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jueves, 5 de enero de 2012

¿Ciencia vs. religión?

Pedro Cuadra Morales | Opinión

La ciencia y la religión no son mutuamente excluyentes. Muchos científicos han tenido fe religiosa. Miembros del clero han realizado aportes a la ciencia. Han abundado las instituciones religiosas dedicadas a difundir el conocimiento científico.

Las que sí son mutuamente excluyentes son la adhesión incondicional a la ciencia y la adhesión incondicional a la religión. La ciencia y la religión pueden caminar en armonía sólo si la primera no contradice los dogmas de la segunda. En el caso contrario, uno debe escoger si adherirse a la ciencia o a la religión; no se puede hacer ambas cosas; no se puede estar con Galileo y con la Santa Inquisición.

Aunquae la fe supuestamente mueve montañas, en el peligro la mayoría prefiere confiar en la ciencia. Nadie se queda rezando cuando se enferma; casi todos vamos al médico. Las personas descartan las nociones absurdas cuando éstas le acarrean un  costo material, físico o psicológico; en el caso contrario, ni siquiera las ven absurdas. Hoy nadie toma en serio que “si Dios hubiera querido que voláramos, nos habría dado alas”, o que la disección de cadáveres sea pecado, etcétera.

Cuando Newton supo que algunos fenómenos no se ajustaban a su teoría de gravitación, expresó que Dios podía hacer lo que quisiera en casos particulares. El genio escogió, ante la contradicción, adherirse a la religión. Siglos después, Einstein demostraría que Newton estaba equivocado; no eran caprichos de Dios, sino que la teoría de Newton no explicaba todo lo observado, como sí lo hace la de Einstein.

Cuando Einstein confrontó algunos postulados de la mecánica cuántica, que expresan que los fenómenos a los niveles atómico y sub-atómico son indeterminados por naturaleza,  expresó que “Dios no juega a los dados” y se apartó de esa teoría, desperdiciando el resto de su vida en la inútil búsqueda de otras opciones. Einstein escogió adherirse a su preconcepción religiosa de que el universo no podía ser incierto. El genio estaba equivocado. Hoy se sabe que la naturaleza es incierta en su nivel más elemental. Cuando se tiran dardos a un blanco, es incierta la posición en la que caerá cada tiro, pero ésa no es una incertidumbre esencial, ya que si conociéramos cada detalle de los lanzamientos, podríamos predecir los sitios de caída. A los niveles atómicos y sub-atómicos, sin embargo, la cosa es distinta; no importa cuánta información tengamos, nunca conoceremos los eventos de manera determinada; se trata de una incertidumbre esencial.

Yo me adhiero incondicionalmente a la ciencia. Aunque ésta se equivoque, tengo la garantía de que está sujeta a un intenso escrutinio a nivel mundial, de que es lo suficientemente flexible y auto-crítica para desechar las teorías que contradigan las evidencias, y de que sus beneficios son tangibles en “el más acá”.

Si decidiera adherirme incondicionalmente a la religión, tendría que hacerme diversos cuestionamientos.

1. ¿Cómo escoger la religión? Hay muchísimas opciones. No parece sensato dejar la decisión a los azares de la historia y de la geografía. ¿Debo ser musulmán sólo porque nací en Irán?

2. Si escogiera el cristianismo por ser éste mayoritario, tendría que decidir si ser liberal, como la iglesia Católica, o fundamentalista, como muchas tendencias evangélicas.

3. Si escogiera ser cristiano liberal, podría aceptar las teorías de la evolución, del big bang, de la relatividad, de la cuántica indeterminada, etcétera. Como estas  teorías sólidas contradicen las palabras de la Biblia, tendría que recurrir a la teología, a la tradición de la iglesia y a la hermenéutica (arte de interpretar textos) para estirar la doctrina y acomodarla a los nuevos descubrimientos. Pero, ¿acaso algún padre preferiría no hablarles claro a sus hijos, y utilizar las variables interpretaciones de terceros? ¿Por qué sólo cerca de treinta por ciento de la población mundial es cristiano, dos milenios después de Cristo? ¿Por qué existen tantos cristianismos diferentes? ¿Es tan torpe Dios como comunicador? ¿Cómo creer en absolutos si no los hay en la naturaleza? Ninguna de las constantes físicas conocidas es absoluta. Del número “pi” (cociente de la circunferencia y el diámetro de un círculo) se conocen miles de millones de decimales y parece que éstos no terminan nunca (la Biblia dice que su valor es de tres cerrado; Reyes 7:23). El tiempo y el espacio no son absolutos: se estiran y encogen en función de la gravedad y la velocidad. No se puede medir la distancia entre dos objetos de manera absoluta, ya que los electrones de los átomos exteriores de dichos objetos están siempre en movimiento y sus posiciones son indeterminadas por naturaleza. ¿Cómo conciliar el hecho comprobado de que la especie humana tiene centenares de miles de años de existencia, con la creencia de que Dios se comunicó con nosotros por primera vez hace apenas un par de milenios? ¿Cómo aceptar las modernas interpretaciones metafóricas y alegóricas de pasajes por cuya interpretación literal antaño se torturó y asesinó? ¿No podía Dios comunicarnos su voluntad de una mejor manera, un poquito antes? ¿Fue necesaria la barbarie religiosa? Si la evolución es un proceso continuo, ¿no tenían alma los padres de los primeros humanos que la tuvieron? ¿Se extinguieron los hombres de Neanderthal sin haber sido redimidos? ¿Tenían pecado original?

4. El cristianismo fundamentalista tiene problemas aún mayores porque innumerables observaciones comprobadas lo contradicen de manera frontal. La Biblia está llena de errores, crueldades e injusticias. Para comprobarlo, agarre su Biblia y explore el sitio skepticsannotatedbible.com o lea, Biblia en mano,

“Los Pésimos Ejemplos de Dios Según la Biblia”, de Pepe Rodríguez. ¿Cómo explicar que no se conserven los textos originales de los evangelios, sino sólo traducciones al griego? ¿Cómo confiar en los cerca de cinco mil manuscritos conservados, cuando en ellos se han detectado más de trescientas mil incongruencias? ¿Cómo explicar la influencia política del imperio romano en la escogencia del canon bíblico?

La adhesión incondicional a la ciencia podría algún día unir a los humanos; la ciencia es la misma para todos. La adhesión incondicional a las religiones los mantendría peligrosamente divididos para siempre.

(vía elnuevodiario.com.ni)

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