Juan Gerardo Martínez Borrayo
Recuerdo una escena de la película "Contacto", en la que la protagonista es descartada para ir a encontrarse con los extraterrestres porque era atea. El razonamiento del comité de selección fue que ella no representaba al casi 100 por ciento de los humanos que tienen creencias religiosas.
En México, según el censo del 2000, de unos 85 millones de mexicanos, casi tres millones no tenían religión, que viene siendo el 3.5 por ciento de la población total. Eso quiere decir, que hay 96.5 por ciento que sí tienen una religión.
¿Por qué la religión ha existido en todas las culturas y en todas las épocas? Algunos claman que la religión es una adaptación para solucionar los problemas de cooperación entre humanos no relacionados genéticamente. Otros dicen que emergió como un producto derivado de nuestras capacidades cognitivas preexistentes.
Además, recientemente se ha comenzado a tomar en cuenta a los estudios psicológicos sobre la moral, que apoyan la noción de que la religión apareció como un producto derivado de nuestras capacidades preexistentes que evolucionaron para funciones no religiosas. La idea básica es que tenemos intuiciones morales acerca de lo que es bueno y malo, que son distintas de las normas y valores que explícitamente proponen las religiones.
COMO ADAPTACIÓN
Aquí, la religión sirve para exhibir señales costosas de compromiso con nuestros grupos de convivencia. Vividores y aprovechados no pueden simular fácilmente cosas como donar dinero, pasar mucho tiempo a las actividades religiosas o estar dispuestos a realizar rituales dolorosos. Todas estas actividades promueven la cooperación intragrupal.
Por ejemplo, Bulbulia y Mahoney en el 2008, han mostrado que cristianos de Nueva Zelanda darían más dinero a canadienses cristianos que a ciudadanos de Nueva Zelanda no cristianos.
Una de las explicaciones, de acuerdo a Johnson y Bering en el 2006, de cómo la religión promueve la cooperación, es que han implantado la idea de que existe un Dios que todo lo ve (omnipresente y omnisapiente) que va a castigar y premiar las buenas y malas acciones.
COMO PRODUCTO DERIVADO
Desde este punto de vista, la religión está basada en nuestras capacidades cognitivas que nos permiten solucionar problemas más generales de interacción social, pero que subsecuentemente fueron usadas para generar la religión, la idea de Dios y la cooperación.
Por ejemplo, una de las promesas que muchas religiones dan es la posibilidad de existencia de vida después de la muerte; pero esta ilusión de inmortalidad no viene tanto de la religión, sino que "parasita" de nuestras estructuras cognitivas. Tenemos sesgos para pensarnos a nosotros mismos como inmortales, así lo indica el estudio de Joseph Bering del 2002.
Algunos proponen que todos los humanos somos intuitivamente dualistas en el sentido de que sentimos que nosotros somos algo diferente de nuestro cuerpo y que cuando ocurre la muerte, lo que se acaba es el cuerpo, no nosotros. También se ha propuesto que somos "promiscuamente teleológicos", es decir, que tenemos la fuerte tendencia a ver significado e intencionalidad en todo lo que pasa. Dicho en otras palabras, vemos la mano de Dios en donde sólo hay azar. Estas características hacen a las creencias religiosas muy "contagiosas" en el sentido de que son fáciles de propagar porque resuenan con operaciones mentales básicas. Por eso son fáciles de usar en el razonamiento moral.
MORALIDAD SIN RELIGIÓN
Supongo que algunos de los lectores pensarán que no puede haber moralidad sin religión, pero la mayoría de los estudios han encontrado lo contrario. No hay una conexión necesaria entre moral y religión.
Muchos estudios se han realizado con la prueba de sentido moral, la cual ha sido aplicada a cientos de personas, hombres y mujeres, con estudios desde primaria hasta doctorado, de derecha y de izquierda y con diferentes grados de religiosidad, desde los muy devotos hasta con ateos.
En docenas de dilemas y con cientos de personas, el patrón de juicios morales no difiere entre ellos. Se dan las mismas respuestas a los dilemas sin importar si son ateos o creyentes. Lo que hace la religión es colorear o dar respuestas para casos muy específicos, pero no tiene influencia en el sistema intuitivo que opera más generalmente y para casos no familiares.
Por poner sólo un ejemplo, se aplicó una versión de la prueba de sentido moral a una población maya y a pesar de las diferencias culturales cuando las respuestas fueron comparadas con los datos obtenidos por Internet, no hubo diferencias entre ellos. La religión no tiene influencia alguna en los juicios morales de las personas. Las intuiciones morales operan independientemente de la religión a la que se pertenezca.
¿Cómo puede ser que personas de todos los tiempos y todas las culturas compartan un mismo mecanismo para generar religiones? Para responder a esta pregunta es que se ha propuesto que estamos dotados de un conjunto de principios abstractos que versan sobre la psicología de las personas para el bienestar de otros.
La religión, al igual que el sistema de leyes, provee guías específicas para acciones específicas, pero falla para penetrar o alterar nuestras intuiciones morales de sentido común.
Y aunque en muchos sujetos y en muchas culturas, los conceptos y las creencias religiosas son la forma estándar de conceptualizar las intuiciones morales, esperemos que estas investigaciones ayuden a separar en todo el mundo a la religión de la moral.
De esta manera, si es que algún día llegamos a contactar con extraterrestres, puede ir en representación de todos nosotros una atea.
* Departamento de Neurociencias, Universidad de Guadalajara.
(vía el occidental)
Recuerdo una escena de la película "Contacto", en la que la protagonista es descartada para ir a encontrarse con los extraterrestres porque era atea. El razonamiento del comité de selección fue que ella no representaba al casi 100 por ciento de los humanos que tienen creencias religiosas.
En México, según el censo del 2000, de unos 85 millones de mexicanos, casi tres millones no tenían religión, que viene siendo el 3.5 por ciento de la población total. Eso quiere decir, que hay 96.5 por ciento que sí tienen una religión.
¿Por qué la religión ha existido en todas las culturas y en todas las épocas? Algunos claman que la religión es una adaptación para solucionar los problemas de cooperación entre humanos no relacionados genéticamente. Otros dicen que emergió como un producto derivado de nuestras capacidades cognitivas preexistentes.
Además, recientemente se ha comenzado a tomar en cuenta a los estudios psicológicos sobre la moral, que apoyan la noción de que la religión apareció como un producto derivado de nuestras capacidades preexistentes que evolucionaron para funciones no religiosas. La idea básica es que tenemos intuiciones morales acerca de lo que es bueno y malo, que son distintas de las normas y valores que explícitamente proponen las religiones.
COMO ADAPTACIÓN
Aquí, la religión sirve para exhibir señales costosas de compromiso con nuestros grupos de convivencia. Vividores y aprovechados no pueden simular fácilmente cosas como donar dinero, pasar mucho tiempo a las actividades religiosas o estar dispuestos a realizar rituales dolorosos. Todas estas actividades promueven la cooperación intragrupal.
Por ejemplo, Bulbulia y Mahoney en el 2008, han mostrado que cristianos de Nueva Zelanda darían más dinero a canadienses cristianos que a ciudadanos de Nueva Zelanda no cristianos.
Una de las explicaciones, de acuerdo a Johnson y Bering en el 2006, de cómo la religión promueve la cooperación, es que han implantado la idea de que existe un Dios que todo lo ve (omnipresente y omnisapiente) que va a castigar y premiar las buenas y malas acciones.
COMO PRODUCTO DERIVADO
Desde este punto de vista, la religión está basada en nuestras capacidades cognitivas que nos permiten solucionar problemas más generales de interacción social, pero que subsecuentemente fueron usadas para generar la religión, la idea de Dios y la cooperación.
Por ejemplo, una de las promesas que muchas religiones dan es la posibilidad de existencia de vida después de la muerte; pero esta ilusión de inmortalidad no viene tanto de la religión, sino que "parasita" de nuestras estructuras cognitivas. Tenemos sesgos para pensarnos a nosotros mismos como inmortales, así lo indica el estudio de Joseph Bering del 2002.
Algunos proponen que todos los humanos somos intuitivamente dualistas en el sentido de que sentimos que nosotros somos algo diferente de nuestro cuerpo y que cuando ocurre la muerte, lo que se acaba es el cuerpo, no nosotros. También se ha propuesto que somos "promiscuamente teleológicos", es decir, que tenemos la fuerte tendencia a ver significado e intencionalidad en todo lo que pasa. Dicho en otras palabras, vemos la mano de Dios en donde sólo hay azar. Estas características hacen a las creencias religiosas muy "contagiosas" en el sentido de que son fáciles de propagar porque resuenan con operaciones mentales básicas. Por eso son fáciles de usar en el razonamiento moral.
MORALIDAD SIN RELIGIÓN
Supongo que algunos de los lectores pensarán que no puede haber moralidad sin religión, pero la mayoría de los estudios han encontrado lo contrario. No hay una conexión necesaria entre moral y religión.
Muchos estudios se han realizado con la prueba de sentido moral, la cual ha sido aplicada a cientos de personas, hombres y mujeres, con estudios desde primaria hasta doctorado, de derecha y de izquierda y con diferentes grados de religiosidad, desde los muy devotos hasta con ateos.
En docenas de dilemas y con cientos de personas, el patrón de juicios morales no difiere entre ellos. Se dan las mismas respuestas a los dilemas sin importar si son ateos o creyentes. Lo que hace la religión es colorear o dar respuestas para casos muy específicos, pero no tiene influencia en el sistema intuitivo que opera más generalmente y para casos no familiares.
Por poner sólo un ejemplo, se aplicó una versión de la prueba de sentido moral a una población maya y a pesar de las diferencias culturales cuando las respuestas fueron comparadas con los datos obtenidos por Internet, no hubo diferencias entre ellos. La religión no tiene influencia alguna en los juicios morales de las personas. Las intuiciones morales operan independientemente de la religión a la que se pertenezca.
¿Cómo puede ser que personas de todos los tiempos y todas las culturas compartan un mismo mecanismo para generar religiones? Para responder a esta pregunta es que se ha propuesto que estamos dotados de un conjunto de principios abstractos que versan sobre la psicología de las personas para el bienestar de otros.
La religión, al igual que el sistema de leyes, provee guías específicas para acciones específicas, pero falla para penetrar o alterar nuestras intuiciones morales de sentido común.
Y aunque en muchos sujetos y en muchas culturas, los conceptos y las creencias religiosas son la forma estándar de conceptualizar las intuiciones morales, esperemos que estas investigaciones ayuden a separar en todo el mundo a la religión de la moral.
De esta manera, si es que algún día llegamos a contactar con extraterrestres, puede ir en representación de todos nosotros una atea.
* Departamento de Neurociencias, Universidad de Guadalajara.
(vía el occidental)
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