Declara que la Iglesia levantó actas en cada reunión sobre la visita del Papa
Benedicto XVI bendice un cáliz que sostiene el entonces arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, en Valencia. / DOMÉNECH CASTELLÓ (EFE)
Ignacio Zafra – Valencia
José Selva, ingeniero de formación y por entonces empleado de la Diputación de Valencia y miembro del Opus Dei, fue nombrado responsable del área de infraestructuras en la fundación que la Iglesia y el Gobierno valenciano crearon en 2005 para preparar la visita del Papa Benedicto XVI a Valencia en julio de 2006. Selva dimitió de sus funciones meses después escandalizado por las prácticas muy poco ejemplares que observó.
El pasado junio, Selva declaró como testigo en la Audiencia Nacional ante el juez instructor del caso Gürtel en Madrid, Pablo Ruz. El magistrado instruía en aquel momento el supuesto saqueo de los fondos públicos destinados por Canal 9 a cubrir la visita del pontífice, una de las ramas de la causa que ahora ha sido asumida por el Tribunal Superior valenciano. El juez insistió a Selva sobre qué políticos habían intervenido personalmente en los preparativos del acontecimiento religioso (el V Encuentro Mundial de las Familias) que acogía Valencia.
Según fuentes conocedoras de su declaración, el testigo reveló que durante meses los responsables de la organización, políticos incluidos, se reunieron semanalmente en la sede del arzobispado de Valencia. Y que la Iglesia levantó puntualmente actas de lo tratado en cada reunión y de quienes asistían. El arzobispado, preguntado por este diario, aseguró no tener conocimiento de que haya habido un requerimiento judicial referido a unas actas sobre la visita del pontífice.
La fundación V Encuentro Mundial de las Familias, que recibió al menos 12 millones de dinero público, estuvo presidida por el entonces jefe del Gobierno valenciano, Francisco Camps, y el arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco. La constituyeron, además, el Ayuntamiento y la Diputación de Valencia. La alcaldesa Rita Barberá fue nombrada vicepresidenta y Víctor Campos, en aquel momento vicepresidente de la Generalitat y condenado en 2011 por aceptar cohechos de la trama Gürtel, secretario.
El testigo dimitió de la fundación escandalizado con lo que observó
La fundación no integró a ningún miembro del Gobierno, a pesar de que cuestiones centrales de la visita de Joseph Ratzinger, como la seguridad, eran de su competencia. Para entonces Camps había hecho del supuesto maltrato del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero a la Comunidad Valenciana uno de sus ejes políticos y García-Gasco se había convertido en uno de los mayores críticos en el seno de la Iglesia hacia el Gobierno socialista, al que acusaba de atemorizar a los católicos.
La llegada de Benedicto XVI fue el momento culminante de la excelente relación que mantuvieron Camps y García-Gasco, fallecido en mayo de 2011 en Roma. El arzobispo y cardenal dio su apoyó al político del PP. Camps, por su parte, puso en marcha programas para rehabilitar el patrimonio de la Iglesia y ofreció todo tipo de facilidades, incluidos terrenos y edificios, para que el arzobispo pusiera en marcha la Universidad Católica de Valencia, que con el apoyo de la Generalitat superó en pocos años en alumnos al centro académico privado de referencia en Valencia, el CEU-Cardenal Herrera.
La importancia que García-Gasco concedía a su universidad ha quedado plasmada para la posteridad en la gran estatua de sí mismo que el cardenal erigió en 2008 en el edificio de San Carlos Borromeo. Un inmueble al que la Diputación de Valencia renunció en favor de la Iglesia y que aloja hoy la Facultad de Medicina de la Universidad Católica.
La visita culminó la excelente relación entre Camps y el cardenal
Para cuando se produjo el supuesto amaño a favor de la trama Gürtel, con motivo de la retransmisión de los actos por Canal 9, José Selva ya había dejado la fundación. La investigación policial y las declaraciones ante el juez de dos ex altos cargos de la televisión pública apuntan a que el fraude se preparó con tiempo y que el enlace de la trama en la corporación fue su propio director, Pedro García, imputado en la causa.
García fue secretario de comunicación del expresidente valenciano Eduardo Zaplana y más tarde de su enemigo en el Partido Popular, Francisco Camps. Después fue nombrado director de Ràdio Televisió Valenciana. La estrecha amistad que mantenía con Álvaro Pérez, El Bigotes, y otros cabecillas de Gürtel resulta evidente por las conversaciones intervenidas a la trama. El interés de la red por la visita del pontífice también ha sido acreditada: Pérez acompañó a Camps al Vaticano en marzo de ese año, e imaginaba que lo nombraban “coordinador general de sus muertos para lo del Papa”.
La policía considera igualmente confirmado, sobre la base de la contabilidad b de las empresas de la red y de la agenda del número dos de la trama, Pablo Crespo, que García recibió una comisión de 500.000 euros por facilitar el fraude, en el que la constructora Teconsa fue usada como pantalla. El resto de cabecillas de Gürtel habrían recibido 1,4 millones, en el caso de Francisco Correa; 630.000 euros, en el de Crespo, y 500.000, en el de Pérez.
El exdirector general de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) ha negado la veracidad de dichos apuntes y ha culpado de las irregularidades a sus subordinados, a pesar de que respecto a ellos la policía no ha hallado rastro de sobornos.
(vía ccaa.elpais.com)
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