por Shangay Lily
Ateísmo o barbarie, ese debería ser el dicho. Lo han dejado bien claro los tres inhumanos que han asesinado a 12 personas, periodistas, por decir la verdad: que el mito de Mahoma sobre el que han levantado un negocio es un chiste. Pero hay muchos intereses económicos y políticos tras la industria de crear mitos y leyendas religiosas que aterroricen a las personas y les impida pensar, razonar, ser libres. Al igual que en Occidente los crsitofascistas han erigido todo un negocio del odio sobre el mito o muñeco imaginario que llaman Dios, los mahomafascistas han creado Alá.
Lo que no se cuenta es que son los EEUU los que están detrás de todos estos fanáticos mahomafascistas. Está constatado que la CIA creó y financió a Al-Qaeda para boicotear a la Unión Soviética que controlaba Afganistán. La familia Bush montó un negocio con la familia Bin Laden a la que luego convertirían en un monstruo terrorífico de terrorismo. Osama Bin laden se quedó en casa de los Bush en repetidas ocasiones. Pero eso no interesa contarlo. Es más interesante crear el mito del terrorismo como el mito de la religión para justificar los numerosos negocios que se levantan en ese juego antagonista que en realidad pertenece a los mismos. El terrorismo es muy necesario para los fascistas, como bien sabe el PP y su estrategia con ETA en España para justificar un estado policial.
La religión siempre ha jugado un papel primordial en el capitalismo y antes en el absolutismo (ambos sistemas son más similares de lo que muchos creen), dota de legitimidad la barbarie, crímenes y genocidios que los “buenos” han perpetrado a lo largo de la historia para defender la sacrosanta Iglesia y destruir el mal de la Iglesia contraria. Es esencial para este teatro que las potencias tienen montadas en el mundo que la gente crea que es una cuestión de religión o valores, cuando en realidad, como ocurre con el pinkwashing en Israel o los EEUU, es una estrategia para legitimar la violencia invasora que saquea los medios y el poder del petróleo en estos momentos, el oro en otros, como en América, o la seda en otros).
Como dijo hace tiempo el premio Nobel en física Steven Weinberg: “La religión es un insulto a la dignidad humana. Con o sin ella, se encontrará buena gente haciendo cosas buenas y gente malvada haciendo cosas malas. Pero para que la gente buena haga cosas malvadas, se necesita la religión”.
Y ahora tendremos que sufrir a los cristofascistas justificando su reino de terror e injurias comparándolo con el de los mahomafascistas, como si fuesen distintos. Ambos sustentan su poder sobre la mentira de la religión. Ambos justifican sus atrocidades sobre unos escritos ignorantes y atávicos llamados Biblia o Corán que justifica el reino de los más idiotas, los más crueles, los más brutos. El negocio del odio y la muerte. Como en el racismo. Porque este atentado desatará un ola de racismo que beneficiará a los mismos de esa gran industria del miedo, a las estúpidas Marie Le Pen de este mundo que podrán subir en votos gracias a los crímenes de sus aliados mahomafascistas. Todo un juego.
Por eso es tan peligroso e indignante que Pablo Iglesias y Podemos aplauda a ese otro mentiroso negociante que es el Papa Francisco y se atrevan a defender la economía de la Iglesia, que es la del saqueo y la opresión. La religión es muy buena para captar votos, pero siempre da paso al reino de las penumbras y el terror. No se puede estar en ambos bandos. O con la luz y la inteligencia o con la penumbra y la ignorancia. En esto no hay grises como pretenden algunos políticos negociantes.
Esta entrada es un homenaje a las y los valientes de Charlie Hebdo. Hoy más que nunca queda patente la necesidad y vital importancia del periodismo –el de verdad, no el trabajo de relaciones públicas de empresas y negocios que la mayoría de medios ejerce– para la libertad y la supervivencia de la civilización humana. No al reino del terror de las religiones y su perenne Edad Media llena de ignorancia y miedo. Sí a la información y la mirada crítica. Especialmente la auto-crítica.
Escribo esto desde Marruecos, un país sumido en el estado de la mendicidad por la religión y sus intereses estratégicos. Es lamentable ver la miseria que la religión establece ahí donde consigue imponerse al estado. El miedo a decir la verdad se lee en la mirada de los pocos que se atreven a pensar. Los demás sobreviven en un estado de brutalidad.
Nota: he puesto esa caricatura de Mahoma que publicó Charlie Hebdo porque apunta la homofobia que subyace en todo fundamentalismo religioso. Mahoma dice ahí: ¿Y mis nalgas? ¿No te encantan mis nalgas? La mera sugerencia de una homosexualidad de Mahoma es lo más ofensivo para los hipócritas religiosos (los más armarizados y pederastas).
(vía blogs.publico.es)
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