Por Lillian Kwon|Christian Post Reporter
Traducción de Esperanza González
James S. Spiegel tiene una tesis incómoda que proponer; sostiene que, en el fondo, el escepticismo religioso es un problema moral.
Spiegel, profesor de filosofía y religión en la Universidad de Taylor en Upland, Ind., ha escrito el libro The Making of an Atheist en cuyas 130 páginas responde a los nuevos ateos. Pero a diferencia de las numerosas respuestas que han surgido de los defensores del cristianismo, la obra de Spiegel se enfoca en las raíces morales y psicológicas del ateísmo.
Mientras que los ateos insisten que la razón fundamental para negar a Dios es el problema de la maldad o la irrelevancia científica de lo supernatural, el filósofo cristiano señala que el argumento es “solo un ardid” o “una cortina de humo intangible para ocultar la verdadera razón: la rebelión personal”.
Spiegel admite que pudiere parecer impropio u ofensivo el sugerir que el hecho que una persona no crea en Dios sea una forma de rebelión. Sin embargo, en una reciente entrevista para la Evangelical Philosophical Society menciona que se sintió obligado a escribir el libro ya que está convencido que su tesis es una “clara verdad bíblica”.
Su intención al escribir el libro no fue la de provocar a la gente ni demostrar que el teísmo es más racional que el ateísmo. Por el contrario, su propósito es dirigir a la gente a la “verdadera explicación del ateísmo”.
"La negación de Dios es una cuestión de voluntad no del intelecto”, afirma.
"El ateísmo no es el resultado de la valoración objetiva de pruebas, si no más bien una aferrada desobediencia; no surge del cuidadoso uso de la razón si no de la desobediencia deliberada. El ateísmo es la supresión de la verdad por medio de la debilidad, la consecuencia cognitiva de la inmoralidad”.
"En suma, es el pecado, el origen o la incredulidad”.
Dios ha hecho Su existencia evidente a partir de la creación – desde la inimaginable inmensidad del universo al complejo mini universo de las células de cada persona, señala Spiegel. La conciencia humana, las verdades morales, los sucesos milagrosos y las profecías bíblicas que se han cumplido son también evidencia de la existencia de Dios.
Pero los ateos rechazan todo esto, o en palabras de Spiegel “pierden el significado divino de cualquiera de estos aspectos de la creación de Dios” y al hacerlo “están también despreciando la razón”.
Spiegel señala que lo anterior sugiere que son otros los factores que dan lugar a la negación de Dios. En otras palabras, lo que impulsa al ateo es algo más que la búsqueda de la verdad.
Se infiere de las Escrituras que el problema del ateo es la rebelión en contra de la fehaciente verdad de Dios tal y como se manifiesta en la naturaleza, señala Spiegel. La rebelión insita la inmoralidad y una conducta inmoral o el pecado corrompen el conocimiento.
“Existe un fenómeno que llamo ‘ceguera inducida por un paradigma’ en la que la falsa perspectiva global de las personas les impide ver aquellas verdades que de otra manera serían obvias, explicó el autor a EPS. Además, de cierta forma las pecaminosas indulgencias de las personas mitigan su percepción natural de Dios o, como lo llamó Juan Calvino sensus divinitatis. Mientras más se silencie esta innata percepción de lo divino, la persona se hace más resistente a la evidencia de Dios”.
Spiegel, quien se convirtió al cristianismo en 1980, ha sido testigo de este patrón en sus amigos. Su camino del cristianismo al ateísmo estuvo plagado de: acciones que rebasaron el límite de la moral (como infidelidad, resentimiento o incapacidad para perdonar); después dejaron de tener contacto con todo aquel que fuera creyente: seguido de dudas cada vez mayores sobre su fe, junto con un continuo desenfreno a los pecados respectivos; que culminó en una negación consciente de Dios.
Al examinar la psicología del ateísmo, Spiegel cita a Paul C. Vitz, quien descubre una conexión entre el ateísmo y la carencia de un padre:
"Los seres humanos fueron hechos a imagen y semejanza de Dios y la relación entre padre e hijo refleja esa relación como descendientes de Dios” señala Spiegel. "Inconscientemente (y a menudo conscientemente, de acuerdo a la perspectiva global de cada uno) concebimos a Dios en pos del modelo de nuestro padre terrenal.”
"Sin embargo, cuando nuestro padre terrenal es imperfecto, ya sea por su muerte, abandono o abuso, inevitablemente afecta nuestra idea sobre Dios”.
David Hume y Friedrich Nietzsche son un ejemplo de ateos cuyos padres murieron. Thomas Hobbes, Voltaire y Sigmund Freud tuvieron padres abusadores o débiles de carácter. Entre los nuevos ateos, el padre de Daniel Dennett falleció cuando Dennett tenía cinco años y al parecer el padre de Christopher Hitchens tuvo una relación muy distante con su hijo. Hitchens ha confesado que no “tiene ningún recuerdo de él”.
Por lo que se refiera a Richard Dawkins y a Sam Harris, existe muy poca información disponible sobre su relación con sus padres.
"Parece ser que los efectos secundarios psicológicos de un padre imperfecto se deben combinar con la rebelión – un tipo de persistente respuesta inmoral como el resentimiento, rencor, vanidad, incapacidad para perdonar o un orgullo exagerado. Cuando esa rebelión es profunda o lleva suficiente tiempo, surge el ateísmo”, explica Spiegel.
El autor sostiene que básicamente “los ateos eligieron no creer en Dios” y que “esta elección no se da en un vacío psicológico”.
"Dicha elección se toma en respuesta a grandes desafíos de la fe como un padre imperfecto y quizá debido a otras duras pruebas emocionales o sicológicas” señala Spiegel. “Tampoco se trata de una elección hecha en un vacío moral. El pecado y sus consecuencias también afecta la voluntad de manera importante”.
"Esta dinámica moral y sicológica hace posible negar la existencia de lo divino sin ningún (o con mucho) sentido de incoherencia en la perspectiva global de cada uno”.
The Making of an Atheist: How Immorality Leads to Unbelief se publicó en febrero.
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