POR MOEDETRIANA
Una bizarra historia tuvo lugar el Viernes Santo sevillano cuando, en el barrio de Triana a la altura de la calle Procurador, el paso del Cristo de la Expiración popularmente conocido como El Cachorro detenía su transitar por una fuerza mayor. Una señora de avanzada edad se plantaba ante el imponente crucificado obra de Francisco Ruiz Gijón con una extraña urna entre sus manos, la destapaba y al instante comenzaba a lanzar puñados de ceniza que resultaron ser los restos de la cremación de su difunto marido —Manolito—, quien terminó desparramado sobre los rostros y trajes del capataz y sus auxiliares que no pudieron hacer más que presenciar atónitos la escena. Éstos no dudaron inmediatamente en sacudirse la ropa, algunos llegando incluso a desprenderse de sus chaquetas para eliminar de ellas el oscuro polvo gris que las recubría.
Un audio grabado por uno de los presentes y difundido como la pólvora a través de Whatsapp en el que se cuenta la peripecia se ha hecho viral en todo Sevilla. En él, el testigo que marchaba bajo las trabajaderas de la imagen narra todo lo sucedido durante esos surrealistas minutos que pudieron vivirse en las inmediaciones de Chapina cuando apenas pasaban las cinco de la tarde del pasado viernes. La historia que bien pudiera parecer un chiste del desaparecido Paco Gandía, es absolutamente verídica y de ella pueden dar buena cuenta los cientos de espectadores que entre miradas cómplices y gestos de estupor vivieron de cerca el momento. Una fiel y tangible muestra de que la fe, lo mismo mueve una montaña que lo pone todo perdido de polvo.
(Via moedetriana.com)
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