La Dirección General de Asuntos Religiosos de Turquía (o Diyanet, como se la conoce en el país) ha emitido una fatua indicando que los tatuajes son contrarios al islam. «Del mismo modo que son dañinos para la salud, están prohibidos por la religión. En el islam, llamar la atención y cambiar las características y formas de nacimiento se considera alterar la creación, y por lo tanto está prohibido», asegura este organismo, uno de los más conservadores del país, según informa el diario «Hürriyet Daily News».
Según el Diyanet, la práctica de los tatuajes, muy común sin embargo en muchos países musulmanes, como Marruecos, Irán, Siria y el este de Turquía, se remonta al período preislámico, lo que en la doctrina islámica se conoce como «yahiliya» o «era de la ignorancia». «Por lo tanto, hacerse tatuajes no está permitido», afirma esta institución.
Del mismo modo, el organismo ha indicado que los ‘piercings’ en el cuerpo tampoco son aconsejables, y especialmente el uso de pendientes por los hombres, aunque por otras razones. «Los hombres musulmanes deben evitar usar joyería adecuada para las mujeres, porque nuestro Profeta ordenó: Los hombres que tratan de parercer mujeres y las mujeres que tratan de parecer hombres se apartan de la gracia y la clemencia de Dios».
El cabello largo, aceptable
Esto, según el Diyanet, es considerado «mekruh» (o «makruh», en lengua árabe), un término religioso que, si bien no alcanza el grado de lo «haram» o pecaminoso, se considera preferible evitar. Curiosamente, este organismo religioso sí considera lícito el cabello largo en los hombres, siempre y cuando «se mantenga limpio».
El gobierno de Recep Tayyip Erdogan incrementó este año en un 20 % el presupuesto del Diyanet, que superaba así el de otros once ministerios de alto nivel, como el de Salud, Cultura, Energía, Interior y Asuntos Exteriores, entre otros. Se convertía así en la duodécima institución más rica del país, cuya influencia no deja de aumentar.
¿Fatuas diferentes?
El Diyanet mantiene un consultorio por internet para responder dudas de carácter religioso, aunque esta práctica no ha estado exenta de polémica. En 2008, el columnista Burak Bekdil –uno de los críticos más vocales del actual gobierno turco- hizo un experimento. Envió la siguiente pregunta: «¿Es pecado si las mujeres usan maquillaje y joyería?». La respuesta del Diyanet fue que «cambiar las facciones otorgadas por Dios para llamar la atención y parecer más bonita está prohibido por el islam».
Entonces, Bekdil reformuló la pregunta: «A menudo vemos a las piadosas esposas e hijas de gente prominente, como nuestro presidente y nuestro primer ministro, llevando generosas cantidades de maquillaje y vistiendo joyería y ornamentos caros. ¿Es este comportamiento compatible con el islam?». Obtuvo la siguiente respuesta: «Las mujeres pueden ponerse adornos mientras no expongan sus partes privadas. Dado que las mujeres pueden exponer sus manos y caras, cualquier ornamento en dichas partes puede verse como permitido». Para Bekdil, esto «confirmó que las fatuas del Diyanet cambian de una persona a otra».
(vía abc.es)
Según el Diyanet, la práctica de los tatuajes, muy común sin embargo en muchos países musulmanes, como Marruecos, Irán, Siria y el este de Turquía, se remonta al período preislámico, lo que en la doctrina islámica se conoce como «yahiliya» o «era de la ignorancia». «Por lo tanto, hacerse tatuajes no está permitido», afirma esta institución.
Del mismo modo, el organismo ha indicado que los ‘piercings’ en el cuerpo tampoco son aconsejables, y especialmente el uso de pendientes por los hombres, aunque por otras razones. «Los hombres musulmanes deben evitar usar joyería adecuada para las mujeres, porque nuestro Profeta ordenó: Los hombres que tratan de parercer mujeres y las mujeres que tratan de parecer hombres se apartan de la gracia y la clemencia de Dios».
El cabello largo, aceptable
Esto, según el Diyanet, es considerado «mekruh» (o «makruh», en lengua árabe), un término religioso que, si bien no alcanza el grado de lo «haram» o pecaminoso, se considera preferible evitar. Curiosamente, este organismo religioso sí considera lícito el cabello largo en los hombres, siempre y cuando «se mantenga limpio».
El gobierno de Recep Tayyip Erdogan incrementó este año en un 20 % el presupuesto del Diyanet, que superaba así el de otros once ministerios de alto nivel, como el de Salud, Cultura, Energía, Interior y Asuntos Exteriores, entre otros. Se convertía así en la duodécima institución más rica del país, cuya influencia no deja de aumentar.
¿Fatuas diferentes?
El Diyanet mantiene un consultorio por internet para responder dudas de carácter religioso, aunque esta práctica no ha estado exenta de polémica. En 2008, el columnista Burak Bekdil –uno de los críticos más vocales del actual gobierno turco- hizo un experimento. Envió la siguiente pregunta: «¿Es pecado si las mujeres usan maquillaje y joyería?». La respuesta del Diyanet fue que «cambiar las facciones otorgadas por Dios para llamar la atención y parecer más bonita está prohibido por el islam».
Entonces, Bekdil reformuló la pregunta: «A menudo vemos a las piadosas esposas e hijas de gente prominente, como nuestro presidente y nuestro primer ministro, llevando generosas cantidades de maquillaje y vistiendo joyería y ornamentos caros. ¿Es este comportamiento compatible con el islam?». Obtuvo la siguiente respuesta: «Las mujeres pueden ponerse adornos mientras no expongan sus partes privadas. Dado que las mujeres pueden exponer sus manos y caras, cualquier ornamento en dichas partes puede verse como permitido». Para Bekdil, esto «confirmó que las fatuas del Diyanet cambian de una persona a otra».
(vía abc.es)
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