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jueves, 16 de enero de 2014

Religión, opio de los pueblos

Rolando Ernesto Téllez

De acuerdo con teorías sociológicas modernas, mientras más religioso es un país, menos exitosa es la sociedad y viceversa. Los países con menos corrupción, más justicia social, educación, salud pública, distribución equitativa del ingreso y oportunidades de trabajo, son los países menos religiosos y con mayor desarrollo hoy en día. Obviamente, cuando la población no satisface sus necesidades materiales y sigue siendo oprimida o subordinada de alguna manera, la población tiene que imaginarse que alguien en el cielo la redimirá o resolverá los problemas económicos, sociales y políticos.

A pesar de haber estudiado el materialismo dialéctico en la Unan, nunca fui marxista. Sin embargo, la aseveración de Carlos Mark—la religión es el opio de los pueblos—sigue siendo válida en el mundo actual. La religión y la política que responden a intereses mezquinos y personales no permiten el desarrollo de la sociedad en términos de justicia social y eliminación de la pobreza, de la prostitución, de la delincuencia, de la corrupción y otros males que afectan a muchas sociedades.

Cuando estudiamos y comparamos las sociedades más exitosas del planeta y utilizamos el índice de la salud de un país, encontramos que las sociedades más disfuncionales son las sociedades más religiosas. Tal vez, usted inmediatamente reaccionaría diciendo que los Estados Unidos es un país de éxito porque una gran parte de los estadounidenses tienen algún tipo de creencia religiosa y es un país muy rico y poderoso.

Sé que a un creacionista no se le va a cambiar su sistema de creencia celestial, independiente que muestre evidencias y las estadísticas extraídas de diferentes estudios realizados en otros países. Estados Unidos es un país disfuncional con grandes comunidades de iglesias de emigrantes. En ese país, no hay un sistema de salud pública para toda la población, millones de personas viven bajo la línea de pobreza, miles y miles guardan prisión en cárceles, con uso de drogas, enfermedades venéreas, hay alta mortalidad infantil, etc. en comparación con Suecia, Noruega, Dinamarca y otros países europeos o Japón. Por eso es que los EE.UU. es una sociedad disfuncional y sigue siendo el país desarrollado más religioso. Allí al igual que en los países más pobres, los desamparados y creyentes necesitan a un redentor o salvador.

Debido a sus raíces culturales y religiosas, la mayoría de los estadounidenses creen en ángeles, demonios, infierno, lugares celestiales que aprenden a imaginar a muy temprana edad en las iglesias, incluso antes de estudiar a Carlos Darwin en las escuelas. A la religión no le gusta la evolución a pesar de las evidencias que a diario aparecen en las diferentes revistas científicas que circulan a nivel mundial. El sistema de creencias religiosas impide que se acepten nuevas pruebas que evidencian la evolución del ser humano como cualquier otra especie.

No tenemos nada de especial en términos de la composición genética con respecto a otros animales, pero la religión nos hace creer que somos especiales. Esta idea se la toman muy en serio muchos líderes. La gente religiosa no permite que se desarrollen sus sociedades, se me ocurre mencionar a los talibanes y otros grupos fundamentalistas como los de Pakistán, donde los diferentes grupos de fanáticos religiosos no permiten la vida social y limitan la educación de la niñez por falta de seguridad.

(Vía
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/307437-religion-opio-de-pueblos)

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