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martes, 13 de mayo de 2014

Actos de crueldad, en el nombre de la religión

Aún hay grupos religiosos que realizan sacrificios rituales de animales, amparándose en la libertad de cultos. Una práctica reñida con las leyes nacionales.

Las religiones que utilizan animales en sus rituales, consideran a los mismos a merced del ser humano a tal punto que pueden causarles tormentos sin implicancias morales.

Cabras, cerdos, chivos, ovejas, gallinas, gatos, perros, son inmolados en ritos espeluznantes y espantosos, y éstos son sólo algunos de los actos realizados por grupos de ciertas religiones que la comunidad califica como sectas y que paralizan a la sociedad impidiéndoles buscar los caminos adecuados para suprimir esta barbarie.

Las religiones que utilizan animales ni siquiera responden a las quejas de los vecinos que ven ingresar inocentes animales antes de los fines de semana, para verlos luego salir como cadáveres y encontrarlos tirados en zanjas al costado de caminos, o en terrenos baldíos.

Últimamente defienden su postura utilizando las denuncias por discriminación. Hecho que no debería caber en países que tengan normas vigentes de protección a los animales contra actos de crueldad, tal como tenemos en Argentina.

Nuestro país permitió con largueza que las sectas se instalaran, se propagaran y crecieran en nuestro territorio a partir de 1970. Las entidades proteccionistas nos vimos acosados por las quejas de la comunidad herida por la crueldad de los ritos con animales y con horror supimos que todos esos grupos que los realizaban habían sido autorizadas por el decreto 1127 e inscriptos en el Registro de Cultos. Años más tarde, ese decreto se transformaría en la Ley 21725, reglamentada al año siguiente por el decreto 2037.

Sucede que estas religiones cuando fueron inscriptas detallaron los elementos que empleaban en sus rituales como velas, semillas y otros elementos naturales, no incluyendo animales, y así quedó desde entonces en el Registro de Cultos.

Es absolutamente indispensable que se trabaje sobre este punto, ya que estas actividades se contraponen a la Ley Nacional de Protección a los Animales 14.346/54 infringiéndola en su sentido más profundo como es la defensa de los animales contra actos de crueldad.

La mentalidad de una secta no es fácil de cambiar mientras en su seno no se elabore el concepto de simbolismo, tal como algunas religiones lo hicieron, reemplazando los sacrificios de sangre por ceremonias simbólicas.

Las religiones que realizan sacrificio de animales deberán regirse por las leyes del país, utilizando el simbolismo.

Las denuncias de los vecinos del Gran Buenos Aires contra reuniones donde se sacrifican inocentes animales son muy frecuentes. Primero ven llegar los animales vivos, al día siguiente o pasados dos o tres días, muy especialmente los viernes, comienzan a escucharse los tambores y cánticos durante los cultos, para ver al día siguiente los restos de los animales muertos.

El filósofo Jorge Roos (España) opina que "los animales siguen siendo víctimas de la crueldad de los rituales de ciertas religiones, porque la actitud mental que conduce hacia la materialización de esta forma de agresividad, no es calificada de autoritaria y juzgada como tal por los educadores, analistas y críticos de la conducta social".

Estos actos están reñidos con normas nacionales vigentes y no deben ser permitidos por la Justicia. El organismo de asuntos extranjeros debe poner al día el Registro de Cultos y exigir la nómina de elementos y componentes de los rituales de cada religión, exigiendo el reemplazo de los animales.

Las religiones que utilizan animales afirman que deben ser respetadas como cualquier otra, incluyendo cuando deban los sacrificios que requieran sus cultos. Esto no debería ser posible cuando se instalan en una sociedad que ha legislado para proteger a cualquier especie animal de malos tratos y crueldades (Ley Nacional 14.346/54 y otras normas) y que se siente damnificada en su respeto por ellos, siendo usual defenderlos de lesiones, ansiedad o muerte, aspirando a una cultura que excluya el sacrificio de toda especie animal con la que comparta el planeta.

* La autora es Presidenta de ADDA - Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal.

(Vía http://www.sinmordaza.com/noticia/235927-actos-de-crueldad-en-el-nombre-de-la-religion.html)


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