Cuatro siglos después de la publicación de la Biblia del rey Jaime, el filósofo británico AC Grayling escribió un libro que les ofrece a los ateos su propia "biblia".
En The Good Book(El Buen Libro) el profesor Grayling intenta mezclar en un solo tomo la sabiduría de los filósofos de la Grecia clásica, del confucianismo, de los poetas medievales y los descubrimientos de la ciencia moderna.
Sin ninguna referencia a dioses, almas o al más allá, Grayling apunta a proporcionarles a los ateos un libro de inspiración y guía que los ayude a desenvolverse en el mundo.
En lugar de los bien conocidos Diez Mandamientos, sus principios ateos son: "Ama bien, busca lo bueno de todas las cosas, no dañes a otros, piensa por ti mismo, asume tu responsabilidad, respeta la naturaleza, da lo mejor de ti, infórmate, sé bondadoso, sé valiente".
Dirección
El profesor Grayling, presidente electo de la Asociación Humanista Británica, no tiene dudas acerca de la misión bíblica de su labor.
"La Biblia intenta darnos una especie de dirección. Contiene los mandamientos de una divinidad que desea que vivamos de una cierta manera", afirma.
"De hecho, se trata de un mensaje que afirma que existe una sola gran verdad y una sola manera de vivir.
"La modesta proposición de The Good Bookes que existen tantas buenas maneras de vivir como gente con el talento para hacerlo, y que la gente debe asumir su responsablidad de pensar por sí misma y tomar esa decisión también por sí misma".
"Lo que hace este libro es entregar recursos para pensar en ello"
Tal vez sea demasiado pronto para las comparaciones bíblicas, alega Melvyn Bragg, autor de "El Libro de los Libros: el impacto radical de la Biblia del rey Jaime, 1611-2011".
"Cuando se habla de la Biblia del rey Jaime, se habla de uno de las grandes obras de la literatura inglesa, quizás de la literatura mundial", asevera.
William Tyndale, el estudioso del Siglo XVI cuyas traducciones forman la columna vertebral de la Biblia del rey Jaime, fue en su opinión un escritor genial, comparable sólo a Shakespeare.
Aún más, la Biblia del rey Jaime tuvo un profundo efecto cultural, formando "la causa seminal de la democracia" que condujo, entre otras cosas, al fin de la esclavitud.
"Tal vez AC Grayling haya escrito un libro que subirá en el afecto y la imaginación de la gente con los siglos", dice Bragg.
"Tal vez lo haga, no lo sé. Hoy no hay comparación entre ambos. Al cabo de un tiempo podría transformarse en algo diferente. El tiempo agrega lo suyo a todas las cosas".
Mejores historias
Las prescripciones de AC Grayling para la buena vida incluyen sabiduría "robada" a escritores y pensadores entre los que se hallan Aristóteles, Cicerón y Lucrecio, con sus ideas de una buena vida y cómo vivirla, sin ninguna referencia a Dios.
Uno pensaría que a los cristianos les parecería que un libro de este tipo es un insulto a su propio Buen Libro, pero no es el caso del Reverendo Doctor Giles Fraser, de la catedral de San Pablo en Londres.
Mientras que no se siente del todo cómodo con la "modestia" de "una Biblia con su nombre en el lomo", sí piensa que no hay que ser religiosos para ser moralmente bueno y que, en general, los ateos "necesitan mejores historias".
La Biblia, después de todo, es un conjunto de desastres y fracasos, de luchas heróicas entre el bien y el mal y dramáticas pruebas de fe.
Tal como explica el reverendo Fraser "no es una obra de moralidad. Es realmente una obra más profunda; el problema no reside sólo en seguir unas cuantas normas, hay algo que está más profundamente mal con el ser humano".
Este significado más profundo de la Biblia ha evolucionado a través de las épocas, desde el Concilio de Nicea, que editó los textos bíblicos tempranos, a las traducciones -como la Biblia del rey Jaime- que la sacaron del latín hacia el inglés.
Ha habido novelas gráficas y tiras cómicas con la Biblia.
Para el filósofo Mark Vernon - un exvicario que se volvió ateo y, posteriormente, agnóstico - es parcialmente la lenta evolución de la parte mítica de nuestra cultura la que hace difícil que tenga éxito la obra de AC Grayling.
Aquellos que compusieron la Biblia, para no mencionar a quienes produjeron mucha de la filosofía griega y romana que cita AC Grayling, fueron capaces de aunar muchos temas diversos, que hoy en día consideramos ramas del saber separadas.
Sicología y teología, filosofía y poesía se mezclaron -en opinión de Vernon- con los mitos que venían de boca en boca.
Los mitos, dice Vernon, han sido transmitidos a través de generaciones, lo que permite que
algo emerja para hablarle a una parte de lo que somos en una forma que no puede ser comunicada racionalmente.
LLámelo pecado, llámelo el subconsciente, afirma, se trata de una parte de la vida humana que encontramos muy difícil de ver con un ojo de clara racionalidad.
"Es muy significativo que en el siglo o dos que la religión ha estado en dificultades en Occidente, la ficción y la historia sean las mayores secciones en la librerías", agrega.
"La razón es que éstas son formas ambivalentes de contarnos historias que nos hablan a todos los aspectos de nuestro ser".
"Pretender que podemos ordenar la vida con una filosofía clara y bien empaquetada es un engaño".
"Si la vida fuera tan simple, hace siglos que viviríamos en un mundo perfecto", concluye.
(vía noticias.terra.com.co)
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