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viernes, 18 de marzo de 2011

El nacional-ateísmo

Carlos Colón 


EL nacional-ateísmo es la versión actual del nacionalcatolicismo de los años 40. Cosas de España. Afortunadamente estamos en democracia y no bajo una dictadura, por lo que no puede imponerse directamente.

Pero sí puede hacerlo indirectamente a través de la acción conjunta de gobiernos manipuladores que disimulan su fracaso y la apostasía de sus ideales de izquierda exagerando algunos tics del antiguo anticlericalismo, de medios de comunicación tan alérgicos a la religión como al pensamiento o del consumismo que pretende reducir el ser humano a consumidor compulsivo. Nunca la izquierda, el neocapitalismo y el hiperconsumo se han llevado tan bien como cuando -como escribió Pasolini- han hecho causa común a favor de ese "hedonismo neo-laico, ciegamente olvidado de todo valor humanístico y ciegamente extraño a las ciencias humanas, con el que el poder real sustituye todo otro valor moral del pasado".

Entre estos valores, según el acertado diagnóstico establecido por el cineasta y ensayista hace casi 40 años, está la religión, que "ha acabado por pertenecer a aquel mundo humanístico del pasado que constituye un impedimento a la nueva revolución industrial. El nuevo poder necesita un espíritu totalmente pragmático y hedonístico en los consumidores: un universo técnico y puramente terreno en el que pueda desarrollarse sin impedimentos el ciclo de la producción y el consumo.

Para la religión, y sobre todo para la Iglesia, ya no hay sitio". Lo que no podía prever era que años más tarde una izquierda naufraga, apóstata, acomodaticia y corrupta se convirtiera, aún en mayor medida que los neoconservadores, en uno de los agentes del triunfal neoliberalismo hiperconsumista, antisocial y antihumanístico. Con el nacional-ateísmo como antirreligión de Estado que impregna los discursos socialmente hegemónicos.

Una de las más curiosas manifestaciones recientes del nacional-ateísmo se ha dado en uno de los textos (el único a cargo de un autor español, naturalmente) del catálogo que el Museo del Prado (institución pública) ha editado con motivo de la magnífica exposición dedicada a Chardin. El texto en cuestión tiene el curioso título de Pintura para ateos: Los bodegones de Chardin. ¿Qué es esto de pintura para ateos? ¿Existe una pintura para ateos y otra para creyentes? ¿Estarán vetados los bodegones de Chardin a los creyentes y el retablo de Isenheim, El cordero místico de Zurbarán o el Cristo de Velázquez a los ateos? ¿Se entendería que se escribiera en un catálogo: Música para creyentes: las Pasiones de Bach? Como en los folletines antiguos: la solución, mañana.

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