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lunes, 9 de mayo de 2011

Religiones mantienen a sociedad carbonera dividida frente a patrones

Por Martín Takagui. Enviado

Sabinas, Coah., 8 May.- (Notimex).- La pluralidad religiosa en la zona carbonífera de Coahuila representa hoy una limitante para la unidad social en las comunidades de la zona carbonífera, y sus divisiones limitan la posibilidad de generar movimientos y presiones a los empresarios para alcanzar mejores condiciones de trabajo.

De acuerdo con testimonios recogidos entre sacerdotes y habitantes de estas comunidades, la diversidad religiosa se refleja también en el trabajo, en la forma de vivir y en la educación, pues la mayoría de los católicos prefieren vivir con tranquilidad aunque más pobres, porque sus trabajos son más estables y su salario seguro, aunque los riesgos son mayores.

El pocito de Binsa que explotó hace cinco días pagaba de 80 a cien pesos la tonelada de material y en promedio sacaban los mineros entre dos mil y tres mil pesos a la semana, por lo que era una de las empresas que mejor pagaban; sin embargo, también mantenía las condiciones más precarias en materia de seguridad.

Los trabajadores del pocito en el Ejido Sabinas eran en su mayoría cristianos y pentecostales, como es en la mayoría de los trabajos informales y peligrosos, mientras que hace cinco años en la explosión de Pasta de Conchos que era una mina totalmente mecanizada de Grupo México, la religión que prevalecía era la católica.

En esta ocasión, la Iglesia Católica se vio limitada frente a los deudos de los mineros, mientras que en Pasta de Conchos, había misas todos los días; incluso el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, visitó a los deudos, a pesar de que no era su diócesis.

El pasado martes, cuando se registró la explosión, los sacerdotes católicos de las Parroquias de Guadalupe en Sabinas, Antonio Trujillo tuvo oportunidad de entrar a dar la bendición a los primeros cinco cadáveres de mineros rescatados, cuando se encontraban en la ambulancia del Servicio Médico Forense.

Sin embargo, el sacerdote regresó al día siguiente, acompañado del párroco de San Juan de los Lagos en Barroterán, Juan José Martín Bustillos Martínez, a quienes se les impidió la entrada para bendecir a los demás cuerpos cuando fueron rescatados.

Ellos mismos señalaron que recibieron la indicación del obispo de Piedras Negras, Alonso Gerardo Garza Treviño, de que se mantuvieran de manera discreta en esta tragedia, para evitar que en estos momentos de dolor del pueblo, pudiera desatarse un conflicto, por la diversidad de creencias.

En los pueblos de Palaú y Muzquiz, la principal religión es la católica, en Barroterán está la Iglesia Pentecostal, en Sabinas prevalece el cristianismo y la protestante, pero en toda esta región prevalecen los testigos de Jehová, mormones, la Iglesia Anglicana, la presbiteriana y la evangelista, entre otras.

Incluso entre las mismas familias, al interior de una sola hay integrantes que son de una o de otra religión y esto también es una limitante para la unidad familiar.

Para los sepelios de los mineros, la mayoría de las familias respetó las creencias de los difuntos y sus funerales fueron con las características propias de cada una de las religiones de su preferencia.

Por otra parte, la actividad minera de carbón, representa en esta zona de Coahuila alrededor de 80 por ciento de las oportunidades de trabajo, con salarios muy bajos y otra de las opciones es el comercio.

El salario promedio de la mayoría de los trabajadores del carbón es de entre 120 y 180 pesos, de acuerdo con los testimonios recogidos, sobre todo los que laboran para los grandes consorcios, porque son los que explotan las grandes minas y representan 85 por ciento de las áreas de explotación.

La contraparte, son los pequeños concesionarios que representan, en la mayor parte de las ocasiones, mejores condiciones salariales, pero no en materia de prestaciones obligatorias.

(vía sdpnoticias.com)

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