Por Fahad Nazer, especial para CNN
El presidente Obama anunció la ayuda a Iraq para evitar que ISIS formara un califato en esa región (AFP).
Nota del editor: Fahad Nazer es analista de terrorismo de JTG Inc., una empresa estadounidense de análisis y servicios de inteligencia que atiende al sector privado y gubernamental, incluidas algunas empresas de defensa en Estado Unidos y el extranjero. Sus escritos se han publicado en , CNN, Foreign Policy, Yale Global Online y . Síguelo en Twitter
(CNN) — El gobierno de Barack Obama, presidente de Estados Unidos, decidió intervenir militarmente en Iraq para evitar un posible "genocidio" de una minoría religiosa, lo que podría afectar sus relaciones con los sunitas, quienes constituyen la mayoría de los musulmanes de Medio Oriente y el mundo musulmán en general.
Estados Unidos intervino para proteger a la minoría yazidí e impedir la expulsión masiva de los cristianos a causa del avance del grupo derivado de al Qaeda, ISIS, que ahora se hace llamar Estado Islámico.
La mayoría de los países árabes y mayormente musulmanes han manifestado su inquietud por el ascenso —y crueldad— de ISIS en Iraq y la catalogaron como organización terrorista.
Sin embargo, el que Estados Unidos base su intervención en términos "humanitarios" y religiosos probablemente refuerce varias teorías relacionadas en las que se afirma que Estados Unidos formula su política exterior con base en un compromiso tácito con ciertos grupos y sectas religiosas (particularmente cristianos y chiitas) y aversión hacia otras: los musulmanes en general y los sunitas en particular.
Las ideas más corrosivas se transforman en descabelladas teorías de conspiraciones que debilitan la postura de Estados Unidos en Medio Oriente y que profundizan el sectarismo que se desató con la guerra en Siria y que se ha esparcido por todo el mundo musulmán.
También es importante mencionar que ISIS y otros grupos militantes han adoptado estas teorías para reforzar sus labores de reclutamiento. En pocas palabras, amenazan con socavar los intereses y la seguridad nacional de Estados Unidos.
La idea de que Estados Unidos está en guerra con el islam surgió en el conflicto entre israelíes y palestinos. Varias generaciones de árabes —musulmanes y de otra clase— se han expuesto a un proceso de socialización política para considerar a Estados Unidos como el principal mecenas de Israel, al que perciben como un Estado "sionista" cruel que ha subyugado a los palestinos y les ha "robado" sus tierras.
Sin embargo, no fue sino hasta la guerra contra Afganistán de 2001 y la consiguiente invasión a Iraq en 2003 que la teoría de que Estados Unidos libraba una guerra general contra los musulmanes de todas partes se arraigó en la mente de muchas personas.
Conforme se prolongaba la guerra en Iraq, el gobierno encabezado por los chiitas llegó al poder y desplazó a la minoría sunita que había dominado por muchos años la política iraquí; algunos sunitas tradicionalistas y los militantes empezaron a hablar de una alianza de "cruzados, sasánidas y sionistas" (Estados Unidos, Irán e Israel, respectivamente) que conspiraba contra los sunitas.
Un grupo derivado de al Qaeda en Iraq logró reclutar militantes para combatir a Estados Unidos y al gobierno de Nouri al Maliki, de quien decían que era un agente de Irán, en donde gobierna una teocracia chiita comprometida con la subyugación de los sunitas.
Sin embargo, fue la guerra civil en Siria —en la que el régimen alauí de Bachar al Asad suprimió brutalmente a la mayoría sunita,mató a más de 100,000 personas y desplazó a millones más en el proceso— la que permitió que al Qaeda tejiera una narrativa yihadista que ha hecho eco en los militantes de todo el mundo y que ha hecho de Siria su destino favorito. En ese terreno fértil, ISIS surgió y luego floreció.
Unos minutos después de que el presidente Obama explicara las dos razones principales de la intervención en Iraq —además de proteger al personal y las instalaciones estadounidenses—, las redes sociales y los foros de discusión árabes se llenaron con publicaciones en las que se expresó una mezcla de desilusión, indignación e incluso ira. Muchas personas se lamentaron por la posibilidad de otra "invasión" estadounidense en Iraq.
Lo más marcado fue la incredulidad que provocó la percepción de que Estados Unidos recurre a un doble estándar injusto al actuar en Iraq luego de negarse a detener la masacre en Siria. Para muchas personas, la acción militar estadounidense para proteger a los yazidíes iraquíes y a los cristianos reveló que Estados Unidos tiene "compasión" de los cristianos. Muchos se preguntaron: "¿El sufrimiento de los sirios no cuenta?".
Otro factor que complicó las cosas fue el momento que Obama eligió para tomar su decisión: justo después de la más reciente ronda de agresiones entre el gobierno israelí y el grupo islamista Hamas en Gaza. El conflicto ha dominado los encabezados desde que empezó, el 8 de julio, y las imágenes de los niños palestinos muertos se transmiten a todas horas en los canales de televisión vía satélite y se han compartido miles de veces en Twitter y Facebook. La indignación cundió ante el aparente "silencio" del mundo.
Al profundizar en sus razones para autorizar los ataques en una entrevista que dio el fin de semana, Obama dijo: "no vamos a dejar que creen un califato a lo largo de Siria e Iraq".
Aunque el líder de ISIS, Abu Bakr al Baghdadi, declaró recientemente que se había restablecido el "califato" —y que todos los musulmanes tenían que jurarle lealtad—, el mundo musulmán lo ignoró y al parecer Obama no se dio cuenta de que al usar la palabra califato evocó el momento en el que el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, usó la inadecuada palabracruzada para describir su "guerra contra el terrorismo" tras los ataques del 11 de septiembre.
Aunque el uso de esas palabras parece desafortunado pero en general inocuo para Occidente, en Medio Oriente y gran parte del mundo musulmán esta clase de momentos han dado vida desde hace generaciones a conspiraciones infundadas. Quienes conocen la narrativa dominante en Pakistán entienden que cuando se trata de las autoridades estadounidenses, no existen los "errores insignificantes".
Por su parte, ISIS y sus simpatizantes crearon varias etiquetas en Twitter a los pocos minutos del anuncio de Obama. Aunque algunas prometían que "la calamidad caería" sobre Estados Unidos, otras subrayaban que los ataques aéreos eran el más reciente de los muchos crímenes de Estados Unidos en contra de los musulmanes.
Para evitar perpetuar estas narrativas destructivas, Estados Unidos debe tener cuidado con la forma en la que encuadra la intervención de aquí en adelante. Para evitar alienar a 1,000 millones de musulmanes sunitas en todo el mundo —lo que provocaría que fueran presa fácil para ISIS y otras organizaciones militantes—, Estados Unidos debería evitar usar terminología religiosa y restar énfasis a la religión tanto de las víctimas como de los agresores.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Fahad Nazer.
(Via cnnmexico.com)
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