San José - La mandataria de Costa Rica, Laura Chinchilla, afirmó hoy que la consagración a Dios y a la Virgen que hicieron los presidentes de los tres poderes del Estado la semana anterior fue un "acto simbólico" que "no compromete el ejercicio de la autoridad política".
Chinchilla y los presidentes del Poder Legislativo y Judicial, pronunciaron el pasado viernes, durante una misa en honor a la patrona de Costa Rica, un discurso en el que consagraron su institución y a sus funcionarios, y además pidieron "perdón por cualquier transgresión" ante los obispos.
Este acto generó gran polémica en el país centroamericano, pues analistas, ciudadanos y hasta diputados, tanto oficialistas como de oposición, consideraron los hechos como una intromisión de la Iglesia católica en la política local.
"Es un grupo pequeño el que ha expresado preocupaciones que son más producto de la confusión (que) de la intención que tuvimos. Fue un acto simbólico, en el marco del acto más significativo que convoca a todo el pueblo de Costa Rica, que es precisamente la conmemoración de la aparición de la Virgen de los Ángeles", manifestó la mandataria, una católica practicante.
Según Chinchilla, la consagración hecha fue una "invocación de naturaleza estrictamente espiritual, que no compromete ningún principio constitucional, y que se adscribe a principios muy propios del cristianismo universal".
Costa Rica es uno de los pocos Estados confesionales de América, pues la Constitución establece a la religión católica como la oficial del Estado, y actualmente el Gobierno de Chinchilla negocia un concordato con el Vaticano.
(vía noticias.lainformacion.com)
Chinchilla y los presidentes del Poder Legislativo y Judicial, pronunciaron el pasado viernes, durante una misa en honor a la patrona de Costa Rica, un discurso en el que consagraron su institución y a sus funcionarios, y además pidieron "perdón por cualquier transgresión" ante los obispos.
Este acto generó gran polémica en el país centroamericano, pues analistas, ciudadanos y hasta diputados, tanto oficialistas como de oposición, consideraron los hechos como una intromisión de la Iglesia católica en la política local.
"Es un grupo pequeño el que ha expresado preocupaciones que son más producto de la confusión (que) de la intención que tuvimos. Fue un acto simbólico, en el marco del acto más significativo que convoca a todo el pueblo de Costa Rica, que es precisamente la conmemoración de la aparición de la Virgen de los Ángeles", manifestó la mandataria, una católica practicante.
Según Chinchilla, la consagración hecha fue una "invocación de naturaleza estrictamente espiritual, que no compromete ningún principio constitucional, y que se adscribe a principios muy propios del cristianismo universal".
Costa Rica es uno de los pocos Estados confesionales de América, pues la Constitución establece a la religión católica como la oficial del Estado, y actualmente el Gobierno de Chinchilla negocia un concordato con el Vaticano.
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