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lunes, 28 de marzo de 2011

Los jóvenes pensantes

Gemma Medina Aréchiga

Desde hace más de 20 años conozco los parámetros y las creencias religiosas de los jóvenes de algunas universidades de Jalisco y Sinaloa, y celebro que cada vez sean más pensantes e independientes para decidir su religión.

No me preocupa que quizá muchos de esos alumnos que he tenido, y tengo, sean parte del grupo de 16 por ciento que ya no es fiel al catolicismo o que formen parte de ese 4.6 por ciento que prefiere ser ateo, según el último censo de población en México del Inegi.

No me escandalizo, a pesar de ser tapatía, ya que por tradición nos inculcan el catolicismo y casi por mimetismos de nuestro gobierno estatal tenemos que ser fieles, que existan cada vez más desertores de una fe que nunca ha sido nuestra, pues no la conocían nuestros antepasados, ni por los orígenes tan lejanos, debido a que son de otro continente.

Por eso, para mí no es novedad que exista en nuestro país un descenso de fieles católicos, cuando la mayoría de mis alumnos así lo han manifestado, a través de las diferentes técnicas de comunicación que tienen que desarrollar durante las materias que imparto, donde es imprescindible el análisis, la opinión y la investigación de temas actuales.

Los jóvenes de estas nuevas generaciones son estudiantes que aprovechan la libertad de expresión, el intercambio de ideas y la investigación que se desarrolla en algunas universidades públicas y privadas, donde he tenido y tengo la oportunidad de ser maestra.

Tampoco podemos asombrarnos de la escasez de jóvenes en las iglesias del país, ni de que asistan a presenciar los ritos sólo por cuestiones de compromisos familiares o sociales, porque se consideran católicos por imposición y practicantes “light”, porque para muchos, las historias sagradas son cuentos, los representantes perversos, las instituciones negocios, en suma, un mal ejemplo de sus necesidades e intereses.

En lo particular, me siento orgullosa de todos los jóvenes que eligen por sí mismos y de manera consciente cualquiera de las opciones religiosas que existen o que simplemente no les satisfacen, o son ateos, porque necesitamos mexicanos capaces de ser libres y pensantes, porque ello se refleja en la sociedad tolerante, respetuosa y en sus gobiernos.

(vía impreso.milenio.com)

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