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miércoles, 1 de junio de 2011

Cinco afirmaciones ciertamente mejorables (1/5) Contestación a un integrista anti-ateo

MANUEL BARREDA

Cinco afirmaciones “miscatianas” ciertamente mejorables (I)

1. La persona sin Religión es necia.

2. Sólo en una sociedad vertebrada por la religión se produce (se concentra, surge y prospera o se desarrolla la) ciencia.

3. EEUU se caracteriza por ser una sociedad vertebrada por la religión.

4. Kepler, Copérnico, Galileo, Newton, Pascal, Faraday, Maxwell, (fueron) todos cristianos devotos.

5. “Para Kant la razón pura accede a realidades secundarias y subordinadas. Las principales: Dios, alma, inmortalidad…están al alcance de la razón práctica”.

1.- La persona sin Religión es necia.

a. ¿Es preciso responder a semejante memez? Cada vez más personas bien informadas e inteligentes (incluidos los filósofos y científicos de alto nivel) declaran no creer en un Dios personal y creador; por el contrario, es evidente que existen necios creyentes, creyentes peligrosos, inmorales, mezquinos, abyectos, etc., y no en menor medida (absoluta ni relativa) que sus equivalentes agnósticos o ateos.

b. ¿Es necesario apelar a la religiosidad o irreligiosidad de las personas o relacionarla con su conducta y actitud, salvo que éstas hayan de interpretarse o relacionarse con su fanatismo o intolerancia agresora?

c. No pocos creyentes lo son por carecer de información y espíritu crítico; por no someter a un mínimo análisis el credo que se les inculcó en su infancia.

d. Por si fuera poco, el autor de la sentencia atribuye –gratuitamente, sin otro motivo que su prejuicio- a los no creyentes otros atributos indignos que relaciona con su falta de integridad, moral, virtud, honestidad; o su deterioro humano.

¿Tiene algo de esto relación (verificable, sociológica, psicológica o estadística) con la realidad? En absoluto, por supuesto. La fe (creer sin pruebas) ni siquiera es más “meritoria” que su ausencia; y acaso el ateísmo o agnosticismo crítico de la persona que se ocupó de buscar la “verdad” merezca en mayor medida nuestra admiración que la fe infantil e inmodificable del carbonero, por no mentar a los loros.

Arrogarse la verdad absoluta, sin pararse a analizar muy a fondo su fundamento es una actitud realmente necia y propia de incultos. Una actitud alejada de la del filósofo, el antropólogo y el hombre culto en general. El fanatismo cerril debería curarse con la cultura (y el uso de la inteligencia.

e. Si la sentencia viniera a decir: “el fanático es un necio”, tal vez se aproximara más a la realidad, pero debería matizar.

Por ejemplo: (lo es)…salvo que utilice su fanatismo para someter a otros a su arbitrio tiránico. Si quisiera utilizarlo, es otra cosa, claro. Carlo Mª Cipolla lo llamaría un “malvado”. A un malvado puede irle muy bien, si logra prosperar a costa de otros cuyas posibilidades restringe.

Otro problema sería considerar por qué algunos necesitan un mundo uniforme, obedecer un patrón restrictivo o una autoridad limitadora en lugar de disfrutar de la variedad, la autonomía y el propio aprendizaje…

Debería tratar de “ver” con amplitud de miras o, por lo menos, conformarse con vivir su fanatismo de puertas adentro, sin afectar a terceros (“vive y deja vivir”). Porque los demás son los inocentes, que no tienen la culpa de su fanatismo.

Parece increíble que queden “jetas” y gente tan inmoral que echen de menos la Inquisición a día de hoy. Que solicite que “su verdad” (no más certera ni indiscutible que cualquier otra) se imponga por la fuerza bruta (en poca estima la tienen, junto a la razón que debiera hacerla relucir), fuerza que se imagina en contra nuestra, aunque podría volverse (tal es la esencia de las tiranías) en su contra: pudiendo ser ellos los obligados a callar, los perseguidos y castigados.

(vía blogs.periodistadigital.com)

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