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viernes, 24 de junio de 2011

Los estadounidenses toleran mejor los pecadillos sexuales que los financieros

Noticias EFE

Washington - Los estadounidenses toleran mejor en sus políticos las transgresiones sexuales que las financieras, pero los hombres tienden a ser más comprensivos con la lujuria que las mujeres, según una encuesta divulgada hoy.

Para nueve de cada diez estadounidenses es "extremadamente grave" o "muy grave" que un político acepte sobornos, y más del 80 por ciento juzga de igual manera al político que haga trampa con los impuestos, según la encuesta realizada por el Instituto de Investigación Pública sobre la Religión.

Pero menos de siete de cada diez encuestados opinó que es un problema moral grave el que un funcionario público tenga relaciones sexuales con una prostituta.

La encuesta, publicada por la agencia Religion News Service, se llevó a cabo después de que se destaparan varios casos de políticos con comportamientos sexuales cuestionables, desde relaciones con prostitutas a adulterio o, en el caso del representante Anthony Weiner, de Nueva York, sexo cibernético.

Pero lo que enoja a los estadounidenses, más que una conducta sexual inapropiada, es la mentira acerca de ella.

El 77 por ciento de los encuestados opinó que las mentiras para encubrir un comportamiento sexual inapropiado representan "un problema moral grave", pero sólo el 66 por ciento cree que la relación sexual de un político con una prostituta sea una transgresión moral grave.

Pero, como en toda encuesta, hay matices: el 64 por ciento de los encuestados blancos y protestantes evangélicos creen que un político que comete, en privado, actos inmorales, no puede tener una vida pública ética.

Sólo el 43 por ciento de los protestantes e general, el 49 por ciento de los católicos y el 26 por ciento de quienes no tienen afiliación religiosa comparte esa severidad de juicio, según la encuesta.

El 46 por ciento de los hombres opina que un político que mantenga relaciones sexuales con prostitutas debería renunciar a su cargo, pero el veredicto es mucho más drástico entre las mujeres: el 63 por ciento de las encuestadas pide la dimisión del político.

El 50 por ciento de los hombres encuestados cree que un político que engaña a su esposa debería renunciar, y el 64 por ciento de las encuestadas reclama la renuncia del adúltero.

Para equilibrar la balanza, según la encuesta el 51 por ciento de los hombres entrevistados opinó que una mujer política descubierta en adulterio debería renunciar, opinión compartida por el 56 por ciento de las mujeres entrevistadas. EFE

(vía elcorreo.com)

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