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jueves, 11 de abril de 2013

Los opiáceos de religión y política en Nicaragua

Autor: Carlos A. Lucas Aràuz

No es la religión el único opio de los pueblos. La política, más bien, el partidarismo, debe sumarse, porque al igual vende fantasías, sueños, esperanzas, alucinaciones para el más allá, para la Utopía y el “Buen Vivir”.

La política y el partidarismo como la religión, son una droga de fuga del presente y la realidad. Una venta de espejitos brillantes, bonitos y baratos, que pregonan como esos mercaderes persas el cambio de lámparas viejas por nuevas en una sencilla estafa.

En Nicaragua el poder político se embarniza con una aureola y un lenguaje místico-mediocre y decadente, medioeval. Su cuerpo “ideológico” se expresa en mensajes sencillos que caben en menos de 140 caracteres.

Una droga sencilla pero potente con la ayuda del dinero estatal y de las empresas privadas engullidas de los negocios compartidos de los sendos “guacalitos”, de las ansias y frustraciones oligárquicas, de la identidad de familia y de clan, de Cosa Nostra.

Esa mezcla embarnizada, embadurnada de religión con política,  potencia los efectos alucinantes y depresores de esta droga, dejando atrás los opiáceos del Paraiso, el Cielo, sentarse a la diestra del Padre, de lo alucinante del cuento amenazador pero tajante, de  los 144 mil elegidos de entre más de los actuales 7 mil millones de personas….

A esta droga politico-religiosa la podemos llamar “Heroína”, dadas las semejanzas y efectos de esta droga (descubierta industrialmente y comercializada masivamente en sus inicios por la Bayer de Alemania).

La heroína:

  • Se deriva del opio (igual que el misticismo barato lo hace de la política partidarista y vice versa)
  • Genera una sensación de euforia y poder, de protagonismo y una especie de mesianismo ( de allí su nombre de “heroína”, es útil en las arengas y movilizaciones masivas).
  • Analgesia ( se pierde la sensación de dolor y sufrimiento);
  • Inhibición del centro respiratorio (baja el ritmo inhalatorio, oxigenante);
  • Inhibición del centro del vómito ( se pierde la sensación de asco);
  • Disminución del tamaño de la pupila a través de los nervios craneales (se pierde sensación visual y de la luz);
  • Sedación, sentimiento de paz, euforia, posible aparición de alucinaciones agradables o terroríficas;
  • Inhibición de la actividad secretora del tracto gastrointestinal (se deteriora la necesidad de alimentarse);
  • Estimulación de la liberación de la hormona antidiurética y una disminución en la micción (aumenta la toxicidad de los propios residuos);
  • Disminución de la temperatura corporal (aumenta la frialdad);
  • Disminución del nivel de conciencia ( se distorsiona la realidad y las responsabilidad de los actos);
  • Sensación de calor, somnolencia y euforia (se usa en los actos partidarios, manifestaciones, reuniones);
  • Efecto sedante, acompañado  por picos de excitación de corto plazo e hiperactividad.  (se usa para el activismo político).
  • Se reduce la actividad secretora que puede conducir a la sequedad de la boca, los ojos, la nariz y la garganta, y a dispépticos trastornos, visión borrosa, tinnitus, y reacciones alérgicas. (se usa para el ataque a los adversarios).

Como puede verse, es potente la nueva droga religiosa-política en Nicaragua. La “heroína”  místico-política.

Se trata que el Nuevo País de los Pobres olvide sus condiciones objetivas, se ponga esos lentes rosado chichas y vea todo bonito, limpio, como esos juegos de impecables muñequitas Barbie. Eso es el “Buen Vivir”.

(vía laprensa.com.ni)

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