Una regular evaluación obtuvo
nuestro país en el reporte Freedom of
Thought 2013, el cual mide anualmente la aceptación social de la que
gozan los humanistas, ateos y personas no religiosas en general.
El informe, preparado por la Unión Ética y Humanista
Internacional, asigna una calificación a cada territorio que va desde “Libres e
iguales” para países donde no se registran casos de discriminación religiosa,
hasta “Graves violaciones” para otros donde declararse ateo puede acarrear,
incluso, la pena de muerte.
En este espectro, Chile ocupó una
posición intermedia bajo el rótulo de “discriminación sistemática“,
debido principalmente a 3 situaciones: condiciones de privilegio para las
religiones, clases de religión obligatorias en algunas escuelas públicas y
tratamiento privilegiado a las religiones en los actos oficiales del Estado.
“La celebración de misas católicas suele ser un punto central en
los actos públicos y oficiales. (Esto se agrava) en los eventos militares,
donde todos los miembros de las unidades respectivas son obligados a asistir”,
indica el reporte.
Sin embargo uno de los puntos donde se detiene con mayor detalle
el informe es en la educación.
“A las escuelas subvencionadas se les exige impartir al menos 2
horas de clases de religión a la semana durante la educación media, aunque los
padres pueden optar por excluir a sus hijos. La religión impartida en estas
escuelas públicas es casi exclusivamente católica, aunque el Ministerio de
Educación aprobó planes de estudio presentados por otros 14 grupos religiosos.
(Por norma) las escuelas deben enseñar la religión solicitada por los padres,
sin embargo la puesta en práctica de esta disposición es muy débil”, asevera.
En tanto, dentro de los puntos que favorecen a Chile, está la
ley anti discriminación aprobada en 2012 que penaliza las presiones por causas
religiosas, o la ley de 2002 que prohíbe usar los medios de comunicación para
difundir doctrinas de odio por causas similares.
De esta forma, Chile se
encuentra lejos de Uruguay, único país sudamericano calificado como “Libre e
igualitario” o de Brasil, calificado como “Casi satisfactorio”; pero tampoco al
punto de Guyana o Surinam, donde las críticas a la religión oficial pueden
ameritar penas de cárcel.
(vía biobiochile.cl)
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