Páginas

jueves, 2 de junio de 2011

Cinco afirmaciones ciertamente mejorables (3/5) Contestación a un integrista anti-ateo

MANUEL BARREDA.

Cinco afirmaciones “miscatianas” ciertamente mejorables (III)

2.- Sólo en una sociedad vertebrada por la religión se produce (se concentra, surge y prospera o se desarrolla la) ciencia.
(Continuación: 2ª parte).

Podemos debatir si el cristianismo se vio mermado por desarrollarse en el Medievo o si contribuyó directamente al advenimiento del Medievo, ya que sus autoridades se estrenaron cerrando templos, sospechando de los científicos y restringiendo al máximo las libertades de credo y pensamiento (hasta la academia de Platón se cerró en el siglo VI).

Pero puede que aquél cristianismo empobrecedor o, en mejores palabras, aquel modo empobrecedor de entender el cristianismo, no fuera sino un síntoma más de un momento de crisis que inauguraba una época oscura.

El oscurantismo lo afectaba todo y era fuente de fanatismo, pobreza, pensamiento lastrado por una concepción netamente religiosa del mundo y la existencia, y esa mentalidad estancada y mágica propia del Medievo, de un mundo que se ruralizaba y hundía en la incultura generalizada; un mundo de siervos y personas sometidas, poco propenso al enfoque racional y harto alejado de la mentalidad científica propia de Aristóteles, Arquímedes o Hipatia.

De modo que no hay una respuesta unánime* a la pregunta: ¿fue el cristianismo (pre-medieval) la causa del oscurantismo, o un signo más de la Edad oscura que se cernía sobre el Imperio romano (y se prolongaría demasiado)?

En cualquier caso, una horda de fanáticos religiosos, la emprendería con violencia contra el saber, con ánimo de “verdad” religiosa, uniformización doctrinal, poder afín y monolítico y, en suma, empobrecimiento social y cultural, regido por prohibiciones y cierre de academias y centros de saber. Sí: se abrirán de nuevo bastantes siglos más tarde, cuando las Universidades árabes sirvan de ejemplo; cuando la Escuela de Salerno rija el modo (transcultural y laico) de enseñar y aprender medicina; y cuando la comunidad de Bolonia inaugure la primera Universidad digna de ese nombre.

Cierto que las siguientes Universidades europeas, las fundadas durante unos siglos (7 siglos después de la quema de la biblioteca, y algunos antes del auge de la quema de seres humanos librepensadores), serán en su mayoría de fundación eclesial; surgidas a la sombra de núcleos eclesiásticos como centros de enseñanza de Teología, Filosofía y Medicina, tendiendo a aumentar sus ámbitos de estudio.

Tras su fundación, el saber europeo crece, aun sin dejar de ser propio de una exigua élite y de verse “inquisitorialmente vigilado”.

La Escuela de Traductores de Toledo transmite parte del saber clásico (vía árabe); que por otro lado aprovecha la Academia florentina.

En el siglo XVI surge un nuevo humanismo y un hombre capaz de reconquistar el mundo. De nuevo, el poder religioso vigila, trata de controlar el pensamiento y persigue, tortura y quema (o amenaza con hacerlo) obras y personas.

Para los siglos XVII-XVIII Inglaterra, Francia, Holanda y algunos condados alemanes cuentan con pensadores libres y centros de saber e investigación científica.

En resumen, los Estados que se caracterizaron por desarrollar la ciencia moderna, la ciencia propiamente dicha, a un nivel sin parangón histórico, coinciden con los que se fueron liberando de la tutela religiosa: Inglaterra, Holanda, Francia, Estados Unidos… Todos ellos tuvieron revoluciones liberales, democratizadoras y restrictivas del poder de la nobleza y el clero. Y su laicismo fue de la mano del desarrollo de libertades básicas, derechos cívicos y humanos, y opción por la ciencia no tutelada (no dirigida).

Incluso en Rusia** y Alemania se observa este fenómeno. Entre los siglos XVIl y XVIII la ciencia europea se desarrolla al tiempo que se va independizando de una autoridad dogmatizadora.

Dicho esto, quede claro que sostengo (¡faltaría más!) que las personas creyentes pueden ser tan científicas como las no creyentes. El problema era que la jerarquía represora del desarrollo de la ciencia era religiosa (cualquier otra que no lo fuera, tendría exactamente mi misma oposición y crítica, quede claro).

Los científicos más relevantes de hoy son, por mera probabilidad estadística, ateos o agnósticos. Los tres más citados son: Russell, Darwin y Einstein. Es curioso que se cite menos a gente como Galileo o Newton, que sin duda fue “el mayor científico de todos los tiempos”, pero debe ser –supongo- por su menor proximidad a nuestro tiempo, y a su menor relevancia en los debates actuales.

Sobre Newton me llama la atención que a menudo sea presentado como un hombre “cristiano”. ¿Qué ha llegado a significar esta palabra? En tiempos tuvo algún sentido moral (próximo al estoicismo de Zenón de Citio, Séneca o Marco Aurelio). Newton fue, en efecto, un hereje cristiano, aunque ciertamente el menos fiable en sentido moral, el más inhumano –falto de cualquier atisbo de compasión y mezquino hasta la paranoia- de todos lo que puedan figurar en una lista típica.

Pueden considerar científicos a los grandes divulgadores de nivel mundial: Asimov, Sagan, Dawkins, Gould, Margulis, Shapiro, Gribbin, Davies, Weinberg, Arsuaga, Ayala, Martínez, Bryson, Punset, Gardner, etc. E incluir entre los hombres mejor informados a los grandes pensadores y filósofos.

(vía blogs.periodistadigital.com)

No hay comentarios: