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David Pineda García, ingeniero forestal y
presidente de Asociación Guatemalteca de Humanistas Seculares (AGHS). Foto
PrensaLibre: Álvaro Interiano)
David Pineda García,
ingeniero forestal, se define ateo y agnóstico. Negar la existencia de Dios fue
para él un proceso dialéctico largo y complejo que le tomó más de una década,
pero en el cual, refiere, descubrió que dudar es el camino más próximo al acierto.
No es el único
guatemalteco que tiene estas convicciones, y por eso, junto a varios amigos, fundó
la Asociación Guatemalteca de Humanistas Seculares (AGHS), oenegé con
proyección social y científica.
Es su actual
presidente. De momento está
consciente de que ganarse un espacio de opinión en un país con una población
mayoritariamente cristiana le costará tiempo y muchos debates, que como buen
dialéctico está dispuesto a asumir.
No tiene la intención,
ni por asomo, de imponer sus puntos de vista, de hecho, lo que profesa es el
respeto de cualquier creencia. Eso sí,desde su trinchera promueve la
separación de la Iglesia y el Estado para "que no se privilegie una
creencia sobre otra" y se fundamente la democracia "en la
cual todos seamos tratados por igual". En esta entrevista, Pineda comparte
sus inquietudes y retos que le representan ser parte de una minoría que opta
por el escepticismo como norma.
¿Cómo se define?
Soy agnóstico y ateo.
En la primera, puede decir que no sé si existe Dios; y soy ateo cuando me
pregunto si creo que existe Dios, y mi respuesta es no.
¿Qué lo llevó a esta
convicción?
La evidencia es escasa
y de fuentes dudosas, por ejemplo se toman como pruebas sentimientos o
revelaciones personales, pero estas son muy difíciles de tomarse en cuenta
desde un punto de vista racional. Observo una disparidad entre la realidad y la
necesidad de creer o adoctrinarse.
¿Cómo fue este proceso
personal?
Es una combinación.
Fui criado como católico, aunque mis padres se mantuvieron abiertos a otros
pensamientos. Pasé por los ritos de la religión católica, estudié en un colegio
laico, incluso participé en grupos de jóvenes en los inicios de mi
adolescencia. No sé, le podría decir que a nivel emocional sí estuve
involucrado, pero no a nivel intelectual. Leía libros que aparentaban no ser
controversiales comoCrimen y castigo, de Dostoievsky, o lecturas de
Erick Fromm, me fueron despertando la curiosidad. Ese deseo de saber más y de
cuestionar la doctrina en la que no estaba del todo de acuerdo fue un proceso
largo, especialmente al ingresar a la Universidad y estudiar cátedras de
ciencia y biología.Todo esto me llevó a cuestionar ciertos dogmas religiosos
que chocan con la ciencia. Para confirmarme no creyente pasaron más de 10 años.
¿En su caso, entonces,
tuvo mucho que ver el tipo de literatura que llegó a sus manos?
Me gusta la lectura
que me reta. No es lo mismo quedarse en una zona de confort que forzarnos a
leer material complicado. Por ejemplo, en la adolescencia fui aficionado a la
mitología grecorromana. Recuerdo el libro Por todos los dioses, que
me llevó a investigar y hacer paralelismos. ¿Por qué historias como las de
Hércules no son lo mismo que las míticas de Noé o Jonás?
¿Cómo se involucró en
AGHS?
Fue en el 2012 cuando
comenzamos a platicar con varios amigos, entre ellos Óscar Pineda, Walda
Salazar y Carlos Mendoza. Nos dimos cuenta de que no estábamos tan solos como
creíamos, ya que algunas encuestas arrojan que el 94 por ciento de la población
se manifiesta creyente. El 47 por ciento profesa la fe católica y el 41 la
evangélica, lo cual suma 88 por ciento. De manera que hay un porcentaje que se
ubica en el marco de una religiosidad más amplia. Cree en Dios, aunque no se
relacionan con una religión específica; mientras que menos del 1 por ciento
manifestamos no tener una creencia.
¿Este 1 por ciento es
ateo?
No, hay variantes. Hay
librepensadores, agnósticos y no creyentes. Se le huye al término ateo,
pues aquí en Guatemala está mal visto.Es un tabú, porque mucha gente cree
que se niega la existencia de una deidad. En realidad no es así. El ateo no
niega, simplemente no cree, que es diferente.
¿Quiénes integran la
AGHS?
Somos nueve en la
Junta Directiva: Óscar Pineda, Carlos Mendoza, Beatriz Cosenza, Miguel Roldán,
Marisa Batres, Ángel Salazar, Ana Luisa Arriaga, Juan Fonseca y yo. Estamos
convencidos de que el conocimiento científico es necesario para iniciar un
proceso de desarrollo social. Tenemos una formación legal y el acto de apertura
fue el 17 de julio en el antiguo cine Lux.
¿Qué tipo de proyectos
tienen?
Son varios. El Podcast
de ciencia 13.7 el cual puede verse en Itunes y SoundCloud. También apoyamos la
biblioteca Bernardo Lemus Mendoza (Purulhá, Baja Verapaz), con la idea de
replicarlo en la capital. Pretendemos colaborar con una biblioteca que privilegie
la temática científica, gratuita, de libre acceso y en áreas marginales. Otro
proyecto es apoyar un hogar de ancianos y, por último, un club de lectura en
Sophos, que iniciará a mediano plazo con el tema de escepticismo.
Sé que parte de los
objetivos de la oenegé es luchar por la separación entre la Iglesia y Estado,
¿por qué?
Cuando la mayor parte
de la población profesa una fe, que el Estado involucre a la Iglesia es una
forma de apelar a las bases, a un sentimiento común, en donde quien profesa una
religión es una persona con moral y principios.
En este país no habría
cabida para un candidato que se manifestara no creyente, por el contrario, lo
rechazarían, así fuera el candidato perfecto. Por esta razón consideramos
importantísimo que el Estado no privilegie a una creencia sobre otra, sino que
sea abierto a respetar cualquier forma de creencia, pues es la mejor vía para
que una sociedad multicultural pueda existir.
Si caemos en una
teocracia, aunque sea mayoría, se decide qué leyes pasar de acuerdo con una
creencia específica. La única manera de mantener una democracia en la cual
todos seamos tratados por igual es por un Estado laico.
¿Cree viable esta
separación?
Requiere que no solo
los no creyentes nos manifestemos en contra de esta situación. Vemos, por
ejemplo, que el presidente Otto Pérez declara a Jesús como el señor de
Guatemala. ¿Significa, entonces, que nosotros quedamos fuera? El hecho de que
seamos minoría no significa que no contemos.
Es lo que queremos
evitar. ¿Cómo? Uniéndonos, incluso, los mismos grupos religiosos en Estados
Unidos abogan por esta separación Iglesia-Estado.
¿Ha tomado en cuenta
que dar a conocer la agrupación puede causarles críticas?
En ningún momento
pretendemos imponer pensamientos ni criterios. Lo que decimos es que se nos
tome en cuenta. Apelar a la gente que de por sí se siente aislada. He
encontrado muchas personas con dudas, pero no las comparten por miedo a ser
criticados.
Es
un doble juego. A lo interno, nuestro grupo se identifica con una filosofía –
humanismo propositivo-, entendida como una forma de vida en la cual se
privilegia la razón, la ciencia, la interacción humana, la solidaridad y la
cooperación en contra de ciertos dogmas que puedan ser divisorios.
La
polémica es inevitable, no estamos tratando de buscarla, no es nuestro
propósito incomodar, sin embargo, los retos e incomodidades son buenos, pues
son los que nos ayudan a progresar. Si el discurso es demasiado
homogéneo, pierde riqueza, variedad y capacidad de generar ideas.
Simpatizan
con la diversidad sexual.
Respetamos
todo tipo de formas de entender la vida. Uno de mis autores favoritos, el
inglés Christopher Eric Hitchens, (1949-2011), lo dijo en un debate: "La
homosexualidad no es una forma de sexo es una forma de amor". Apoyar causas de minorías es una forma de
solidaridad humana.
Dar espacio a la
ciencia, resulta complejo en un país de larga tradición y supersticiones.
Sabemos que son retos
altos. Nuestra misión es a largo plazo, con un grupo reducido, y en recursos
también. El trabajo es voluntario en nuestro tiempo libre. Hay que iniciar la
conversación. Parte de eso son las publicaciones en blogs, podcast y redes
sociales.
POR ANA LUCíA GONZáLEZ / D Frente
Perfil
Es ingeniero forestal graduado en la Universidad del Valle de Guatemala.
Gerente general de Promade (Productos de Madera Impregnada, S.A.)
Trabajó en el Inab y el Conap como técnico forestal; y en el Ministerio de Ambiente como analista de la oficina de Cambio Climático.
Fundador y presidente de la Asociación Guatemalteca de Humanistas Seculares (AGHS) www.humanistasguatema
Es ingeniero forestal graduado en la Universidad del Valle de Guatemala.
Gerente general de Promade (Productos de Madera Impregnada, S.A.)
Trabajó en el Inab y el Conap como técnico forestal; y en el Ministerio de Ambiente como analista de la oficina de Cambio Climático.
Fundador y presidente de la Asociación Guatemalteca de Humanistas Seculares (AGHS) www.humanistasguatema
(vía prensalibre.com)
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