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jueves, 29 de diciembre de 2011

La Marcha del Orgullo Gay, como el Ku Klux Klan

Francis George ve en ambas manifestaciones el mismo odio a la Iglesia católica.

¿Un resbalón causado por un ardor oratorio excesivo? ¿O bien una polémica áspera, resultado de una estrategia comunicativa precisa? Lo cierto es que la declaración pronunciada el domingo pasado por el cardenal Francis George, arzobispo de Chicago, no pasó inadvertida.

La frase "incriminada", que le está haciendo caer encima una verdadera tormenta, la pronunció el prelado ante las cámaras de la Fox TV: "Algunas manifestaciones del movimiento gay, con su intolerancia hacia la Iglesia católica, corren el riesgo de parecerse a las del Ku Klux Klan, caracterizadas por el mismo odio contra el catolicismo".

El cardenal estaba comentando la posibilidad de que el próximo Gay Pride [Marcha del Orgullo Gay] de Chicago, programado para el domingo 24 de junio de 2012, pase precisamente frente a una de las iglesias más antiguas de la ciudad y, además, en un horario (a las diez de la mañana) en el que las familias van a misa.

La posible incomodidad para los fieles, teniendo en cuenta que la manifestación del año pasado reunió a casi 800 000 personas, había sido señalada por el párroco de la iglesia Nuestra Señora del Monte Carmelo.

"Yo estoy del lado del sacerdote, no tiene sentido que se anule la misa por el paso del Gay Pride", había dicho el arzobispo durante la transmisión televisiva. Y luego llegó la discutida comparación entre los gays y el KKK. "¿No le parece demasiado fuerte?", observó el entrevistador. "Lo es", fue la respuesta de George, "pero la retórica del KKK y de algunos exponentes gays contra el catolicismo es particularmente parecida. ¿Quién es el enemigo? La Iglesia católica".

El Ku Klux Klan

El primer KKK, vale la pena recordarlo, nació en Tennessee en 1886, como sociedad secreta. Sus miembros, que compartían un complejo uniforme hecho de túnicas y capuchas blancas, se mancharon de una serie de delitos en contra de personas de color. En 1871, el Congreso declaró a la organización como delictiva.

Organización que renació, sin embargo, en los primeros años del siglo XX, teniendo como objetivo la afirmación de la superioridad de los blancos. El encargado de fundarla en 1915, en Georgia, fue William J. Simmons, viajero de comercio y asegurador, vinculado al ambiente metodista. El regreso del KKK estuvo influido por la película de D. W. Griffith El nacimiento de una nación obra que exaltaba al anterior Klan. Con el correr del tiempo, la organización se convirtió en uno de los centros de agregación de patriotismo militante. Con el transcurso de los años, la hostilidad del Klan se dirigió ya no solo contra los negros, sino también contra las demás minorías (hebreos, católicos, extranjeros, los mismos homosexuales). El eslogan más gritado recitaba: "¡Cien por ciento americanos!". Se adherían, sobre todo, aquellos que veían en los nuevos llegados (los inmigrantes) a competidores por el puesto de trabajo. Escribe el crítico Stephen Cooper en la biografía del escritor ítalo-americano John Fante: "La Iglesia católica representaba al enemigo número uno del Klan, porque sus miembros eran casi todos inmigrantes, y ciertamente no provenían de países anglosajones. Se consideraba una presencia extraña y reptante que se insinuaba en las principales instituciones del país para revolucionar el estilo de vida americano".

Piden la dimisión

Más allá de las reconstrucciones históricas, de todos modos, el paralelo entre la comunidad homosexual y la sociedad de los encapuchados no les cayó bien a los gais ni a las lesbianas estadounidenses, que inundaron la red de peticiones: "Una comparación dolorosa y degradante: las disculpas no serán suficientes. El único camino para el padre George, si aún tiene algo de dignidad, es el de la renuncia".

De todos modos, el comité organizador respondió a los pedidos de la Iglesia retrasando la salida del cortejo a las 12:00, para permitir a los parroquianos asistir a la función religiosa dominical.

El cardenal regresó a la TV y en la ABC intentó clarificar: «Obviamente, es absurdo decir que las comunidades gais son como el KKK. Mi comparación era entre la clase de manifestación, no se refería a las personas».

A este punto, sin embargo, es fácil imaginar quién será el blanco perfecto del cortejo del próximo 24 de junio.

(vía religionenlibertad.com)

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