«Está legislada la eliminación de símbolos religiosos de los centros públicos ante la solicitud de cualquier padre».
Así de claro se muestra Salvador Pérez, padre de una alumna del Centro de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Madre de la Luz, de la capital almeriense, que lleva desde 2012 pidiendo la retirada de una cruz ubicada en el patio del centro educativo, en un espacio que se ubica entre el centro y la actual residencia escolar Madre de la Luz, desde la época en la que esas instalaciones eran una residencia escolar, durante la dictadura.
Educación laica y de calidad
Entre los motivos que alega este padre para la eliminación de estos símbolos parte desde los más básico como son el hecho de que «la educación es pública, laica y de calidad, y eso es lo que hay que defender y aplicar, aunque lamentablemente una cosa es lo que marca la ley y otra cosa lo que sucede en la realidad, como en este caso», indica Pérez, quien también recuerda que «la actual residencia escolar Madre de la Luz, que es pública, cuenta con niños de distintas religiones, y dentro del centro educativo también hay muchas creencias y religiones conviviendo, por lo que no entiendo que haya símbolos religiosos. La solución es que de una vez por todas la administración tome cartas en el asunto y aplique lo que ella misma dice y marca la legislación vigente».
De esta manera, este padre asegura que no se ha llegado a plantear en ningún momento cambiar a su hija de centro, ya que prefiere «defender desde dentro lo que considera que no debe estar.
David contra Goliat
Este año, la hija de Salvador Pérez finaliza sexto de Primaria y el próximo curso comenzará una nueva etapa educativa en otro centro. Sin embargo, eso no implica que este caso se quede sin respuesta, ya que asegura que continuará reclamando que los centros educativos sean laicos. «Pienso que la educación debe cambiar», señala Pérez, quien hace hincapié en que «pongo en valor lo bueno de la educación, pero también lucho y trabajo porque se cambie lo que no es correcto y en ese camino me siento satisfecho y apoyado por personas que tienen a la educación en muy alta estima. Sin embargo, soy consciente de que soy un David contra Goliat».
La cruz de la discordia
De esta manera, la primera de las peticiones que registró Salvador Pérez se llevó a cabo en 2012 en el propio centro educativo, si bien fue en 2013 cuando hizo llegar su primera petición de retirada, registrada en la delegación territorial de Educación «y entregada en mano a la delegada Isabel Arévalo». Una petición a la que Pérez añadió, además, la petición de que se retiraran todos los símbolos religiosos de los centros públicos. Sin embargo, esa primera petición nunca llegó a tener respuesta de la administración territorial.
Dos años después, hace algo más de dos semanas, este padre volvió a registrar una nueva petición de retirada de la que espera, esta vez sí, tener respuesta y que además su petición sea llevada a la práctica.
Religión fuera de los centros
Por otra parte, Salvador Pérez considera necesario que en materia de educación se vaya un paso más allá y defiende que «la religión debe estar fuera de los centros educativos. La religión tiene que ver con los sentimientos, los sentimientos con lo personal, con el ámbito de cada uno. Es por ello que no debe estar en el mundo académico público. Me parecería bien que estuviera como actividad extraescolar por las tardes, pero no entiendo que forme parte de las horas lectivas de clase de los centros educativos».
(Via
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