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martes, 9 de agosto de 2011

La religión no cabe en el código laboral

La pertenencia confesional es cosa personal del empleado. Así considera la mayoría de los rusos encuestados por los sociólogos. El derecho a mantener en secreto su creencia religiosa está estipulado en todas las legislaciones laborales.

Por eso, a primera vista, tal pregunta parece absurda, señala Mark Entin, director del Instituto Europeo adjunto al Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú.

- Esta cuestión pertenece al derecho formal. Y este prevé la prohibición de cualquier discriminación. En estas condiciones, esta pregunta es por sí misma carece de sentido. El empleador debe tratar por igual al personal, conceder condiciones iguales de trabajo, su remuneración y posibilidades para obtener empleo.

Sin embargo, ofreciendo trabajo, aunque se trate de varias personas, se necesita seguridad de que  los conflictos no violen el proceso laboral. En Rusia, por ejemplo, el empleado frecuentemente transgrede el código laboral, guiándose por semejantes “buenos propósitos”, dijo Mijail Chernyj, jefe de sector del Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias de Rusia.

- Al contratar para el trabajo se selecciona a los aspirantes según su edad y sexo y, tácitamente, por un índice más: la fe. Porque el empleador quiere contar con una colectiva más homogénea y más administrable. Es una idea importante que insta al empleador a contratar personas con determinada creencia religiosa. Es decir aquí hay un “potencial” para conflictos en el mercado del trabajo. Tal problema existe igualmente en Europa, constata Mark Entin.

El experto resalta que en países occidentales el empleador puede sufrir responsabilidad si sus intenciones son recibidas como discriminación. Y él está enterado de ello. Al propio tiempo, Europa no está presta para reconsiderar su enfoque de esta cuestión, resume Mark Entin.

- Cualesquiera medidas administrativas no solucionan el problema sino que llevan a que se den largas al mismo. Y el problema fermenta y luego estalla en forma de conflicto abierto que resulta mucho más difícil solventar. Por esta razón, los países de la UE, sean cual fueren las condiciones, no irán por la vía de las limitaciones formales, de la relativización de los valores en los que ponen sus esperanzas. Pero, como es natural, harán uso de medidas positivas para influir en la situación. Y estas medidas guardan relación con la educación, con el aumento de dinero para programas relativos a la promoción de los ideales de la tolerancia. Si bien esto es muy difícil, casi imposible.

La encuesta que se realiza entre los rusos es una confirmación más de ello. El 61 % de los encuestados recalca que la religión no influye en la capacidad laboral y en los hábitos profesionales. En esto frecuentemente se hace una salvedad: “si un empleado no impone sus creencias religiosas”.

(vía spanish.ruvr.ru)

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