La 'Hermandad del queridísimo gato acostao con un ojo abierto y el otro cerrao' es un grupo de personas libre pensadoras amantes de las artes audiovisuales y la cultura en general, que decidió convocar en las vísperas de la pasada Semana Santa un concurso de cortometrajes ateos. Los organizadores opinan que este concurso «incentiva la ilusión de nuevos creadores dentro de una temática poco usual e inexplorada». «Debido a la variedad de contenidos fantásticos que componen los cimientos de una religión, se descubre un inmenso campo de posibilidades estilísticas ilimitadas, al igual que un amplio marco expresión crítica», añaden los miembros de este colectivo con nombre de hermandad.
El abanico temático se ha visto reflejado en algunos de los trabajos presentados a este certamen, que fueron desde obras tan intimistas y crudas como el documental 'Un Dios que ya no Ampara', desoladora y a la vez positiva visión de unos padres con hijos con deficiencias mentales, al destartalado 'Pasaje del señor', divertidísima sátira de los iconos cristianos que asemejan a un descarnado estilo gore.
Tanto organizadores como participantes creen, según han confesado, «en la rotunda e indiscutible inexistencia de Dios». «Concebir un festival de estas características se convierte en un acto de afirmación ideológica», aseguran los promotores del certamen audiovisual. Lo que pretenden es «perder el miedo a gritar la verdad envolviéndola en un formato artístico, esto debería ser una obligación moral para cualquier ciudadano despierto e inquieto por las injusticias sociales». En esa línea han creado el primer concurso de vídeos ateos, que ha contado con un premio en metálico de 500 euros al único ganador. «Al no tener ni querer subvenciones por parte de institución alguna, tuvimos que asumir el pago del premio con una fiesta-concierto», indican los promotores del certamen.
Final de fiesta
El concurso se celebró en dos salas diferentes. La primera sesión tuvo lugar en la sala El Apeadero, teatro independiente en el barrio del Realejo, donde se proyectaron los dieciséis cortometrajes a concurso y donde se realizó la primera vuelta de votaciones para dilucidar los mejores trabajos. La segunda sala donde se proyectaron los trabajos finalistas fue Estreyarte, en las afueras de la localidad de Dílar, amplio espacio circense autogestionado. En este lugar se proyectaron los cortos finalistas y se eligió la definitiva historia ganadora. «Las elecciones fueron totalmente democráticas y populares, sin tener que intervenir un jurado especial preparado para abortar cualquier posible tongo o amiguismo», señalan los hermanos del 'queridísimo gato...' La clausura, como cualquier gala cinematográfica que se precie consistió en una «buena fiesta con música en directo, flamenco, rock, punk, y música de baile», y todo ello sin subvención alguna.
Cuatro fueron los filmes granadinos que participaron en el concurso, de los cuales uno fue el ganador, el titulado 'Teófila', de Rubén Millán Portales, que fue el más votado y vitoreado de todo el festival. «Su inteligente humor y su consciente torpeza en la realización técnica, junto con las localizaciones granadinas, encandiló a todos los allí presentes», señalan los 'hermanos' organizadores del concurso.
«Por lo general el nivel fue bueno y participaron cortometrajes de todo el país, incluso del extranjero, destacando algunos de gran producción con excelentes medios que no le hicieron sombras a los más amateur o underground», comentan. Los responsables del certamen ateo se mostraron «felices por haber aportado esta interesante idea a Granada» y esperan que «el año que viene se vuelva a repetir y volvamos a disfrutar de la magia del cine».
(vía ideal.es)
El abanico temático se ha visto reflejado en algunos de los trabajos presentados a este certamen, que fueron desde obras tan intimistas y crudas como el documental 'Un Dios que ya no Ampara', desoladora y a la vez positiva visión de unos padres con hijos con deficiencias mentales, al destartalado 'Pasaje del señor', divertidísima sátira de los iconos cristianos que asemejan a un descarnado estilo gore.
Tanto organizadores como participantes creen, según han confesado, «en la rotunda e indiscutible inexistencia de Dios». «Concebir un festival de estas características se convierte en un acto de afirmación ideológica», aseguran los promotores del certamen audiovisual. Lo que pretenden es «perder el miedo a gritar la verdad envolviéndola en un formato artístico, esto debería ser una obligación moral para cualquier ciudadano despierto e inquieto por las injusticias sociales». En esa línea han creado el primer concurso de vídeos ateos, que ha contado con un premio en metálico de 500 euros al único ganador. «Al no tener ni querer subvenciones por parte de institución alguna, tuvimos que asumir el pago del premio con una fiesta-concierto», indican los promotores del certamen.
Final de fiesta
El concurso se celebró en dos salas diferentes. La primera sesión tuvo lugar en la sala El Apeadero, teatro independiente en el barrio del Realejo, donde se proyectaron los dieciséis cortometrajes a concurso y donde se realizó la primera vuelta de votaciones para dilucidar los mejores trabajos. La segunda sala donde se proyectaron los trabajos finalistas fue Estreyarte, en las afueras de la localidad de Dílar, amplio espacio circense autogestionado. En este lugar se proyectaron los cortos finalistas y se eligió la definitiva historia ganadora. «Las elecciones fueron totalmente democráticas y populares, sin tener que intervenir un jurado especial preparado para abortar cualquier posible tongo o amiguismo», señalan los hermanos del 'queridísimo gato...' La clausura, como cualquier gala cinematográfica que se precie consistió en una «buena fiesta con música en directo, flamenco, rock, punk, y música de baile», y todo ello sin subvención alguna.
Cuatro fueron los filmes granadinos que participaron en el concurso, de los cuales uno fue el ganador, el titulado 'Teófila', de Rubén Millán Portales, que fue el más votado y vitoreado de todo el festival. «Su inteligente humor y su consciente torpeza en la realización técnica, junto con las localizaciones granadinas, encandiló a todos los allí presentes», señalan los 'hermanos' organizadores del concurso.
«Por lo general el nivel fue bueno y participaron cortometrajes de todo el país, incluso del extranjero, destacando algunos de gran producción con excelentes medios que no le hicieron sombras a los más amateur o underground», comentan. Los responsables del certamen ateo se mostraron «felices por haber aportado esta interesante idea a Granada» y esperan que «el año que viene se vuelva a repetir y volvamos a disfrutar de la magia del cine».
(vía ideal.es)
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