Tras
acumular más de medio millón de lectores en España, el autor de Maldito Karma firma una fábula alegre y profunda
que explora el consuelo de la religión, las contradicciones
de nuestro mundo y el eclipse de optimismo que vive nuestra civilización. Si en Cándido, de Voltaire, el
profesor Gloss insiste en que "todo sucede para bien, en este, el
mejor de los mundos posibles", Lolle, la protagonista de esta historia,
una novela de iniciación bovina (que no boba), contesta con un título: ¡Muuu! (Seix Barral, 2013). Y en ese mugido
Safier, que se muestra tan preocupado con el menosprecio de la literatura
cómica como concernido por la situación económica española,
parece decir: bueno, puede que no haya mil motivos para prometérselas muy
felices, pero también hay matices para el nihilismo.
Su vaca querrá salvarse del matadero con una odisea que la conduzca a la India,
donde se dice que las tratan bien. Los humanos podemos buscar otros consuelos,
también en los libros divertidos. "Y en los finales felices", apunta
mientras sorbe un café.
Me
han comentado su afición por la cafeína. ¿Cuántos lleva hoy?
No quieras saberlo… Ocho
estaría bien. Eso es la media. No he empezado hasta tarde por los vuelos y, aun
así, creo que ya es el séptimo.
¿Sabía
que era la bebida de la Ilustración? Leí en un libro (‘La historia del mundo en
seis tragos: de la cerveza a la Coca-cola’, editado por Debate) que bebían
toneladas de café, quizás por eso tenían ideas tantas ideas… Parece funcionar
también en su caso.
Cierto, pero es que esto
es una adicción real. Me ayuda a concentrarme, a meterme de lleno en los mundos
locos que construyo.
Se
nota, usted escribe una novela de éxito por año. Otros autores igual de
prolíficos, como Stephen King, recurrían a la cocaína…
(Risas)
Sí, es cierto, ¡lo mío es algo más sano! Mi escritor actual favorito es Aaron Sorkin. Cuando hizo El ala oeste de la Casa Blancatambién hacía Sports Night. ¡44 episodios al año en esa calidad! Yo
no podía entenderlo y me enfadaba. Entonces leí la noticia de que había sido arrestado
en un aeropuerto por posesión de cocaína y setas psicodélicas y pensé… ¡Ahora
lo entiendo! (Risas).
Dicen
que Sorkin se mete tanto en sus papeles que un día se rompió su propia nariz
ensayando un diálogo ante el espejo… Espero que no le suceda a usted.
Los escritores famosos tiene más adicciones que los banquerosCreo que nos sucede un poco a todos. Si miras
las biografías de escritores famosos, más que político, banqueros o artistas,
son los que tienen un mayor déficit psicológico y también más adicciones…
Comparados con gente normal, las posibilidades de ser borderline, o de tener cuadros depresivos, son de
10 a uno. ¡Qué suerte tenemos! (sonrisa).
¿Su
favorito es Sorkin? Yo imaginaba más algo tipo Twain o Jonathan Swift…
Lo
que me gusta de él. Lo que me encanta en sus trabajos, y en las historias en
general, es que hay algo de idealista y luminoso. No son cínicos. Si algo no
quiero ser en la vida es un cínico. Es lo que más admiro de él, además de su
técnica, que es maravillosa, como en La red social: ¡Hace
que parezca emocionante ver a un nerd delante de
un ordenador! Sólo me jode un montón ver que todos sus personajes son más
listos que yo…
Con
él, a veces uno ríe a destiempo…
Sí, para mí es como ser
jugador del Berder Bremen… ¡y ver a Messi!
Pero
usted tiene una capacidad para la fantasía desbordada de la que él carece.
Gracias, supongo que mi
esposa me consolaría de la misma forma.
Y
no tiene miedo de los finales felices. Últimamente si aportas un enfoque algo
luminoso la gente piensa que eres…
¡Un idiota!
Sí,
y que si eres pesimista, eres de lo más perspicaz.
Lo
que él hace, y lo que quiero hacer yo, es presentar una versión idealizada de
cómo deberían ser los periodistas, los escritores… Es más fácil criticar todo o
mostrarlo con crudeza que ofrecer una alternativa. Mira, yo vengo de un lugar
deprimente y de una familia que pasó mucho horror, muchísimo. Sé que el mundo
es una mierda, pero lo que hay que hacer es mostrar cómo podría ser. Creo que
eso no solo es más interesante, también es más valiente.
Lo
mismo sucede si comparamos la comedia con la tragedia. Cuando algo es cómico se
suele decir que es "divertido" con una mueca condescendiente…
Totalmente. Mira, mi
siguiente novela va sobre el gueto de Varsovia… La quiero hacer entretenida,
casi no tiene humor, pero te puedo asegurar que fue más fácil escribir ese
libro que todas mis comedias. Una broma sólo funciona de una manera, sólo que
te equivoques con una palabra todo se viene abajo. En cambio, una emoción puede
describirse de muchas formas. Pues bien, mi editorial, que siempre me elogia
por mis libros, se ha vuelto loca con esta novela más seria… ¡Ahora, de
repente, soy un maestro! Y yo, que conste, no lo he hecho porque tocara, porque
quisiera decirle al mundo: ¡Mirad, he madurado! No, hacía 20 años que quería
escribir esto.
Es
curioso, pero el hombre sólo tiene dos formas efectivas de combatir el miedo,
sobre todo el miedo a la muerte: el humor y la religión. Usted suele combinar
ambas.
En mí siempre hay una
disputa entre la esperanza y desesperación. Es mi lucha de toda la vida. La
gente que es religiosa al menos tiene algo más allá.
A
veces uno incluso siente celos…
Sin
duda, les debe ayudar, si lo creen de verdad, claro. Y siempre que lo creas sin
decir: voy a matar al resto. Pero es saludable ser religioso. Yo a veces digo:
¿por qué no? Pero luego veo que creer en algo así va en contra de todo lo que
he aprendido… Supongo que intentamos hacer conexiones, explicarnos lo que nos
sucede. Los egipcios miraban al sol y decían: ¿qué narices debe ser eso? ¿Y
ahora es de noche? ¿Qué ha sucedido? ¿Un tipo ha pasado por delante del sol con
un supercoche? No podemos vivir con la idea de que no sabemos nada del
universo. O muy poco.
Pero
a veces la explicación en la Biblia, por ejemplo, parece un cuento para niños,
a menudo casi cómico.
Sí, es como… el osito de
peluche te protegerá, no tengas miedo, abrázalo. La religión es un osito de
peluche para los adultos.
¿Sus
padres eran judíos?
Mi padre lo era, mi
madre no… ¡Dos por uno! Muchas gracias, hombre. Tengo un dos por uno de
traumas: el Holocausto y los bombardeos. Para no ponérmelo demasiado fácil
(risas).
Algunos
autores de origen judío, y que lo han influido, como Woody Allen o el primer
Philip Roth, bromeaban incluso con esas cosas…
No creo
que puedas bromear con el Holocausto si tus padres han muerto ahí. Los de mi
padre vivían en Viena y mis abuelos fueron asesinados. Así que mi padre
difícilmente podría hacer chistes. Pero siempre me explicaba que en Viena, de
donde era, había mucho humor judío en los cabarets. Siempre iba a ver a esos
humoristas; no tenía que pagar la entrada porque si eras el primero en gritar y
aplaudir los chistes, te dejaban entrar gratis… Siempre que me hablaba de los
judíos me decía lo graciosos que eran. Cuando piensas en judíos y homosexuales
haciendo cultura y humor, entiendes que lo hacen porque están fuera de la
sociedad. De ahí vengo yo también, de algún modo.
Pero
el suyo es un humor mucho más amable…
Mira,
a los intelectuales de mi país les encanta un show alemán en
el que critican todo el rato a la gente. Woody empieza por criticarse a él
mismo.
¿Ahí
debe estar la clave? Otro autor de origen judío, Jonathan Ames, dice siempre
que se debería denunciar a sí mismo por difamación.
Claro. Intento de alguna
forma que, aunque haya palabras groseras, sea un humor amable… Cuando trabajaba
en la radio hacía mucha más sátira, sobre todo atacaba a gente del deporte…
Pero a mi mujer no le gustaba este tipo de humor, me echaba bronca por reírme
del resto. Entonces escribí una historia que no era así y le gustó. ¡Creo que
eso me influyó mucho!
De
todos modos, parece un buen momento para la sátira política.
Es
momento para los dos tipos de humor. La sátira política te permite educar a la
gente mediante la comedia de denuncia. Supongo que ahora es necesario. Por
ejemplo, en España, por lo que me han explicado, la gente era más bien
apolítica y de este modo puede entender qué ha pasado…
Sí,
de hecho han surgido revistas satíricas como 'Mongolia' con gran éxito. Pintar
los vicios de la sociedad para corregirlos, como decía Moliere.
Sí, es como explicárselo
a los niños. Muchas cosas absurdas se entienden a través de la risa.
Además,
España es trágica, pero solo se explica a través de comedias de lo cutres que
son nuestros políticos y empresarios…
En Alemania es
diferente. Tenemos a Merkel, que es como la mami que relaja, que nos dice:
estad tranquilos, etc. Hay un montón de dinero viajando hacia España y otros
países, pero todo saldrá bien: Mami os ayudará. No solo es inteligente, creo
que mucho más que el vuestro, pero es que además no es corrupta…
Lo
primero que hizo fue darle la patada a su mentor…
Sí,
es la política más lista que he conocido jamás. Pero es más complicado. Porque
no es tan obvio cómo nos maneja. No dirá cosas estúpidas con las que bromear
tan fácilmente. Merkel es tan inteligente que me asusta.
A
nosotros también nos asusta un poco, francamente.
La verdad es que estoy
preocupado por los españoles… Vengo aquí y la gente está muy tranquila. Y me
extraña. Con esas cifras de paro juvenil habrá generaciones perdidas. Es
horrible.
Por
eso funciona la sátira. En su caso, lo valioso es que tiene varias lecturas,
para niños y para adultos. Como una novela de Swift o una peli de Pixar.
Siempre
me dicen que hago novelas que son como películas de Pixar para adultos… Parece
un gancho de marketing, pero lo han dicho algunos críticos… y me gusta esa
etiqueta, claro.
Tiene
ideas maravillosas de partida, muy imaginativas. ¿Se las explica a sus hijos?
¡Qué va! ¡Me odian!
Bueno,
supongo que odiarán sus libros, no a usted…
Sí, hombre, claro, es
eso. ¿Qué leen? Nada… La primera idea viene de repente. Pensé en un ratón
que viajaba a Acapulco. Pero un ratón podía querer viajar al Caribe o a Hawaii
o a España…
Pobre
ratón, mejor que no.
Bueno, claro, pero luego
se me ocurrió que era mucho más perfecta la idea de una vaca que va a la india.
Es más lógica y más divertida. Me reí de mi ocurrencia. Y ahí empezó todo.
Hay
un momento mágico en ‘¡Muuu!’. Las vacas encuentran una dehesa maravillosa y se
ponen a tararear una canción de Cole Porter. Sus novelas son parecidas a esas
canciones: melancólicas, ligeras, pero alegres. Ofrecen consuelo a la gente en
general…
Ojalá fuera así. Eso
tiene que ver con lo que decíamos de Sorkin, que de repente tiene este tono
como de comedia de Wilder. Echo en falta eso en el mundo.
(vía elconfidencial.com)
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