destructivas” se camuflan como grupos de “autoayuda” o de “sanidad interior”.
Advirtió que “el problema es que sólo se pueden perseguir en el caso de que cometan algún delito flagrante”, como fue el caso de la secta que lideraba Castillo Gaete, quien tras conocerse el infanticidio huyó a la localidad peruana de Cusco, donde se suicidó.
Lagos recordó que el propio “Antares de la Luz” dictaba desde el año 2007 conferencias sobre “meditación y relajación”, orientadas a las personas en busca de la “paz interior” o de “sanación y autoconocimiento”.
Explicó que tras una etapa inicial de formación, “viene la etapa de incorporación al grupo sectario, donde el gurú ejerce su dominio sobre la voluntad de sus integrantes, que incluye sacrificios de animales y hasta castigos físicos”.
“El proceso de incorporación a la secta sigue con sesiones con diversos alucinógenos, entre ellas ayahuasca, y la destrucción de los lazos afectivos, provocando el desapego emocional”, agregó Lagos.
La alarma pública causada por esos hechos en la sociedad chilena llevó a la Policía de Investigaciones a crear una unidad especializada para perseguir la actividad de las sectas, en cuanto traspasen los límites de la legalidad.
Se trata del Grupo de Análisis e Intervención Antisectas (GAIA), que es encabezado por el subprefecto Miguel Ampuero y que inició sus labores luego de recibir conferencias de Lagos y el también experto, David Muñoz.
Los conocimientos adquiridos por los integrantes del grupo policial serán trasmitidos al resto de la institución, ya que se trata de un desafío nacional e internacional.
Por ahora, la labor del GAIA está centrada en la investigación de tres sectas detectadas en Chile y en la presencia de otros dos grupos de carácter internacional, que operan en gran parte de Sudamérica.
(vía rotativo.com.mx, gracias a @mapepecl)
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