La Izquierda Plural traslada a Schulz su “frontal rechazo” a la intervención del Papa en el Pleno de Estrasburgo el próximo 25 de noviembre.
El Presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y el Papa Francisco, durante la misa inaugural en la basílica de San Pedro. © L'Osservatore Romano - Vaticano.
La Izquierda Plural envió este viernes una carta al presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, mostrando su rotundo rechazo a la intervención del papa Francisco en la sesión plenaria que se celebrará el próximo 25 de noviembre en Estrasburgo.
Las representantes de Izquierda Unida, Iniciativa per Catalunya Verds y Alternativa Galega de Esquerda exponen en su misiva a Schulz que la participación del Papa “es un claro ataque a la necesaria separación estricta entre la religión y las instituciones públicas” y supone “una grave ofensa a la laicidad de millones de ciudadanos y ciudadanas europeos".
Marina Albiol, Ángela Vallina, Paloma López, Lidia Senra, Javier Couso y Ernest Urtasun, recuerdan al presidente de la Eurocámara que “la Unión Europea debe ser ejemplo de garantía de libertad de conciencia y de no imposición ni promoción de valores religiosos”, que pertenecen “a la esfera privada de las personas”. Por todo ello, transmiten a Schulz su “frontal rechazo” a la iniciativa y le avisan de que no participarán en el acto “tal y como haremos ante cualquier otra intervención de un representante confesional”.
La portavoz de Izquierda Unida en el Parlamento Europeo, Marina Albiol, explicó que la intervención del Papa será “una ofensa a la necesaria separación entre la religión y las instituciones públicas” y reclamó respeto para “los millones de ciudadanos y ciudadanas europeas que defendemos la laicidad". "El Parlamento Europeo no es lugar para sermones religiosos”, defendió Albiol, para la que “la desigualdad y la explotación no son pecados por los que pedir perdón, sino injusticias provocadas por el capitalismo a combatir".
Por último, Albiol recalcó que las eurodiputadas de La Izquierda Plural lamentan que "aún quede un arduo trabajo por hacer para conseguir una Europa laica, una Europa donde la religión se quede en la esfera privada y los espacios públicos sean ocupados por la voz de los ciudadanos y sus necesidades y no por las promesas y caridad de las religiones".
(vía nuevatribuna.es)
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