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jueves, 13 de agosto de 2015

En el 42% de los países del mundo no hay libertad religiosa, revela informe de UniSabana

Las violaciones más graves se dan en los países musulmanes. Contrario sucede en occidente, especialmente en naciones que históricamente han sido cristianas. 
LA W RADIO 
En cifras, se calcula que hay 55 países en donde la realidad de los fieles es crítica. En otras 26 naciones esta situación empeora, al punto que personas de un culto específico arriesgan su vida si hacen manifestaciones públicas de su religión.


Pese a que el informe destaca algunos avances de tolerancia con relación a la libertad religiosa, hay 20 países que generan preocupación media y alta, entre ellos: Irán, Emiratos Árabes Unidos, Cuba y Qatar; le sigue Zimbabue y Taiwán, que están en las categorías “preocupante” y “alarma baja”, respectivamente.

Con relación a la influencia del islam extremista, ligada a la persecución religiosa, este fenómeno está presente en 14 naciones, de ellas sobresale: Afganistán, Arabia Saudí, Egipto, Irán, Iraq, Libia, Maldivas, Nigeria, Paquistán, República Centroafricana, Somalia, Siria, Sudán y Yemen. Y en 6 Estados (Azerbaiyán, China, Corea del Norte, Eritrea, Birmania y Uzbekistán) los responsables de la persecución son los regímenes autoritarios.

Las violaciones más graves se dan en los países musulmanes. Contrario sucede en occidente, especialmente en naciones que históricamente han sido cristianas.

Según el informe, en América y Europa, principalmente, predomina un desacuerdo sobre el papel que debe representar la religión en la “vida pública” y la apertura a la libertad religiosa está amenazada por la creciente preocupación por el extremismo.

Respecto a los creyentes más perseguidos, el primer lugar están los cristianos, debido a su amplia difusión geográfica y a su elevado porcentaje; seguido por los musulmanes, quienes sufren un alto grado de persecución y discriminación, tanto a manos de otros musulmanes como de Gobiernos autoritarios; y de tercero los judíos, que son víctimas de violencia y otros malos tratos de baja intensidad. No obstante este tipo de problemas han aumentado, provocando una mayor emigración de esta comunidad hacia Israel.

El principal foco de preocupación está en Oriente Medio donde prevalece el Estado monoconfesional en el que solo puede existir una religión desconociendo la libertad de culto, explícita en el Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. “Enlugares en los que antes los cristianos y musulmanes llevaban siglos conviviendo, hoy se observa una tendencia creciente a que el grupo religioso dominante se empeña, a través de la imposición de la ley islámica o las “leyes de blasfemia” en la aceptación universal de su práctica religiosa”,  señala el informe.

Como anécdota, el documento resalta que en julio de 2014 los yihadistas expulsaron de Mosul, ciudad del norte de Iraq que habían tomado un mes antes, a todas las comunidades religiosas, incluidos los musulmanes no suníes. Obligaron a los cristianos a elegir entre convertirse o marcharse. Les impusieron una fecha límite y el Estado Islámico declaró que para quienes no cumpliesen la orden “solo quedaba la espada”. Una ciudad que hasta hace poco albergaba a 30 mil cristianos, de repente ya no tiene ninguno y por primera vez en 1.600 años no se celebra misa o liturgia dominical.

Otros datos revelan la situación alarmante de los creyentes en Oriente Medio. Por ejemplo, el número de cristianos en Siria bajó de 1’750.000 a principios de 2011 a escasamente 1’200.000 en el verano de 2014, una reducción de un 30 por ciento en tres años. En Iraq la disminución es incluso mayor. Según ACNUR, el número de desplazados y refugiados es superior a 50 millones, indicador que por primera vez alcanza la cifra de la Segunda Guerra Mundial.

Panorama en Europa

Según el Observatorio sobre la Intolerancia y la Discriminación contra los Cristianos en Europa, existen actualmente 241 casos de persecución a creyentes, entre ellos la bomba que explotó en 2013 en la Basílica del Pilar de Zaragoza (España) y el cóctel molotov lanzado contra una iglesia recién reformada en Lucca (Italia).

Igualmente se han registrado 41 leyes que afectan negativamente a los cristianos, por ejemplo cuando los padres no pueden optar por sacar a sus hijos de una educación sexual obligatoria contraria a sus convicciones religiosas y cuando enfermeras y médicos se ven obligados a realizar acciones que consideran que atentan contra su moral. De hecho, las restricciones a las objeciones de conciencia por motivos religiosos son muy comunes en Francia, Noruega, Reino Unido y Suecia.

La violencia contra los musulmanes y los judíos también preocupa. Estos últimos han sido afectados, especialmente, por el lanzamiento de explosivos contra la sinagoga Bergische en la ciudad de Wuppertal (Alemania); la muerte de palestinos, con niños incluidos, durante los bombardeos israelís de Gaza; y por el asesinato del soldado Lee Rigby a manos de extremistas islámicos en 2013 como represaría a una serie de ataques continuados contra musulmanes y mezquitas en el Reino Unido.

Este tipo de violencia ha llevado también al aumento de la emigración judía. En los últimos meses, 407 judíos franceses marcharon a Israel, cuatro veces más que en el mismo periodo de 2012 y 2013. Una encuesta realizada en 2012 a judíos de ocho países europeos dio a conocer que el 21 por ciento de los entrevistados había sufrido acoso o ataques durante el año anterior y que el 29 por ciento se había planteado la posibilidad de emigrar.

Asia

Salvo en Japón, Taiwán, Singapur, Filipinas (excepto algunos episodios en Mindanao) y Camboya, el resto de países tienen distintos grados de violaciones de la libertad religiosa de las comunidades cristianas, musulmanas, hindúes y sijes.

Corea del Norte es la nación con más altos niveles de discriminación. Está prohibido profesar cualquier fe que no sea la de los semidioses gobernantes de la dinastía Kim. Le sigue China donde los controles sobre la religión son más metódicos y prácticamente totales, como demuestran las violentas campañas contra las comunidades de católicos, protestantes, budistas y musulmanes.

Otro factor que preocupa es el fundamentalismo, no solo de los musulmanes radicales, sino también el de hindúes y budistas rebeldes, que se manifestaron el año pasado con hechos violentos en Birmania y Sri Lanka. La crisis económica, la globalización y el crecimiento del laicismo en las ciudades son las principales razones de esta tendencia.

Con frecuencia los Gobiernos asiáticos también respaldan el fundamentalismo radical al no conseguir mantener la ley, este caso es muy común en Indonesia. Los políticos se aprovechan de esta tendencia para efectos electorales, explotando el tema religioso a expensas de sus contrincantes. También ocurre esto en India, Pakistán y Bangladés.

Las leyes anticonversión de la India, la ley de blasfemia de Pakistán y la incapacidad de Bangladés para frenar la violencia y la injusticia son ejemplos de la complicidad existente entre el Estado y los fanáticos religiosos.

Islam y Oriente Medio

En Arabia Saudí no existe la libertad religiosa pero en Omán se garantiza la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos y no admite discriminaciones por motivos de creencias.

De todos los países islámicos evaluados para este Informe, Arabia Saudí es el único que carece de Constitución y no admite libertad religosa, aunque, según la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido, se permite a los cristianos poseer una biblia exclusivamente para uso privado.

Turquía, por su parte, ha restringido enormemente la libertad de culto, reconociendo a los judíos, los ortodoxos griegos o los cristianos, pero limitando su acceso al empleo público. Los católicos y los protestantes carecen de estatus legal.

Irán merece una mención especial. Según su Constitución los cristianos y judíos disfrutan de libertad religiosa. La profanación de iglesias y sinagogas está notablemente ausente de las comunidades y sociedades chiíes. En este país, los continuos esfuerzos de reforma han puesto en funcionamiento fuerzas reformistas liberales que promueven los derechos humanos y la democratización de la república islámica a la vez que respetan la naturaleza del Estado chií.

Los países en los que se protege la libertad religiosa cuentan con un bastión contra el incremento del terrorismo. Las naciones que se niega sistemáticamente a esta libertad se hacen inestables y son presa fácil del extremismo y el terrorismo.

África

La situación, en términos generales, es optimista. En la mayor parte de los países de este continente los ciudadanos disfrutan el derecho a la libertad de culto. Existe, además, una tendencia fructífera al crecimiento de grupos interconfesionales de diálogo y acción social para combatir la violencia, especialmente en Camerún, Nigeria, República Centroafricana, Uganda, Zambia, Sudáfrica y Kenia, entre otros.

Lo que más preocupa es el crecimiento en los últimos dos años del fundamentalismo islámico encabezado por grupos como Al Qaida, en África septentrional y occidental; Boko Haram, en Nigeria y zonas circundantes; y Al Shabab, cuyo bastión es Somalia. La respuesta militar a estos grupos terroristas ha sido ineficaz.

Los casos de intolerancia religiosa han aumentado en Egipto, Libia y Sudán. El caso de Meriam Ibrahim, cristiana sudanesa condenada a muerte por apostasía y posteriormente puesta en libertad, suscitó gran interés en la comunidad internacional, pero otros casos similares han sido menos conocidos. Por ejemplo, Nadia Adel, mujer egipcia que en enero fue condenada a 15 años de prisión por haber vuelto a su fe cristiana original tras la muerte de su esposo. En Libia y Egipto, las comunidades cristianas, especialmente las iglesias coptas, han sufrido numerosos ataques.

La situación más crítica está en República Centroafricana. Tras la violenta campaña de ataques contra cristianos lanzada por los rebeldes musulmanes de Seleka, las milicias conocidas como “Antibalaka” respondieron con oleadas de venganza contra la minoría musulmana, lo que incluía la destrucción sistemática de mezquitas y duras campañas de limpieza étnica. El conflicto centroafricano ha adquirido un peligroso carácter de odio e intolerancia políticas.

Latinoamérica

Entre el 60 y el 90 por ciento de la población se define como católica y la Iglesia goza de un estatus especial en muchas de las Constituciones de estas naciones. No ocurre lo mismo en los países pequeños angloparlantes del Caribe, donde las Iglesias protestantes son mayoría.

En esta parte del mundo hay una diversidad religiosa mucho mayor de lo que se suele pensar. Por ejemplo, la población judía de Buenos Aires (Argentina) ronda las 200 mil personas, y la ciudad cuenta con una docena de sinagogas. Los musulmanes, por su parte, rondan el millón de habitantes, especialmente los que son descendientes de sirios y libaneses. Los seguidores de esta religión también llegan a 100 mil en Brasil.

Pero no todo es color de rosa. Los problemas están relacionados con las iglesias evangélicas cristianas que tienen restricciones en México y Cuba. Estas no pueden retransmitir programas u organizar actos religiosos sin permiso gubernamental. Lo mismo ocurre en Cuba, donde el Estado comunista sigue restringiendo la libertad de religión, aun cuando permite la libertad de culto.

En Venezuela, bajo el régimen populista autoritario, la hostilidad oficial contra la religión ha llevado a quejas de los obispos católicos por las expropiaciones, el acoso, la vigilancia de los dispositivos electrónicos (sobre todo las escuchas telefónicas) y el haber prohibido que los sacerdotes atiendan en hospitales y prisiones. En Ecuador, el Gobierno de Rafael Correa ha sido acusado de eliminar las capillas católicas de las prisiones y de retirar los crucifijos de los hospitales.

En Brasil, pese a que hay libertad religiosa tanto en las leyes como en la práctica, las minorías afrontan la intolerancia y, en ocasiones, la violencia. Caso concreto los practicantes de creencias sincréticas, como la umbanda y el candomblé, quienes han sufrido ataques por parte de evangélicos que les acusan de dar culto al demonio.

(vía wradio.com.co)

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