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viernes, 12 de abril de 2013

El presentador Basem Yusef gana la partida a los Hermanos Musulmanes, de momento

Pedro Rojo, presidente de la Fundación Al Fanar para el Conocimiento Árabe

¿Han perdido los egipcios su legendario sentido del humor o son los Hermanos Musulmanes los que están perdiendo su reivindicado contacto con la calle? Todo parece indicar que los egipcios no están dispuestos a renunciar a la que ha sido una válvula de escape para hacer frente a su dura realidad cotidiana durante las últimas décadas. La irrupción en el panorama egipcio mediático del cirujano cardiovascular Basem Yusef parece el resultado lógico de sumar el gusto histórico por la mofa y la burla de los egipcios con el espacio de libertad que se ha abierto en el país tras la caída de Mubarak. Yusef abandonó su práctica regular de la medicina durante la revolución para atender a los heridos de la plaza Tahrir, al tiempo que comenzaba a grabar desde su apartamento vídeos satíricos que colgaba en Youtube. El éxito sin precedentes que tuvieron estos vídeos le empujaron a tomar la decisión de abandonar el ejercicio de su profesión para dedicarse de lleno a presentar un programa semanal en la cadena CBC, llamado Al Barnameg (El Programa), calcado en estructura y filosofía al estadounidense: The Daily Show With Jon Stewart (en la parrilla española lo más cercano sería el programa del Gran Wayoming, El Intermedio), pero con un registro genuinamente egipcio.

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Los objetivos de sus dardos fueron, desde el principio, toda la clase política incluidos los 13 candidatos a las elecciones presidenciales. La victoria de Mohamed Mursi le convirtió en el principal blanco de las sátiras del programa. La ridiculización semanal del presidente egipcio, un hito sin precedentes en el mundo árabe, llevó a la presidencia a dar instrucciones a Talaat Abdalá, fiscal general,  para que procesase a Basem Yusef por “[…] insultar al presidente y a la religión”. El 31 de marzo, un día después de que se dictase su arresto, el presentador acudió a los juzgados en medio de una gran expectación pública y mediática. Tras cinco horas de interrogatorio fue puesto en libertad bajo una fianza de 15.000 libras egipcias (unos 1.670 euros).

Fallo de cálculo del presidente Mursi

El pulso de Mursi contra Yusef se empezó a decantar en los tribunales cuando el juez rechazó, el jueves anterior a la grabación del siguiente programa, la petición de un abogado islamista para que se retirase la licencia al programa. Lejos de amedrentarse Basem Yusef planteó el programa del viernes 5 de abril sin concesiones al presidente Mursi y su entorno. A la hora del programa la expectación era máxima en El Cairo, como podemos leer en la crónica de Diana Mukaled en Al Sharq al Awsat:

“Las calles de El Cairo se quedaron prácticamente vacías. Los espectadores se clavaron delate de las pantallas de televisión en sus casas y en los cafés populares. […] Esa noche, el presentador anunció a través de su cuenta de Twitter que más de un millón de personas había seguido el programa por Youtube, algo que ningún otro canal de televisión ha logrado.”

Y es que parece ser que el presidente egipcio no termina de tomarle el pulso a los límites de su poder. A finales de 2012, Mursi ya tuvo que retirar el decreto presidencial en el que él mismo se atribuía todos los poderes del Estado. La contestación popular, y de buena parte de los jueces egipcios, obligó al presidente a dar marcha atrás. Algo similar ha ocurrido en el caso de Basem Yusef, pues la Presidencia ha rectificado dando orden a la Fiscalía para que retire los tres procesos que estaban en marcha contra el presentador, asegurando que respetan la libertad de expresión.

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Pero los problemas de Yusef en los tribunales no terminan con la presidencia. Abogados islamistas han presentado, a título personal, querellas contra el programa. El sábado 6 de marzo, el juez  Hasuna Taufiq desestimó la demanda presentada por Mahmud Abdulmanaan,  abogado ligado a los Hermanos Musulmanes, contra el programa acusándolo de difundir “valores corruptos” y violar los “principios religiosos”. Esta sentencia no es el final de los problemas judiciales de Basem Yusuf, pero puede sentar un precedente.

Repercusiones internacionales

La presión contra Yusef no proviene únicamente de los sectores más conservadores del país sino también del exterior. El pasado 10 de marzo se conocía una nueva demanda contra el programa por denigrar a Paquistán. Sin embargo, la polémica que más controversia internacional ha generado ha sido la parodia que el programa realizó de la canción panarabista Watani habibi (1960) adaptando la letra para mofarse de Qátar y sus ambiciones expansionistas respaldadas por su liquidez. El vídeo, traducido y subtitulado al español por Al Fanar, ha sido contestado por el primer ministro qatarí en una rueda de prensa y activamente comentado en los distintos canales de televisión y prensa egipcia. Digital Sound- Mazzika, la empresa que reclama tener los derechos del vídeo original ha obligado a Youtube a retirar el vídeo de su canal y están estudiando emprender acciones legales contra Basem Yusef.

La repercusión internacional que ha tenido el intento de llevar a juicio a Basem Yusef ha sido enorme y, sin duda, un factor importante para que la presidencia egipcia haya rectificado su postura. La polémica salpicó a la Embajada de Estados Unidos en El Cairo después de que publicase en su cuenta de Twitter el enlace al espacio que Jon Stewart dedicó en su programa a este caso. La presidencia egipcia, también a través de su cuenta de Twiter, aseguró que era “[…] inapropiado para una delegación diplomática difundir semejante propaganda política negativa”. Tras suspender la cuenta temporalmente, la embajada estadounidense ha retirado el enlace.

¿Cambio de táctica?

De momento, la presidencia egipcia parece haber cambiado de táctica, no solo en lo referente a las medidas judiciales sino también en su contacto con la ciudadanía. En un hecho sin precedentes el presidente Mursi ha contestado a las preguntas de los ciudadanos a través de Twitter. Más allá de este intento de recuperar la cercanía con la gente, lo que sí parece claro es que los Hermanos Musulmanes en general, y el presidente Mursi en particular, parecen no haberle tomado el pulso al nuevo Egipto. No parecen entender que su legítimo derecho a gobernar tras haber ganado las elecciones no significa gobernar con las mismas formas  absolutistas del antiguo régimen. El Egipto de Mubarak se ha ido, y no porque el raís ya no esté en el poder, sino principalmente porque los egipcios han cambiado y ya no aceptan gobiernos que los tutelen. Hemos visto a los jueces egipcios declarar ilegales medidas del presidente como, por ejemplo, el nombramiento del fiscal general que ha perseguido a Yusef; también se lee a diario en distintos medios de comunicación críticas feroces a ciertas decisiones políticas a pesar de los intentos por cercenar la libertad de prensa que vienen de mucho más atrás que el caso que nos ocupa; y vemos cómo los jóvenes crean sus propios vídeos, canciones, ilustraciones, etc. como forma de activismo político y sensibilización. No obstante, por encima de estos casos personales en Egipto existe un consenso generalizado de no aceptar la vuelta a los tiempos del totalitarismo.

Desde su arrolladora victoria en las legislativas de finales de 2011, los Hermanos Musulmanes han recibido varios avisos de sus bases populares. El primero fue el escaso margen con que fue elegido Mursi presidente; otro fue la contestación popular que desató el decreto presidencial. La gran popularidad del programa de Basem Yusef, basado en buena parte en mofarse del presidente, también debería ser un elemento de reflexión para los Hermanos, pero parece que después de casi un siglo siendo reprimidos no tienen la suficiente flexibilidad para leer la realidad que les ha tocado gestionar, dilapidando en un tiempo récord buena parte de la credibilidad y el apoyo conseguido en décadas de trabajo.

(vía fundacionalfanar.wordpress.com)

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