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jueves, 20 de octubre de 2011

De lo que el papa afirmó

“La fe conciente es libertad. La fe emocional es esclavitud. La fe mecánica es estupidez”.Gran revuelo generó el Papa Benedicto XVI, cuando hace unos días en Alemania durante una misa, afirmó que un agnóstico esta “más cercano al Reino de Dios que los fieles “rutinarios” que, en la Iglesia ya ven sólo el aparato, sin que la fe toque sus corazones”.

Creo que dicho revuelo surgió en principio por la confusión que muchos tienen entre lo que es ser agnóstico y ser ateo. El agnóstico sostiene que no le es dado conocer la existencia de Dios mediante la razón, mientras que el ateo niega categóricamente la existencia del mismo. A partir de esto, el agnosticismo distingue claramente la diferencia entre conocer y creer.

Por mi parte pienso que independientemente de la posición teológica que cada quien tome, en todos los seres humanos habita la inquietud de afirmar, cuestionar, negar o descartar la existencia de un ser superior, sin que ninguno pueda demostrar su verdad.

Lo que es cierto, es que desde el momento en que la duda o la certeza existen en nuestra mente, entonces ese ser superior existe cuando menos como concepto, esto es lo verdaderamente importante, pues ese cuestionamiento facilita una mayor comprensión del bien y del mal, aumentando nuestra capacidad de reflexión y nuestra posibilidad de ser mejores personas en todo sentido, esto es quizás a lo que se refería el Papa.

El incidente me hizo recordar una frase de estirpe budista, que aquí reproduzco por considerarla estrechamente relacionada con el tema: “La fe conciente es libertad. La fe emocional es esclavitud. La fe mecánica es estupidez”.

Este pensamiento puede aplicarse también a nuestra conducta diaria. Actuar mecánicamente o porque “los demás lo hacen”, es reducir nuestra individualidad a la condición de mero rebaño. Actuar “por impulso” es ser esclavo de nuestras emociones, situación donde el deseo, el temor, la ira, la tristeza, la sorpresa o la alegría, anulan nuestra voluntad y determinan nuestro comportamiento.

Identificar y controlar las emociones no quiere decir suprimirlas, sino elevarlas a la categoría superior de sentimientos a través del filtro de nuestra inteligencia, La verdad os hará libres dice Juan. Seguramente así es.

(vía http://impreso.milenio.com/node/9046673)

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