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martes, 7 de junio de 2011

Cómo ser ateo en la India, el país de los mil dioses

Jason Overdorf, Nueva Delhi (India)

Krishna, Shiva, Brahma... infinidad de dioses reinan en la cultura de la India. Aquí está mal visto que alguien no sea creyente, pero algunos han empezado a "salir del armario".

Lalit Mohan Chawla, un estudiante universitario de 19 años, tenía algunas dudas sobre Dios cuando iba al colegio. En cada aula había una fotografía del difunto Sathya Sai Baba, y cada día el profesor les obligaba a meditar mientras se imaginaban la benevolente mano del gurú tocando su cabeza.

Además, el profesor de yoga de la escuela hablaba de la energía de un modo que contradecía todo lo que Chawla leía en sus libros de ciencias. “Decía que teníamos que usar una esterilla para evitar que nuestra energía se metiese dentro de la tierra”, recuerda.
“Me parecía que era completamente estúpido. Pero si no llevábamos una esterilla, nos castigaban. Una vez me pegaron. No porque me negase a llevar la esterilla, sino porque me olvidé de ella en casa. Nunca me negué a llevar la esterilla; nunca me negué a meditar”.

Lección aprendida.

Los años han pasado, y Chawla es ahora ateo. Y no es el único en la India.
Animados por las redes sociales de internet, los grupos de apoyo a ateos y “mentes libres” comienzan a proliferar en las grandes ciudades indias. Quieren ayudar a los no creyentes (como Chawla, que no se lo ha dicho a sus padres) a mantenerse firmes en sus convicciones frente a las presiones sociales.

“Nos queremos inscribir como una organización nacional, para lo que tenemos que estar presentes en un número de estados en el país. Así que en la actualidad nos estamos centrando en crear grupos regionales en las grandes ciudades”, explica Ajita Kamal, responsable de la página web Nirmukta.com, de donde han surgido la mayoría de las redes sociales ateas de la India.

La India, en donde millones de personas acuden en masa a ver una estatua de Ganesha que se supone que bebe leche y en donde la fe absoluta en la voluntad de los dioses tiene más poder que cualquier ley de tráfico, es un país conocido por su profunda religiosidad.

Pero como demuestran recientes encuestas, la idea occidental de la espiritualidad india benévola y hippy es una fantasía. Pese a sus 60 años de democracia, la India sigue siendo una de las sociedades más represivas del mundo (con un estricto sistema de castas), según un estudio mundial publicado el mes pasado por la revista Science.

Y eso es lo que, a largo plazo, los ateos o los pensadores libres quieren cambiar.
“Queremos que se defina el laicismo en este país”, asegura Aarti Tikoo Singh, miembro de Delhi Freethinkers. “De momento nadie sabe lo que significa. Todo el mundo asume que supone que cada uno tiene una libertad religiosa absoluta, y así es el modo en que todas las comunidades e individuos juegan este juego. La India es ahora el arquetipo de la religiosidad. La globalización lo ha llevado aún más allá. Ahora es una enorme industria”.

En la India, vivir simplemente el día a día como ateo supone un desafío. “Muchos de nosotros pensamos que es bueno ‘salir del armario’. Eso ha ayudado a la comunidad gay; ahora nadie tiene problemas con ellos”, opina Chawla. “Sé que yo debería de hacerlo. Sé que es bueno. Pero no lo hago. No le veo sentido a pelear con mi familia, a estar discutiendo con ellos todo el tiempo”.

Aunque los padres de Singh han aceptado su ateísmo, cuando se casó hace un par de años le dijeron que no podía celebrar una ceremonia civil. Para ellos, una boda civil significaría decir que algo no marchaba bien en la familia.

Así que, al final, Singh aceptó casarse siguiendo el ritual de la fe de su marido, en una ceremonia sij. “Su postura era: ‘¿pero qué pensará la familia?’”, señala.

Ese es un puente que Aayushi Awasthy, de 22 años, todavía tiene que cruzar, aunque asegura que no está dispuesta a que la religión juegue algún papel en su matrimonio y que no aceptará un matrimonio arreglado por su familia.

Cree que ser atea le ha dado fuerza en muchos aspectos. De entrada, ha aguantado la presión de la familia y ha elegido estudiar empresariales en lugar de lo que ellos querían, magisterio. “No tengo miedo a lo desconocido. No tengo miedo a salir a la oscuridad”, asegura.
En una reciente encuesta, el seis por ciento de los indios decían no tener religión alguna. Aún así, el número de indios ateos declarados, “fuera del armario”, es relativamente pequeño.
Sin embargo, si se suman los viejos grupos de no creyentes (como los de la activa escuela comunista india, por ejemplo) y las diversas organizaciones que han expuesto los “milagros” fraudulentos que algunos charlatanes utilizan para desplumar a los pobres, empieza a parecer que el racionalismo científico como sistema de creencias comienza a tener una base de apoyo.
“En la India, la religión se considera sin duda parte de tu identidad, pero eso está cambiando, al menos entre la creciente clase media, que es nuestro sector demográfico por el hecho de que nos estamos organizando en internet”, explica Ajita Kamal.

“Pero queremos ir más allá de la religión. Hay muchas otras áreas en las que el pensamiento crítico y el escepticismo científico son necesarios en la India. De hecho, hay muchos que admiten ser ateos y que sin embargo creen alegremente ideas ilógicas o seudocientíficas”.

Organizando debates y grupos de discusión, los nuevos activistas intentan aumentar el conocimiento del ateísmo entre los indios de clase media y alta que nunca se han cuestionado preguntas sobre Dios, el destino o incluso la astrología.

“Nuestro objetivo no es decir a otros que no crean en Dios”, dice Rajesh Kher, de 67 años. “Nuestro objetivo es que la gente piense”.

(vía lainformacion.com)

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