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martes, 26 de marzo de 2013

El cambio de religión afectó a los rituales indígenas en Chimborazo

Durante la graduación. El reverendo Jorge Muyulema impone la muceta a una fiel. Foto: Glenda Giacometti/EL COMERCIO

Durante la graduación. El reverendo Jorge Muyulema impone la muceta a una fiel. Foto: Glenda Giacometti/EL COMERCIO

Modesto Moreta - Redacción Sierra Centro

Chimborazo cuenta con una importante población indígena.  De los 458 581 habitantes, 174 260 son de las comunidades quichuas.

De este grupo étnico, 30 000 son evangélicos, según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC). Este proceso de conversión empezó en 1951 y va en aumento.

Este cambio, según los líderes indígenas, afectó en la continuación de los rituales ancestrales y en la práctica de las fiestas andinas que, en otros tiempos, tuvieron gran participación. Ese fue el caso del Inti Raymi (Fiesta del sol) .

También coinciden en que influyó en la organización. Ambos grupos (católicos y evangélicos) van por sendas distintas. En lo cultural, la mujer dejó de utilizar las wallcas, aretes y  bayetas de colores porque son considerados ‘diabólicos’.
La música y la danza  se practican, pero con matices religiosos. Ya no acuden a los sitios sagrados, porque allí la iglesia católica construyó templos y colocó imágenes de santos y de vírgenes.
Para el dirigente Delfín Tenesaca, las celeb

aciones como el Capac Raymi,  Pawkar Raymi, Aylla Raymi (culto a los muertos), etc., se practican, pero no con la participación multitudinaria de antaño.

“Hace 20 años se comía junto a la tumba de un ser querido y se compartía con el resto de la familia. Ahora pocos hacen este ritual de finados, porque son evangélicos”.

Para Tenesaca lo positivo de la expresión de fe evangélica es la recuperación de la lengua materna, a través de la prédica de la Biblia en quichua. “También una parte de la población indígena salió del alcoholismo. No obstante, necesitamos potenciar nuestras tradiciones y en eso trabajamos con los jóvenes”.

La semana pasada en la comunidad Majipamba, del cantón Colta, siete jóvenes y adultos se graduaron en el Seminario Teológico Intercultural Sinaí, que es regentado por los evangélicos.

Asistieron 250 familiares de la comunidad Nizag, del cantón Alausí. Las mujeres vestían rebosos negros y morados y anacos negros. Los hombres vestían ponchos rojos y sombreros negros de ala ancha.

La ceremonia fue presidida por el reverendo Jorge Muyulema, secretario general del Concilio de Pastores Evangélicos Quichuas del Ecuador. Mientras hablaba por el micrófono, preguntó: ¿Quién vive?. Todos respondieron: ¡Cristo!

Varios coros compuestos por mujeres cantaban alabanzas en quichua. Aplaudían y bailaban.

Muyulema explicó que con la conversión en 1954, “después de la desaparición de las haciendas, los indígenas dejaron de ser explotados. Desde entonces hay un cambio integral en lo social, político y religioso. Las tradiciones negativas como beber cuatro días se acabaron para nosotros”.

Añadió que “no veneramos imágenes, no maltratamos a las esposas, pues ese comportamiento fue desterrado. Pero se mantienen las mingas, los matrimonios en comunidad, la vestimenta. Las prédicas se desarrollan en quichua, situación que no se hace en el catolicismo. La celebración se practica con chicha dulce y jugos de uva”.

No obstante, el ritualismo ancestral, para ellos quedó atrás. Esto implica que no tienen yachacs (hombres sabios) ni emplean churos, bocinas y otros.

El pastor Vicente Mendoza, de la comuna Nizag, dijo que antes de su cambio era católico. Luego de la misa iba a la cantina a beber y maltrataba a su esposa. En 1980, los pastores llegaron al pueblo y durante la prédica dio un paso al frente y se entregó a Cristo.

Tras la graduación, los familiares y amigos departieron con cuy, gallina y chicha de avena.

Para Pedro Torres, párroco de San Andrés, la actividad evangélica crece y eso causa una transformación cultural y social. “Esto influyó para que los rituales andinos  perdieran participación”.

Primeros misioneros

En 1958, en la  comunidad  Majipamba del cantón Colta, en la provincia de Chimborazo, se fundó la primera  iglesia evangélica quichua.

En 1971 se creó el concilio de pastones y seis años más tarde se inició  la Confederación de Iglesias Indígenas Evangélicas de Chimborazo (Compuciech).

(vía elcomercio.com)

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