Filipinas vive una auténtica revolución moral. El motivo no es otro que la entrada en vigor de la llamada Ley de Maternidad Responsable, una legislación que permitirá a las parejas filipinas decidir sobre el número de hijos que quieren tener y sin que ello repercuta en la salud de la madre. La poderosa Iglésia católica ya ha advertido que considera esta normativa anticonstitucional y que no se quedará de brazos cruzados.
A partir de ahora, en los centros sanitarios gubernamentales se entregarán de forma gratuita preservativos y píldoras anticonceptivas, una medida que beneficiará a decenas de millones de filipinos, que hasta a hora no tenían acceso a las medidas de contracepción debido a carecer de recursos suficientes para ello. Hay que tener en cuenta que prácticamente uno de cada tres de los más de 92 millones de habitantes con que cuenta Filipinas, viven por debajo del umbral de la pobreza, que el Banco Mundial cuantifica en dos dólares diarios.
La ley también contempla la exigencia de enseñar educación sexual en las escuelas y que los empleados de Salud Pública reciban formación en materia de planificación familiar. Y la atención médica después de los abortos también pasa a ser legal.
La entrada en vigor de esta normativa en un país en el que el 80% de la población es católica y la Iglesia tiene un enorme poder ha estado precedida de enormes tensiones. El presidente del país, Benigno Aquino, que es uno de los líderes más populares de la historia de Filipinas, ha aprovechado su capital político y el hecho de gozar de una mayoría legislativa para lograr la luz verde de este proyecto, que la Iglesia y los sectores más conservadores del país habían logrado bloquear durante más de una década.
Los partidarios de esta ley afirman que ayudará a frenar la explosión demográfica de Filipinas, cuya población crece anualmente entre 1,7 y 1,8 millones de personas cada año, según Tomás Osias, responsable de la Comisión Nacional de Población (PopCom).
También sostienen que contribuirá a disminuir la pobreza generalizada y a reducir el número de madres que mueren al dar a luz. “Es un triunfo para las mujeres pobres y las jovencitas, que de otras forma no tendrían acceso a este tipo de medidas”, ha declarado Ugochi Daniels, la representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA) en Filipinas.
Y es que hay que tener en cuenta, que en muchas chicas se quedan embarazadas muy jóvenes y tienen su primer hijo a los 14 o a los 16 años, en muchas ocasiones sin los medios adecuados debido a la falta de recursos económicos. La falta de información, de medios y el ambiente conservador existente propician que tengan varios hijos.
La existencia de familias numerosas formadas por nueve, diez o catorce hijos no resulta extraña en Filipinas. El problema reside en las capas más pobres de la sociedad, ya que acostumbran a carecer de recursos suficientes para darles asistencia médica o para que asistan a la escuela. En numerosas ocasiones, algunos de estos niños mueren a los pocos años víctimas de diarreas u otras enfermedades que en otros países tienen remedio. También es usual que sólo el mayor estudie y el resto de hijos intenten encontrar trabajos esporádicos.
La Iglesia católica, por su parte, no ha renunciado a presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional por considerar esta ley anticonstitucional, según señaló ayer Roy Lagarde, un portavoz de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas (CBCP).
Y los responsables eclesiásticos han advertido, asimismo, a los políticos defensores de esta legislación y favorables al aborto que serán criticados duramente en las próximas las elecciones parciales que se celebrarán a mediados de este año. La Conferencia de Obispos considera que la nueva normativa promueve y alienta la promiscuidad entre los jóvenes.
(vía lavanguardia.com)
A partir de ahora, en los centros sanitarios gubernamentales se entregarán de forma gratuita preservativos y píldoras anticonceptivas, una medida que beneficiará a decenas de millones de filipinos, que hasta a hora no tenían acceso a las medidas de contracepción debido a carecer de recursos suficientes para ello. Hay que tener en cuenta que prácticamente uno de cada tres de los más de 92 millones de habitantes con que cuenta Filipinas, viven por debajo del umbral de la pobreza, que el Banco Mundial cuantifica en dos dólares diarios.
La ley también contempla la exigencia de enseñar educación sexual en las escuelas y que los empleados de Salud Pública reciban formación en materia de planificación familiar. Y la atención médica después de los abortos también pasa a ser legal.
La entrada en vigor de esta normativa en un país en el que el 80% de la población es católica y la Iglesia tiene un enorme poder ha estado precedida de enormes tensiones. El presidente del país, Benigno Aquino, que es uno de los líderes más populares de la historia de Filipinas, ha aprovechado su capital político y el hecho de gozar de una mayoría legislativa para lograr la luz verde de este proyecto, que la Iglesia y los sectores más conservadores del país habían logrado bloquear durante más de una década.
Los partidarios de esta ley afirman que ayudará a frenar la explosión demográfica de Filipinas, cuya población crece anualmente entre 1,7 y 1,8 millones de personas cada año, según Tomás Osias, responsable de la Comisión Nacional de Población (PopCom).
También sostienen que contribuirá a disminuir la pobreza generalizada y a reducir el número de madres que mueren al dar a luz. “Es un triunfo para las mujeres pobres y las jovencitas, que de otras forma no tendrían acceso a este tipo de medidas”, ha declarado Ugochi Daniels, la representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA) en Filipinas.
Y es que hay que tener en cuenta, que en muchas chicas se quedan embarazadas muy jóvenes y tienen su primer hijo a los 14 o a los 16 años, en muchas ocasiones sin los medios adecuados debido a la falta de recursos económicos. La falta de información, de medios y el ambiente conservador existente propician que tengan varios hijos.
La existencia de familias numerosas formadas por nueve, diez o catorce hijos no resulta extraña en Filipinas. El problema reside en las capas más pobres de la sociedad, ya que acostumbran a carecer de recursos suficientes para darles asistencia médica o para que asistan a la escuela. En numerosas ocasiones, algunos de estos niños mueren a los pocos años víctimas de diarreas u otras enfermedades que en otros países tienen remedio. También es usual que sólo el mayor estudie y el resto de hijos intenten encontrar trabajos esporádicos.
La Iglesia católica, por su parte, no ha renunciado a presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional por considerar esta ley anticonstitucional, según señaló ayer Roy Lagarde, un portavoz de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas (CBCP).
Y los responsables eclesiásticos han advertido, asimismo, a los políticos defensores de esta legislación y favorables al aborto que serán criticados duramente en las próximas las elecciones parciales que se celebrarán a mediados de este año. La Conferencia de Obispos considera que la nueva normativa promueve y alienta la promiscuidad entre los jóvenes.
(vía lavanguardia.com)
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