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lunes, 1 de octubre de 2012

El rol de la religión en campaña por César Vidal

El líder republicano prosiguió ayer con su gira en Filadelfia antes de los cruciales debates televisivos de esta semana.

El líder republicano prosiguió ayer con su gira en Filadelfia antes de los cruciales debates televisivos de esta semana. - Foto: Reuters

César Vidal Enviado especial a las elecciones de EE UU

Estados Unidos se ha caracterizado por una absoluta libertad religiosa y una rigurosa separación de Iglesia y Estado desde el momento de su fundación a finales del s. XVIII. Semejante circunstancia ha tenido como consecuencia el que la fe personal de los candidatos no sea un factor especialmente relevante a la hora de decidir el voto.  En estos momentos, frente a un dúo demócrata en el que el presidente Obama se presenta como «cristiano por decisión propia» y asiste a una iglesia protestante y el vicepresidente Biden es el primer católico que ocupa ese cargo en la Historia de Estados Unidos, los republicanos oponen un ticket en el que el candidato a vicepresidente es un católico conservador y Romney fue hasta hace unos años obispo mormón.  Esa pluralidad religiosa no tendría mayor trascendencia de no ser por un reciente descubrimiento que afecta al fallecido suegro de Romney y a uno de los ritos más peculiares de los mormones, el denominado bautismo por los muertos.  Edward Davies, el suegro de Romney, era, al parecer, un hombre que creía en Dios, pero que abominaba lo que él denominaba la «religión organizada».

De origen galés, científico y participante en el proyecto Apolo, Davies se oponía a cualquier tipo de jerarquía religiosa, lo que le llevó a rechazar en varias ocasiones los intentos de conversión a la fe mormona realizados por su yerno Mitt Romney. De hecho, cuando Mitt comenzó a cortejar a Ann, la que sería su esposa, intentó convertir a toda la familia y, al cabo de un año, no sólo ella sino también sus hermanos habían pasado a engrosar las filas de los mormones. La excepción fue el padre. Hasta ahí, la situación no tenía nada de particular. Sin embargo, catorce meses después de su fallecimiento, el 19 de noviembre de 1993, el suegro de Romney fue bautizado en la iglesia mormona. Se realizaba así una ceremonia peculiar de los mormones que es el bautismo por los muertos en el que un tercero recibió el sacramento «por y en lugar» del fallecido Davies a fin de que éste pudiera entrar en el cielo. Por si fuera poco, al cabo de unos meses, según consta en «amcestry.com», un registro vinculado a la iglesia mormona con sede en Utah, el finado Davies fue «sellado» por toda la eternidad en matrimonio con su esposa. La práctica del bautismo por los muertos ha provocado numerosas críticas contra los mormones, especialmente por parte de instancias católicas y judías. Las primeras han encontrado ofensivo que se bautizara alguien en representación de papas fallecidos a fin de permitirles entrar al cielo y las segundas han considerado intolerable que se convirtiera al mormonismo a personas que nunca mostraron voluntad de abrazar esa fe y que, por ejemplo, murieron durante el Holocausto. 

Al respecto, hace ya un tiempo la noticia de que Anna Frank había sido bautizada póstumamente en la iglesia mormona provocó amargas quejas de distintas comunidades judías. Desde luego, no se puede decir que la noticia de la participación de Romney en esa ceremonia en contra de la voluntad expresa de su suegro de no pertenecer a ninguna religión vaya a favorecerlo en este momento de la campaña electoral.

(vía larazon.es)

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