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lunes, 29 de abril de 2013

El que fuera líder del movimiento “ex-gay” reconoce que sigue siendo gay y pide perdón por el daño causado

John Paulk, el que durante años fue uno de los principales representantes del movimiento de los “ex-gays” -personas homosexuales que tras ser captadas por grupos religiosos se autoconvencen de haberse “curado” de su homosexualidad y emprenden vidas formalmente heterosexuales- ha admitido que nunca ha dejado de ser gay, que las “terapias reparadoras” que durante años ha promocionado son no solo inútiles sino dañinas y ha pedido disculpas por el daño causado.

PQ Monthly, una publicación LGTB de Oregón, daba a conocer hace unos días en un reportaje en el que entrevistaba a John Paulk el giro que este estaba dando a su vida. Tras difundirse la noticia, el propio Paulk decidía emitir un comunicado formal. “Durante casi diez años fui activista y portavoz de lo que se conoce como movimiento ‘ex-gay’, desde el que defendíamos que la orientación sexual puede cambiarse mediante una relación estrecha con Dios, terapia intensiva y fuerte determinación. En aquella época creía verdaderamente que ello era posible. Pero mientras muchas cosas cambiaron en mi vida, como cristiano, mi orientación sexual no lo hizo”, explica Paulk. “Hoy ya no me considero más un ‘ex-gay’ y ya no apoyo de ninguna forma dicho movimiento. Déjenme ser claro, por favor: no creo que las terapias reparadoras puedan cambiar la orientación sexual, de hecho, lo que hacen es un daño enorme a muchas personas. Sé que mucha gente ha sufrido por cosas que hice y dije en el pasado. Padres, familias y seres queridos fueron afectados muy negativamente por la idea de las terapias reparadoras y la posibilidad de cambio. Siento profundamente todo el dolor que he causado”, añade.

John Paulk, que sigue siendo un devoto creyente, afirma además que ahora ve a las personas LGTB como lo que son, “hijos amados de Dios”. “Ofrezco ni más sinceras disculpas a todos los hombres y mujeres y sobre todo a los adolescentes y niños a los que hice sentir que Dios no los amaba, se avergonzaba de ellos o los despreciaba”, afirma. En su comunicado Paulk afirma además que está en proceso de poner fin a su matrimonio con Ann Paulk, la mujer junto a la que en 1998 apareció orgullosamente fotografiado en la revista Newsweek, con ocasión de un reportaje sobre el movimiento de los “ex-gay”, y con la que llegó a escribir un libro sobre el tema (ella también asegura haber dejado atrás su propia homosexualidad).

Y es que John Paulk no ha sido precisamente una figura menor de este siniestro movimiento. Entre 1995 y 2000 fue presidente de una de sus organizaciones más importantes, Exodus International, y en 1998 promovió la fundación de Love Won Out, movimiento de “ex-gays” vinculado a Focus on the Family, una de las más influyentes organizaciones de la derecha religiosa estadounidense. Esó sí, Paulk se vio forzado a abandonar el consejo de Exodus International en el año 2000, después de ser descubierto in fraganti en un bar de ambiente de Washington D.C. (él entonces afirmó haber entrado al bar solo para usar el servicio). En el año 2003 se devinculó de Focus on the Family y se trasladó con su familia (su esposa y sus tres hijos) a Oregón. Poco se sabía de él hasta ahora.

Precisamente el verano pasado nos hacíamos eco de las declaraciones del actual presidente de Exodus International, Alan Chambers, que admitía públicamente que pese a seguir considerando las relaciones homosexuales pecaminosas no es posible “cambiar” la orientación mediante terapia, y que él mismo (casado con una mujer y con dos hijos adoptivos) sigue sintiendo atracción por otros hombres.

Ofensiva legal y política contra las “terapias reparadoras”

Las “terapias reparadoras”, de hecho, viven horas bajas en Estados Unidos, donde pese a la pujanza de este tipo de movimientos poco a poco la opinión pública es cada vez más consciente de sus daños. A finales del año pasado cuatro hombres gays demandaban a JONAH (Jews Offering New Alternatives for Healing), otra organización estadounidense que promete, en este caso a judíos homosexuales, convertirlos en heterosexuales.

También a nivel político poco a poco se van moviendo las cosas. El estado de California ya ha prohibido por ley la aplicación de estos procedimientos a menores de edad, aunque la prohibición ha sido suspendida provisionalmente tras ser desafiada en los tribunales. Y una ley similar ha sido propuesta esta misma semana en Nueva York por el senador estatal abiertamente gay Brad Hoylman.

No solo inútiles, también peligrosas

Lo cierto es que de acuerdo a la evidencia científica disponible ninguna de estas “terapias” se ha mostrado efectiva para cambiar la orientación sexual de una persona, pudiendo resultar además peligrosas, tal y como ya han denunciado organizaciones como la Asociación Americana de Psicología (APA) o la Asociación Médica Británica. También se han pronunciado contra este tipo de “terapias” la Asociación Médica Americana, la Asociación Americana de Psiquiatría, la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales, la Asociación Americana de Counseling, la Academia Americana de Pediatría o la Asociación Americana para la Terapia Matrimonial y de Familia.

La APA, tras una completa revisión de la evidencia científica disponible, concluyó que como mucho algunos estudios sugerían que “algunas personas aprenden a inhibir sus sentimientos homosexuales”. Esos estudios, además, no evaluaban ni la duración de tales efectos ni sus riesgos sobre la salud mental. La APA encontró además que muchos estudios son sesgados, metodológicamente inadecuados y no evaluan el impacto potencial de estas intervenciones. La APA alertó de que entre los daños que pueden causar se encuentran la depresión y la ideación suicida.

La APA también se pronunció sobre la problemática que suponen las personas homosexuales que movidas por su fe religiosa acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, aconsejando ser honestos sobre la ineficacia de estas intervenciones. La APA considera que el objetivo en estos casos debe ser favorecer la aceptación de la propia realidad sin imposiciones. Judith Glasshold, presidenta del comité de expertos de la APA que en su momento hizo la revisión, sugirió como posibles estrategias insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad; sugerir el acercamiento a confesiones religiosas inclusivas y, en los casos más extremos, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación (se puede consultar el informe completo de la APA -en inglés y en formato PDF- pinchando aquí, y conocer su posición oficial respecto a cómo abordar la problemática que supone la incomodidad con la propia orientación sexual aquí).

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