Washington - La religión sigue siendo un asunto importante para los estadounidenses a
la hora de elegir a su candidato presidencial aunque, según un estudio del Pew
Research Center publicado hoy, cada vez están más abiertos a tener un
mandatario ateo.
El estudio, que
analiza datos de varias encuestas realizadas por el centro, señala que una
parte de la población todavía se siente incómoda con un presidente que no cree
en Dios.
El 53 por ciento
señaló en un sondeo realizado el pasado abril que era menos probable que
apoyara a un candidato que no cree en Dios, mientras que el 5 % señaló que
probablemente no lo apoyaría y el 41 por ciento dijo que no era algo que le
importara.
No obstante, el
centro señala que aunque cerca de la mitad de los estadounidenses apuntaron que
era un asunto a tener en cuenta a la hora de elegir un candidato, la cifra es
menor que en 2007, cuando 6 de cada 10 dijeron lo mismo.
En Estados Unidos
nunca ha habido un presidente ateo, recuerda el Pew, aunque tres de ellos no
tuvieron una afiliación religiosa definida: Thomas Jefferson (1801-1809), Abraham Lincoln (1861-1865)
y Andrew Johnson(1865-1869).
Cada vez hay más
estadounidenses que no se identifican con una religión, en 2012 uno de cada
cinco permanecía sin afiliación religiosa, según otra encuesta de Pew, que
detectó un aumento de cinco puntos porcentuales en cinco años.
Según los datos
recogidos, 13 millones de personas se describieron como ateos y agnósticos
(cerca de 6 por ciento de la población estadounidense) y cerca de 33 millones
dijo no tener una afiliación religiosa en particular (el 14 por ciento).
El centro de
investigaciones señala que en otros países ser ateo o agnóstico no es un
obstáculo para ganar las elecciones, mientras que las creencias religiosas de muchos líderes mundiales
permanecen en el ámbito privado.
Al menos una
decena de jefes de Estado o gobierno se
definen como ateos, agnósticos o no creyentes; como el presidente de Uruguay, José Mujica; la presidenta de Chile, Michelle Bachelet; el presidente deFrancia, Francois Hollande; el primer ministro de Nueva Zelanda, John Key, y la presidenta surcorena Park Geun-hye.
(vía Agencia EFE)
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