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viernes, 30 de diciembre de 2011

Una religión ambigua

Iván Tabares Marín

La reciente encuesta realizada por Datexco sobre las creencias religiosas de los colombianos merece un análisis juicioso ante el auge de las sectas cristianas, no católicas, de manera especial entre las comunidades más pobres de nuestra sociedad.

  Llama la atención, en primer lugar, la falta de información en este campo pues, por un lado, los católicos se apartan de las orientaciones del clero en asuntos morales de tanta trascendencia como el uso de los anticonceptivos (94%), la despenalización del aborto en los tres casos autorizados por la Corte (35%), la eutanasia (25%), el sacerdocio femenino (50%), el matrimonio de los sacerdotes (32%).  Por otra parte, el 50 % de los católicos nunca leen la Biblia o lo hacen de manera ocasional; sin embargo, el 71% opina que la fe es una experiencia individual.

Esta última posición no es ortodoxa y corresponde a la visión luterana o protestante del Cristianismo.  Como se recordará, la Reforma emprendida por Martín Lutero en el siglo XVI tenía como ejes centrales los principios de “sola scriptura, sola gratia o sola fide y solo Christo”, es decir, que se acepta la escritura sagrada como soporte básico de la religión, no hay otra forma de salvación que la gracia o la fe, y Cristo es el único salvador.  Por el  primero de esos principios las iglesias reformadas no rinden culto a las imágenes, aceptan el matrimonio de sus pastores, no creen en el purgatorio, rechazan el negocio de las indulgencias y niegan la función mediadora del clero en las relaciones con Dios.  Para los protestantes y para el 71% de los católicos colombianos encuestados la fe es un asunto personal.  Esto es contrario a la Iglesia Católica pues para ella el Papa y el clero tienen la verdad o la última palabra en la interpretación de los libros inspirados por Dios.  En las iglesias evangélicas o luteranas no hay clero que asuma esa función y cada individuo interpreta la Biblia según su propio criterio.

En este contexto son muy significativos los intentos de conciliación entre las diversas iglesias cristianas o la aproximación de algunos teólogos católicos a las doctrinas protestantes, en particular de Hans Küng, asesor del Concilio Vaticano II, quien dice: “parece obligada una rehabilitación formal de Lutero y la revocatoria de su excomunión por parte de Roma”.  Los hechos y las encuestas parecen darle la razón a Küng.  El número de monjas y sacerdotes disminuye en todo el mundo como si se estuviese llevando a cabo una nueva reforma por sustracción de materia; se incrementa todos los días el número de ciudadanos católicos que deciden seguir, mejor, una de esas sectas venidas de USA y que obedecen a las tradiciones de la Reforma;  hay una relación directa entre desarrollo social y económico con el incremento del número de ateos (mientras en Europa los ateos llegan a un 40 o 45%, en los países del Tercer Mundo su promedio es apenas del 1 al 2%), excepto en USA; por razones conocidas por todos el descrédito del clero y la Iglesia de Roma va en un aumento incontenible.

Volvamos a la encuesta.  El 93% de los católicos apoyan la cátedra de educación religiosa;  pero el problema es el contenido de la misma.  Usted no sabe mucho de religión si ignora las mitologías paganas, los avances arqueológicos, lingüísticos e históricos en esta materia, pero sobre todo, otras creencias distintas a las suyas.  Quien decide estudiar las religiones y su origen de manera seria se expone a terminar como un ateo, un agnóstico o un hereje. ¡Feliz año nuevo!

(vía latarde.com)

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