POR: FRANCISCO J CONCEPCIÓN
La reciente oleada de ayunos está poniendo en
peligro la gobernanza municipal. No se trata de que con el ayuno Aníbal Vega
Borges, Mayita, José Guillermo, Abel Nazario u otro de los alcaldes vaya a
morir de inanición, obviamente los ayunos son de mentira, sino que se pone en
peligro la gobernabilidad democrática. A los alcaldes que han decretado días,
semanas, meses o años de ayuno y humillación se les olvida que nuestro país es
legalmente un país secular.
Honestamente yo no sé ni por qué tenemos que estar
recordándole a los alcaldes que existe una cosa llamada “separación de Iglesia
y Estado”. No se trata, como algún grupo afirma, de eliminar la libertad
religiosa.
Recientemente me topé con un escrito de un supuesto abogado, y digo
supuesto por que no es posible ser abogado y decir cosas como esas, diciendo
que lo que el Departamento de Justicia quería, en el caso de los pedófilos
encubiertos por el Obispo de Arecibo, era atentar contra la libertad religiosa
de todo el mundo.
Volvamos al inicio.
Puerto Rico es un país secular. Que seamos un país secular no es lo mismo que
decir que somos un pueblo secular, en eso puedo coincidir. Puerto Rico, por
razones históricas, algunos dirían que por razones histéricas, es un país
religioso. No estoy diciendo que seamos profundamente religiosos o que todos lo
son, obviamente porque darse una vueltita por nuestras carreteras nos indica
que algo de eso parece que falta, pero sí que somos, aunque sea culturalmente,
tradicionalmente religiosos. Mucha de la gente, aunque no sepa ni por qué, ni
realmente qué es lo que cree, cree en algo. Eso yo no lo critico, que crean en
lo que quieran. Pero de ahí, que seamos religiosos, a venir con un embeleco de
estar haciendo ayunos con auspicios municipales se nos va la mano. El artículo
2, sección 1 de la Constitución, que todavía sigue vigente, dice: “No podrá
establecerse discrimen alguno por motivo de raza, color, sexo, nacimiento,
origen o condición social, ni ideas políticas o religiosas”. No podrá establecerse,
se refiere al Estado, al Gobierno, en todo caso los municipios están amarrados
por este principio. “No podrá establecerse discrimen alguno”. Una de las
razones por las cuales no se puede discriminar es por razón religiosa. ¿El
ayuno no es un tipo de discrimen? Podríamos preguntar si todos los sectores se
sienten identificados con esta convocatoria religiosa. Pero, aun cuando todo el
mundo se sienta identificado con el ayuno, hay otra razón por la cual es
ilegal.
La misma Constitución
que sigue vigente, aunque algunos creen que ya no sirve, dice: “No se aprobará
ley alguna relativa al establecimiento de cualquier religión ni se prohibirá el
libre ejercicio del culto religioso. Habrá completa separación de la Iglesia y
el Estado”. Desde el final, “habrá completa separación”. La Real Academia de la
Lengua Española define el concepto separar como: “Establecer distancia, o
aumentarla”. Si ha de haber completa separación entre Iglesia y Estado entonces
se trata de que ha de haber distancia entre ambos cuerpos o aumentar dicha
distancia. Veamos de nuevo. Si somos un pueblo secular, quiere decir que,
aunque somos o algunos son religiosos, no podemos usar al Gobierno para
discriminar contra los que no sean religiosos. Tampoco, y esta parte es
importante, podemos tener a la Iglesia, sea la que sea, una secta, un grupito,
un grupete, una cosita de nada, cualquier cosa que sea un grupo religioso, como
la Iglesia Católica o la Episcopal, o la Luterana, o la Iglesia del Monte tal o
cual, mezclada con el Estado. Además, seamos un poquito serios, ¿no deberían
andar en mejores compañías los seguidores, supuestos, de Jesús de Nazaret? Por
ejemplo, con los pobres y los perseguidos.
Los alcaldes se han
olvidado de lo que dice la Constitución. Habrá completa separación, ya eso ni
importa. Cuando un alcalde proclama un ayuno está rompiendo esa distancia.
Cuando el alcalde firma una proclama de ayuno y humillación está dejando a un
lado la completa separación. Algunos dirán que se trata de una separación
chiquita. Bueno, a menos que hayan cambiado el texto constitucional, ahí dice,
al menos hasta cuando yo lo leí, que la separación sería “completa”. Pero el
alcalde que firma la proclama viola la norma constitucional de otro modo. “No
se aprobará ley alguna relativa al establecimiento de cualquier religión”.
Cuando el alcalde firma la proclama está estableciendo, directa o
indirectamente, una religión oficial. Esto es parte del poder de gobernar. No
se trata meramente de si se usan o no se usan fondos públicos, es que cuando el
alcalde, actuando como tal, firma una proclama, aunque sea simbólica, sobre un
ayuno o cualquier locura religiosa, está actuando en capacidad oficial. Lo que
dice el acto del alcalde es que el ayuno es parte de las funciones del
municipio. Busqué en todos lados y no vi en la Constitución ni en la ley un
artículo que diera poder para convocar ayunos oficiales.
El alcalde que se
sienta tan abandonado que necesite ayunar que lo haga en privado. Además, ese a
quien ellos dicen seguir dijo algo sobre eso. “Y cuando oréis, no seáis como
los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las
plazas bien plantados para ser vistos de los hombres”. Eso lo dijo aquél a
quien estos dicen que siguen, aunque yo en el fondo creo que ninguno de esos alcaldes
ha leído ni un cuento de muñequitas recientemente. Mire señor o señora según le
toque, no sea hipócrita. ¿Quiere orar y humillarse? Hágalo en secreto, como
dice el libro que debería haber leído si fueran religiosos. Cuando el alcalde
de Isabela, el de Mayagüez, el de Vega Baja, la de Ponce, el de Manatí, el de
Yauco y cualquier otro viene firmando proclamas de ayuno están haciendo dos
cosas. Primero está violando la ley, y yo creo que simplemente debería ser
destituido; segundo está violando el mandato de su dios, oren en secreto dijo
Jesús, y por mi deberían ser excomulgados. Pero, además de esas dos cosas,
están admitiendo que no pueden, no saben y no quieren gobernar de verdad. Así
que les digo, si van a ayunar háganlo en secreto y de una vez se quedan
encerrados, dejen que venga uno menos loco para gobernar.
(vía elpostantillano.com)
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