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martes, 22 de marzo de 2011

Un monje y un ateo dialogan sobre nuestra época sin buscar certezas

Getu Arteche Madrid, 20 mar (EFE).- El escritor y ensayista Albert Chillón, de formación progresista y de izquierdas, dialoga con el antropólogo, teólogo y monje de Montserrat Lluis Duch, un librepensador de rara hondura y originalidad, en un libro que escarba en nuestra época y alumbra cuestiones cruciales sin buscar certezas.

"Lo primero que hemos de modificar hoy son las actitudes", dice en una entrevista con Efe este benedictino heterodoxo y una de las mayores voces del orbe intelectual hispánico, según Herder, editor de "La condición ambigua" (diálogos con Lluis Duch).

Un texto organizado en pregunta-respuesta, que aborda, entre otros, el asunto crucial del poder, porque "en su uso radica la gran cuestión que afecta todas las vertientes de la existencia", explica Duch, que lo distingue de la autoridad.

"Uno de los síntomas mas preocupantes de la actual crisis es el modo en el que los jóvenes -sobre todo ellos- aprenden a ejercer el poder; no digo sobre los demás, sino sobre sí mismos, ya que solo quien sabe regirse será luego capaz de regir a los otros, en los que verá los límites y posibilidades que ve en su propia persona", escribe.

Su gran preocupación es que el cambio cultural de "dimensiones insólitas" al que asistimos trae "impresionantes retos, pero también grandes peligros, como agarrarse a integrismos y fanatismos, desorientados por la crisis moral, social, política, económica y de todo orden, donde ya no sirven los lenguajes para articular nuestras dudas".

Ejemplo de esta crisis es comprobar que "la sobreaceleración del tiempo vital causa enfermedades y depresiones, mientras los políticos, entrampados en sus batallas, se olvidan de la salud pública, que en nuestro país está en pésimas condiciones", critica.

Piensa que "modificar las actitudes permitirá que florezcan palabras y resucite el ser humano" y destaca esa ambigüedad estructural que estamos obligados a resolver "en situación" cada uno de nosotros.

"Ni ángel ni bestia", en palabras de Blaise Pascal, "por más que el ser humano se sueñe infinito, su vida transcurre en lo incierto y precisa ser orientada por un pensamiento lúcido y cordial", sostiene este religioso, al que Chillón describe como "muy crítico y nada dogmático".

"Duch propina una crítica cordial, a veces incisiva y acerba, contra la curia eclesial -dice-, su posición aúna rigor y compromiso cívico con un pensamiento algo en los márgenes, eso que él llama ´heterodoxia necesaria´ para evitar que el pensar se burocratice y nos arrastre la gran máquina de poder".

Albert Chillón es profesor de Antropología de la comunicación en la Universidad Autónoma de Barcelona, y ve en él a uno de los pensadores más interesantes de España en las últimas décadas ¡cuando no hay tantos!, exclama.

"Menos conocido que Emilio Lledó o Eugenio Trías, porque está fuera del escaparate cultural", indica.

Duch reside en un monasterio, pero baja cada semana a la ciudad, ha sido hasta hace poco profesor del Instituto de Teatro de Barcelona, imparte cursos de doctorado y ha publicado medio centenar de libros, atendidos en el ámbito académico.

En torno a él funciona en Barcelona, desde final de los noventa, un grupo de reflexión en Antropología, en el que se reúnen cada mes Xavier Marín, Anna Pagès, Miquel Fabre, Francesc Torralba y Joan C.Melich, además de Chillón.

"La condición ambigua" recoge los frutos de varias conversaciones mantenidas en 2010. Sus páginas recorren su pensamiento al hilo de su vida. "Lo biográfico es muy relevante para mí -confiesa Duch-, sin ética no hay estética".

"La experiencia de confrontar biografía e intelecto me producía, de cuando en cuando, una explosión que abría el horizonte, y, asediado por la tensión memoria-olvido, surgían jirones de mi vida que habían quedado fuera de la consciencia", contó a Efe de estas charlas que le resultaron "muy gratas".

Amigo de infancia de Ernest Lluch -en el colegio les llamaban Lluch y Duch-, perdió a su madre a los 14 años, una ausencia que le costó mucho tiempo aceptar, confiesa en este libro, donde repasa asuntos como el terrorismo, Dios, Montserrat, pederastia, celibato, memoria histórica o libertad.EFE ga/me

(vía elconfidencial.com)

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