La Universidad debe ser un espacio para el conocimiento y la libre presentación de ideas, es cierto. Se espera, sin embargo, que los argumentos presentados a la hora de tratar un tema sean rigurosos y recojan con la mayor ecuanimidad posible el estado de la cuestión.
Nada de eso posee esta exposición. Utiliza caricaturas humorísticas sobre Dios, cedidas por la revista humorística El Jueves, y no hay ni una sola cita de científicos o filósofos recogida de primera mano. Todo son referencias vagas: según dice tal fulano o entresacado de una cita de mengano.
Lo que nos ha sorprendido y molestado a algunas de las personas que hemos visto la exposición, no es el tema, ni la orientación atea de estas láminas, sino la simpleza e inexactitud de sus argumentos. Cualquier persona mínimamente informada sabe que la ciencia no lo explica todo, y que a lo largo de la historia los paradigmas científicos han ido cambiando porque ninguno de ellos estaba en posesión de la verdad.
El hombre no puede poseer la verdad absoluta porque su conocimiento es limitado. Por ello, la persona más sabia acostumbra a ser también la más respetuosa. Este no es el caso, lamentablemente, de esta exposición, cuyos pobres argumentos son indignos de una universidad.
Profesor de Filosofía
(vía elcorreogallego.es)
Nada de eso posee esta exposición. Utiliza caricaturas humorísticas sobre Dios, cedidas por la revista humorística El Jueves, y no hay ni una sola cita de científicos o filósofos recogida de primera mano. Todo son referencias vagas: según dice tal fulano o entresacado de una cita de mengano.
Lo que nos ha sorprendido y molestado a algunas de las personas que hemos visto la exposición, no es el tema, ni la orientación atea de estas láminas, sino la simpleza e inexactitud de sus argumentos. Cualquier persona mínimamente informada sabe que la ciencia no lo explica todo, y que a lo largo de la historia los paradigmas científicos han ido cambiando porque ninguno de ellos estaba en posesión de la verdad.
El hombre no puede poseer la verdad absoluta porque su conocimiento es limitado. Por ello, la persona más sabia acostumbra a ser también la más respetuosa. Este no es el caso, lamentablemente, de esta exposición, cuyos pobres argumentos son indignos de una universidad.
Profesor de Filosofía
(vía elcorreogallego.es)
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