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sábado, 22 de diciembre de 2012

Calle Su Santidad y lea por favor los evangelios

En el diario La Gaceta -neofranquista y clerical- abrían ayer con una foto de Benedicto XVI y, por encima, a toda página, el siguiente texto: “El Papa advierte: Aborto, eutanasia y matrimonio gay amenazan la paz.”

Insólito mensaje de un Pontífice católico que, de momento, ha borrado súbitamente al buey y la mula en el portal de Belén. Es curioso -por ser benevolentes con los adjetivos- que Joseph Ratzinger, sentencie que el aborto, la eutanasia y del matrimonio entre homosexuales ponen en peligro la paz.

Desde que el mundo es el mundo
No se recuerda ni una sola guerra -desde que el mundo es mundo-, que haya estallado a cuenta del aborto, la eutanasia y las bodas gay. La ruptura de la paz se ha producido en la historia por otras muchas causas, en su mayoría llevadas a cabo por la codicia, el odio, el poder político, los choques étnicos, la barbarie y la muerte masiva de millones de soldados obligados a satisfacer a los ricos y maltratar a los pobres.

En nombre de Dios
La Iglesia católica conoce bien no pocas guerras antiguas y no tan antiguas. Los Papas tuvieron ejércitos que entraban en batalla apoderándose del nombre de Dios. Las Cruzadas se hacían contra los musulmanes. Los pontífices apoyaban a unos u a otros en función de los intereses papistas o los de los reyes.

Juan Pablo II
Cuando se veía venir la invasión y guerra de Irak, hay que reconocer que el Papa Juan Pablo II se lanzó a condenar sin tapujos esa guerra. No le hicieron caso los tres gobernantes cristianos más beligerantes: George W. Bush, Tony Blair y José María Aznar.

Jesús de Nazaret
La Cruz y la Espada han ido casi siempre de la mano, juntos con los poderosos. Nada que ver esta realidad secular con la doctrina de Jesús de Nazaret respecto a la violencia. Aborrecer la violencia le costó en buena parte su vida.

Bajo palio
Y no hablemos de la actitud de casi todos los obispos y cardenales respecto a la guerra civil española y los cuarenta años de dictadura, mientras al Caudillo lo paseaban bajo palio los prelados, como si fuera directamente Dios. No es este relato una exageración.
Rozando la estulticia

Que la paz sea amenazada por el aborto, la eutanasia y las bodas gay roza la estulticia y fomenta la sensación de ridiculez que acostumbra a exhibir el actual Santo Padre. El aborto está regulado correctamente en todos los países civilizados y demócratas. Lo más relevante es que abortar no es un acto obligatorio.

La conciencia
Depende de la conciencia de la mujer que desea abortar. La eutanasia tampoco obliga a nadie. Y es la conciencia del enfermo la que debe tener la última palabra. En cuanto a las matrimonios entre personas del mismo sexo no es una llamada a participar en guerra alguna.

Séase creyente o no
Lo que sostiene Ratzinger no es de recibo. Avergüenza, séase creyente o no, oír al Papa insistiendo en cuestiones esotéricas y silenciando en cambio el hambre, la miseria, la indigencia, el paro, el recorte creciente de la salud, de la educación, los niños que se mueren en África, los esclavos ocultos, el maltrato a las mujeres, los abusos sexuales y tantas y tantas cosas que azotan cruelmente a la humanidad. Calle de unvez Su Santidad y lea por favor los evangelios.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM

(vía elplural.com)

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